Cansada de escuchar las típicas preguntas como, «¿cuándo te vas a casar?», la artista Suzanne Heintz puso en marcha un curioso proyecto para demostrar que la soledad no es tan mala como parece. «Si usted se va a casar, solo tendrá que elegir a alguien», le decía siempre su madre, a lo que ella le contestaba: «Mamá, no es como si pudiera salir y comprar una familia y hacer que suceda». Trató de demostrar su punto de vista al comprar dos maniquíes y convertirlos en su familia. Con su esposo de plástico, y su hija, también del mismo material, ella pasó veranos en distintas partes del mundo y conoció lugares increíbles. Ahora las fotografías dan la vuelta al orbe.