La comedia de aventuras Caballeros peligrosos. Autor: Tomada de Internet Publicado: 18/05/2024 | 07:07 pm
Como casi todas las cinematografías de primer nivel, comercial y artístico, la polaca ofrece notable variedad genérica y estilística. Del 17 al 24 de mayo, en el cine 23 y 12 a las cinco de la tarde, y en el marco de la 13ra. Semana de la Cultura polaca, todos los días se programa un largometraje de ficción dentro de la singular muestra nombrada El crimen en el cine polaco.
De tal título se infiere que la narrativa de estos filmes se hilvana en torno a un delito cometido por los personajes, ya sea robo, asesinato u otro. Y es que los curadores de esta muestra eligieron la etiqueta académicamente correcta: «cine de crímenes» en lugar de retomar otras apelaciones, inexactas pero mucho más reconocibles por el público más amplio como thriller, cine negro, policiaco, gansteril… aunque de todo ello hay ciertas dosis en esta muestra.
Para comenzar por el principio, recomiendo los filmes en el orden en que están programados. Así, el día 17 comenzó la muestra con un filme de culto en su país a lo largo de más de 40 años: El todo por el todo (1981) de Juliusz Machulski, que viene a ser el equivalente polaco de nuestro Juan Carlos Tabío, el cineasta rey de la comedia en su país con obras muy notables vistas en Cuba.
En una década de películas polacas muy solemnes, y hasta sombrías y pesimistas, Machulski prefirió dedicarse a realizar una comedia sobre ladrones, ambientada en la Varsovia de entre guerras, y a pesar de cierto costado oscuro de los personajes, aportarles un sutil sentido del humor, a través de un suspenso complicado pero muy bien urdido.
En el papel principal de El todo por el todo está el padre del director, Jan Machulski, que ya era un actor prestigioso en el momento en que el hijo debuta en el cine con esta historia de un hombre acusado de un crimen que no cometió, y su posterior «redención» o venganza. Pero el gran reto provino de recrear, en la década de los 80, la Varsovia de los años 30, pues ya se sabe que la capital fue completamente destruida durante la ocupación nazi.
Tuvieron que localizar los lujos y el glamour de aquella burguesía en la ciudad de Łódż, mientras que fanáticos de los carros viejos ayudaron a la producción prestando los suyos. El filme finalmente llegó a la pantalla, ganó el premio a la mejor ópera prima en el Festival de cine nacional de Gdynia, se hizo una secuela en 1984, y muy pronto se transformó en un clásico.
En El asesino y la señorita (1963) de Janusz Nasfeter, ocurre el atraco a un coche blindado, muere un guardia y el chofer del vehículo, pero Malgorzata, una cajera de banco que también viajaba en el coche, logra sobrevivir y es la única testigo que vio la cara del asesino… Uno de los principales atractivos del filme proviene del protagonismo, siempre eficaz, inquietante, de Zbigniew Cybulski, uno de los actores nacionales más famosos de todos los tiempos, al que llamaron, todos los críticos con poca imaginación, el James Dean polaco.
Farsa de fantasía y ciencia ficción en Fin del mundo (2023), de Piotr Dumała.
Una vez repetido el lugar común por enésima vez, pasemos a celebrar su talento, y la capacidad suprema de conferirle a cada papel algo personal e instransferible que habla sobre la persona que Cybulski era. Aquí interpreta al investigador, el detective que investiga el robo en el coche blindado del banco.
El todo por el todo y El asesino y la señorita son las únicas dos películas «viejas» de la muestra, pero a este cronista le parecen las más atractivas, sobre todo por la sorprendente versatilidad de sus directores, Machulski y Nasfeter, ambos egresados de la Escuela de cine de Łódż. El primero, hizo comedias como las ya mencionadas pero también películas futuristas (Misión Sexo, King Size), de crímenes, históricas, mientras que Nasfeter fue uno de los maestros indiscutibles del cine infantil polaco, y además hizo dramas bélicos y sicológicos (Herido en el bosque), incluso alguna muy correcta producción de género criminal como esta que se programa ahora.
Los altos estándares artísticos de esta cinematografía están presentes también en las producciones «modernas»: El autor de El reverso (2009) es Borys Lankosz, que continúa dos importantes tradiciones del cine polaco: el talento impresionante de varios egresados de la Escuela de cine de Łódż, y la calidad de los filmes ganadores del premio a la mejor película polaca en el Festival de Gdynia. Se trata de una historia filmada mayormente en blanco y negro, que se desarrolla en los años 50 y en el presente, para contar, a veces en una clave de humor negro, la historia de tres mujeres, abuela, madre e hija, con esta última en busqueda desesperada de un marido.
El filme comienza como un drama histórico, después parece una comedia romántica, y luego aparece el giro criminal, muy a lo Hitchcock, que me abstengo de relatar para llevar la fiesta en paz con mis lectores. Muy notables las interpretaciones del trío femenino: Anna Polony, la legendaria Krystyna Janda, y Agata Buzek, en los respectivos papeles de la abuela, la madre y la hija.
Una mujer, en el papel de agente de policía, que investiga un complicado caso de asesinato, protagoniza el thriller policiaco El lago Jeziorak (2014) escrito y dirigido por Michal Otlowski. En el guion se entrelazan la misteriosa muerte de prostitutas de Ucrania con la pérdida de dos policías que persiguen a fabricantes de alcohol clandestino, uno de ellos es compañero de trabajo de la protagonista y el otro es el padre de los gemelos que ella lleva en el vientre.
Los que recuerden a la excelente película norteamericana Fargo, de los hermanos Coen, les advierto que el único punto en común es la gestación de sus policías-protagonistas, porque este filme polaco tiene un tono muy distinto, nunca incursiona en la sátira, y prefiere la acción oscura, violenta y llena de puntos de giro, como todo buen thriller policiaco, que aquí ambas etiquetas quedan como anillo al dedo.
Así llegamos a producciones estrenadas el año pasado y el antepasado. Barroca, desmelenada y posmoderna es la comedia de aventuras Caballeros peligrosos (2022) que se ambienta en 1914, en el balneario montañoso de Zakopane, donde coinciden artistas, escritores, científicos y políticos en torno a un cadáver que aparece de súbito, y a un crimen, todo mostrado en tono burlesco.
Porque aquí se asume la estructura del cine de crímenes, con la investigación correspondiente para saber quién es el autor del asesinato, pero al director y guionista debutante Maciej Kawalski le interesa más bien frivolizar y trasvestir la historia conocida de personajes reales e icónicos, y presentar un pasado alternativo, medio carnavalesco y esperpéntico, que pueda ser disfrutado por espectadores que se aburren en las clases de historia convencionales y serias. Notables interpretaciones de dos escritores importantes, Joseph Conrad y Tadeusz Żeleński, verifican respectivamente Andrzej Seweryn (Hombre de mármol) y Tomasz Kot (Guerra Fría).
También apuesta por la bizarra combinación de géneros y estilos, Fin del mundo (2023) de Piotr Dumała, farsa de fantasía y ciencia ficción, que a ratos conecta con el melodrama, el oeste e incluso el horror y el cine de crímenes, para reflexionar contemplativamente sobre el próximo final de la civilización.
No quise atenerme a ninguna sinopsis porque ninguna le hace justicia a esta película rara, y atractiva para muchísima gente, en tanto pareciera conectarse, muy a su manera, con el trascendentalismo inherente a los clásicos del cine polaco, aunque su estilo visual tribute mayormente a la cultura pop y la publicidad. En fin, una película para convencernos de que la cinematografía que Andzrej Wajda y otros grandes alentaron desde los años 50 a los 90 (cuando hubo un momento de impasse) continúa a la vanguardia.