Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Viñas Alfonso

Me complace mucho tener a ese inolvidable amigo de invitado hoy en Los Regañones, un importante baluarte de nuestra cultura nacional, maestro del más auténtico periodismo cubano, que con gran magia fundió la redacción impresa, la radio y el humor en una pintoresca forma de decir… un nombre ineludible que al igual que otros autores de aquellos años han sido relegados al olvido

Autor:

JAPE

El pasado 5 de agosto hubiera cumplido 82 años uno de los grandes del periodismo y el humor literario en nuestra prensa: Pedro Emigdio Viñas Alfonso, también conocido por Pevial o Ataulfo Cuchunfleta, entre otros motes artísticos. Para casi todos los que leyeron sus crónicas y cuentos, simplemente era el buen amigo y redactor Viñas Alfonso.

Lo conocí personalmente cuando en 2008 tomó el mando de Palante, una de las publicaciones más importantes y simbólicas del humor gráfico cubano. Entonces ya contaba con una extensa obra en el mundo de las letras y alguna que otra misión directiva dentro del gremio.

Nació en Los Palacios, Pinar del Río, y sus primeros textos de humor aparecieron en el suplemento provincial Chinchín, que alternaba con otras labores como redactor en el periódico Guerrillero y la emisora Radio Guamá.

Posteriormente comenzó a colaborar con dedeté y trabajar en los principales medios cubanos de difusión como la revista Bohemia, los periódicos Juventud Rebelde y Trabajadores, y la emisora Radio Progreso.

También podemos sumar una considerable obra de ficción, y haber llevado a casa varios premios literarios y periodísticos, recibidos en Cuba y otros lares del planeta.

En lo personal mantuvimos una amistad muy cercana, como cercano e intenso fue el trabajo que realizamos en conjunto, los miembros del dedeté y de Palante, en los tiempos en que fungía como su director. Fueron épocas de constantes exposiciones, eventos, encuentros, talleres… diversas acciones que protagonizaba el humor gráfico, no solo en la capital, sino en toda la Isla, particularmente en Santa Clara, con los hermanos de Melaíto.

Son muchos los buenos recuerdos que guardo de aquellos intercambios, lamentablemente efímeros, pues nos dijo adiós cuando aún nos quedaban mil proyectos en el tintero, al estilo de aquella «cruzada» a favor de promover y dar verdadero valor a la obra inigualable del caricaturista Felipe Wilson, creador de las Criollitas y pionero en la defensa de los derechos e igualdad de la mujer cubana en los primeros años de la Revolución, aunque en la actualidad algunas posiciones feministas no lo asuman de esta manera.

Viñas Alfonso fue un verdadero maestro del humor en la prensa cubana, con estilo propio, y formó parte de una ola, fuerza, modo, escuela… como quieran llamar a esa forma con que se hacía buen periodismo: crítico, informativo, de debate, con lenguaje fresco, relajado, hilarante, muy responsable y profesional.

Me complace mucho tener a ese inolvidable amigo de invitado hoy en Los Regañones No. 29, un importante baluarte de nuestra cultura nacional, maestro del más auténtico periodismo cubano, que con gran magia fundió la redacción impresa, la radio y el humor en una pintoresca forma de decir… un nombre ineludible que al igual que otros autores de aquellos años han sido relegados al olvido.

Un hombre en apuros

¡Caballeros, lo que es la ciencia! Así que ahora yo estoy aquí, a 25 000 pies de altura. ¿Cuánta gente allá abajo, paseando, trabajando o estudiando y yo aquí arriba a 800 kilómetros por hora, entre las mismas nubes, como una santo o un arcángel? Y nada, no puedo. ¡Ñoooo! ¿Cuántas gente podrá imaginar lo que yo estoy haciendo? No. No. A nadie allá abajo le puede pasar esto por la cabeza. Pero bueno, déjenme cogerlo con calma. Lo que no se puede coger es lucha. Antiluchín, o antiluchaza, mucha antiluchaza. Si uno coge lucha es peor, porque a fin de cuentas hay que ser dialéctico. Sí, dialéctico. Pero uno a veces se da cuentas de que Kant, la idea absoluta esa de Hegel y si Feuerbach no dio en el clavo y todo eso… pero ¡nada!, ¡nada! No puedo, carijo. Y luego, tanto rato metido aquí. La gente seguro va a decir ¿qué estará haciendo ese tipo metido en el toilette tanto rato? Pero a mí plin, plin y plin… tres veces plin. Uno no puede estar siempre pendiente de lo que diga la gente. Los únicos baños limpios del mundo son los de los aviones y… ¡Noooo! ¡Qué tragedia! Ni sube, ni baja, ni la cabeza de un guanajo. Bueno, ya lo dijo Villaverde al salir del hospital. ¡Mal rayo me parta! ¿Esto no se acabará nunca? No en balde un poeta desconocido escribió que en este lugar sagrado donde acude tanta gente hace fuerza el más cobarde… Y hablando de gente, a lo mejor allá afuera hay cola. ¡Tres cuartos de hora y nada…! ¡Nada! Y luego, si me coge la hora del aterrizaje tendré que agarrarme del picaporte, porque aquí no hay cinturón de seguridad ni un carijo. ¡Vaya! ¡Ya hay uno tocando! ¡Vaaaa! Digo, ¡ocupado! ¡Enseguida! Claro, cómo no van a tocar, si lo mío es mucho. Una hora y pico metido aquí y estoy como cuando entré poquito más o menos. ¡Una hora y pico! La verdad es que se me fue la mano. Si… si… ¡enseguida! Al diablo, voy a salir ya. ¡Una hora y pico tratando de subirme este maldito zipper trabado entre el calzoncillo atlético y esta desgraciada corbata con vara y media de largo! ¿Qué remedio me queda? ¡Resignación, Paco, resignación! Voy a tener que salir así… ¿Te das cuenta, Paco? ¡Qué ridículo, viejo, qué ridículo!

Viñas Alfonso, dedeté 1988

 

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.