Una pareja sueca fue multada por haberle puesto a su hijo el nombre Brfxxccxxmnpcccclllmmnprxvclmnckssqlbb11116. Elizabeth Hallin y su pareja deberán abonar 682 dólares por no haber registrado con un nombre legal a su hijo cinco años después de su nacimiento, según el dictamen de una corte de Halmstad. En respuesta a la orden judicial, los padres manifestaron que ese nombre es perfectamente comprendido en el ámbito de la patafísica, ciencia en broma vinculada al movimiento surrealista. Ya con anterioridad, accedieron a cambiarle el nombre por «A», pero el gobierno también lo rechazó. ¡Y todavía hay quien no le gusta llamarse Juan!
Prisión, dulce prisiónNo hay nada como la comida materna, habrá pensado un brasileño prófugo que recorrió a pie hasta 2 000 kilómetros para regresar a una cárcel del estado de Sao Paulo, harto de sufrir las dotes culinarias de su madre. Insólito, pero cierto, el caso de Eriomar Nogueira, de 35 años, sorprendió a las autoridades de la prisión de Taubaté, donde estuvo preso dos años y aún deberá permanecer otros ocho. Arrepentido de su fuga y convencido de «estar mejor» tras las rejas que en su hogar, Eriomar optó por volver a su celda y hasta quiso entregarse por el camino, aunque «nadie» lo arrestó, pues no había orden de búsqueda y captura contra él a nivel nacional. ¡Qué cocinará su madre!
¿La naranja calma?Si las malas artes culinarias de las madres pueden «devolver» a los malhechores a prisión, el olor de las naranjas los seda. Así lo demostró un estudio científico realizado en una prisión de Rótterdam, Holanda, donde peligrosos criminales se volvieron más dóciles y menos violentos cuando fueron expuestos al aroma de esos cítricos que irrumpía en sus celdas por el conducto de ventilación. Nada, que naranja dulce: malandrín sedado.