Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Fue un accidente y puede decirse que este carpintero austriaco es afortunado. El ebanista estaba arreglando la azotea de una casa en Salzburgo, cuando uno de sus compañeros pasó con una pistola de clavos y él la golpeó con su cabeza. Como resultado, se disparó una puntilla de 10 centímetros que le atravesó el cráneo, alojándose en su cerebro. Tras una hora y media, los médicos pudieron extraer el «proyectil», comprobando que el paciente no sufría daños en el sistema nervioso.

Un británico de 22 años sufrió heridas internas después de utilizar sus glúteos como plataforma de lanzamiento de un pequeño cohete, durante la Bonfire Night (Noche de las Hogueras). Según testigos, Andrew Tilley dijo estar aburrido, tras lo cual se bajó los pantalones, colocó el proyectil entre sus nalgas y apuntó al cielo. Al prenderle fuego, la explosión le produjo quemaduras en el colon y otras heridas, por las que fue trasladado al hospital más cercano. Tras el incidente, expertos en seguridad advirtieron que lanzar cohetes desde la «retaguardia» contraviene las normas relativas a fuegos artificiales.

Las actitudes sexuales de una pareja de estadounidenses a bordo de un avión, les costó ser acusada de violar la Ley Patriota, dirigida a actos terroristas, y podrían ser condenados hasta 20 años de prisión. Acurrucados y besándose inapropiadamente, fueron sorprendidos por la aeromoza, quien les pidió que pusieran fin a sus demostraciones amorosas. Tras una segunda advertencia, el hombre la amenazó con «serias consecuencias» si no los dejaba en paz, comentario que bastó para que fueran arrestados cuando el avión aterrizó. ¿La acusación?: «asociación ilícita» y obstaculización a la tripulación.