Y cuando de arrepentimientos se trate, créanme que nunca será tarde. Así pensó, seguramente, el ladrón rumano que envió un sobre con dinero a una familia para pagarle un martillo que les robó, décadas atrás, de una tienda de herramientas que poseen. Según los dueños del local, el dinero llegó junto a una nota manuscrita donde les recordaba que el utensilio lo sustrajo 25 o 30 años atrás. «Sabía que estaba mal, pero lo hice de todos modos. Adjunto 45 dólares para pagar el martillo y un poco más por los intereses», señala la carta anónima. «Fue muy generoso», afirmó el dueño de la tienda. Está claro que el ex caco quiere comenzar este 2011 sin deudas.