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Vuelo musical que no cesa

Con más de diez años de experiencia, Madame Butterfly es una de las Djs cubanas protagonistas en el panorama electrónico habanero

Autor:

Sergio Félix González Murguía

El panorama de la música electrónica en Cuba ha experimentado un auge significativo en los últimos tiempos, enriquecido por un mayor acceso a las tecnologías en la Mayor de las Antillas, la existencia de plataformas de intercambio entre creadores y el interés, cada vez más extendido, entre jóvenes que eligen expresarse mediante este arte, reflejados en el espejo de exponentes extranjeros y cubanos.

Cuando Yenifer Almeida Morales debutó en este «negocio», allá por el año 2011, pocas mujeres se dedicaban a desarrollar este género desde sus sensibilidades creativas. Era un arte realizado por hombres, esencialmente. Pero como les ocurre a los artistas que van a la vanguardia, Yenifer fue abriendo caminos para crecer y mostrar a los que han venido detrás cómo «cacharrear» las máquinas y poner a gozar a la gente.

Yenifer Almeida Morales. Foto: Ariadne Prado Cabalé

Hoy esta joven artista es conocida como Madame Butterfly, una Dj de sala, que ha sido una de las protagonistas del más reciente evento Eyeife Woman que planteó como premisa mostrar el imaginario sonoro de las mujeres creadoras en la música electrónica cubana.

Lejos de los convencionalismos de inicios del siglo XX de la ópera de Puccini, Madame Butterfly se define como una disc-jockey (Dj) muy receptiva, con especial inclinación por el deep house estadounidense, el tech, el afro house y con una curiosidad particular por las músicas del mundo, siempre en permanente búsqueda para enriquecer sus propuestas sonoras.

Esa curiosidad le viene desde que era adolescente, cuando en la secundaria acudía junto a su hermano mayor al patio de María —aquel espacio habanero donde solían reunirse los roqueros— donde se disfrutaba de la música rock y todo un torrente de creatividad compartida. «Gracias a mi acercamiento a esos lugares del rock, llegué a la parte de la música electrónica, pues son géneros con bastantes vínculos. Por ahí empecé a conocer a los Djs pioneros en este país, como Dj Cuba, Kike Wolf, Dj Dark, Wichy de Vedado y comencé a frecuentar los lugares donde ellos trabajaban».

Pero dentro de ese mundo, lo primero que le llamó la atención fue realizar performances como videojockey (VJ). «Se trata de generar sesiones visuales a través de la mezcla de imágenes en directo, entre loops de video y música. La idea es mezclar de todo un poco y que esas imágenes sincronizadas con la música te lleven a otra dimensión. Por eso al principio me interesó desarrollar esa área y fui creando mi propio trabajo como Vj a la par que intercambiaba con varios Dj que ya eran muy seguidos en ese momento», comenta la creadora, cuyos primeros intercambios formativos con disc-jockeys cubanos fueron a través de un taller promovido por el Laboratorio Nacional de Música Electroacústica.

Finalizaba la primera década del siglo XXI y ya era posible ver a algunas mujeres resaltar en el mundo de la creación en la música electrónica, entonces el Grupo Matraka, una productora independiente del género en Cuba, emprendió una serie de talleres destinados a capacitar a futuras creadoras entre las que se encuentran varias exponentes protagonistas hoy de esta manifestación, como el dúo Pauza y Madame Butterfly.

Para Butterfly, especializada como Dj de sala, quien es muy conocida, sobre todo en el circuito electrónico de la noche habanera, «aquellos talleres me ofrecieron la oportunidad de definir lo que quería hacer y cómo. Dábamos clases de producción, solfeo, mezcla de sonidos, venían productores extranjeros y compartíamos experiencias con ellos. Entendí que ser Dj de sala lo podía disfrutar más. Soy un poco hiperactiva, y por eso siento que me costaría dedicarme a una labor de producción muy extensa».

—Algo que ofreció Eyeife Women fue la posibilidad de apreciar distintas expresiones del imaginario sonoro de las cubanas en la electrónica ¿Cómo construyes tu cosmovisión musical en el género?

—Algo que siempre recalco a la gente es que no soy Dj productora. Eyeife siempre me ha apoyado y me invita porque preservo la faceta del Dj de sala. No produzco mis propios temas, pero sí, en cada mezcla hay un acto de creación y una intención de dar a conocer nueva música: más allá de mis gustos personales, se trata del resultado de mis búsquedas para exponer lo que está circulando alrededor del mundo. Cuando abro la noche con mi música no solo es poner algo de chill o de música brasileña. Es cuestión de saber incorporar la brasileña con un dubstep, un progressive, y entonces generar una experiencia que sacuda tu cuerpo y te ponga a bailar.

«Desde mis inicios mis referentes externos han sido los Djs alemanes. Ellos son la gran potencia en la música electrónica y fueron otra base en mi formación. Con algunos compartíamos en intercambios en sus visitas a Cuba como Ziggy Kinder o Mala, puro drum and bass».

—¿Cuánto de técnica y musicalidad debe poseer un buen Dj?

—Ambos importan sobremanera. Es tan esencial conocer el funcionamiento de las máquinas como saber dónde entra cada tema, aunque determinado género no sea de tu gusto. Hay que estar muy abierto a mucha variedad y nutrirse de nueva información todo el tiempo. Internet ha evolucionado tanto y ha abierto las miradas del público, que uno como creador debe abrirse a todo para que realmente funcione la propuesta y sorprenda.

«Si yo realmente quiero que me llamen a diferentes tipos de eventos y marcar la diferencia, es vital no perder la curiosidad, para buscar un estilo propio, para sorprender con nueva música».

—¿Por qué Madame Butterfly?

—Cuando empecé como Vj, lo hice como Butterfly porque ese era mi concepto en las imágenes que proyectaba junto a la música, para que la gente se retroalimentara con esa sensación de emprender un viaje y así dejar volar su imaginación. Ese mismo nombre se me quedó cuando empecé como Dj y hasta el sol de hoy. Luego participé en un Festival de la Mujer, promovido por Cucú Diamantes, y ella me sugirió que le incorporara el calificativo de Madame, para darle cierta fuerza. Y tiene estilo, ¿no? (Sonríe).

«Muchas veces quise cambiarlo, lo confieso, porque como empecé muy joven y tenía cierta afinidad por las mariposas desde niña, pues me parecía algo infantil. Pero como Dj se convirtió en un símbolo por el que era fácil identificarme: se trata de abrir tus alas y volar. Mi propósito es ese, hacer volar al público con la música que yo le ofrezco».

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