Stuart Romain, un británico de 39 años fanático a las aves, no pasa un minuto sin la compañía de Coco, una hermosa cacatúa, y del loro Taz. Los animalitos cuentan con su propia habitación, y tanto amor les profesa su dueño que no las deja solas ni cuando se va a duchar. Tampoco sale sin ellas. La dependencia de sus mascotas no ha sido un problema hasta ahora para las actividades sociales de Stuart, pues sus amigos se han habituado a la extraña compañía. Pero en la oficina donde labora están a punto de demandarlo, porque sus compañeros no pueden más. Coco y Taz son demasiado conversadores.