Pie de foto 1: La artista capitalina, aunque prefiere la interpretación clásica, ha incursionado en piezas populares para piano como la obra Caribeña de Alejandro Falcón. Autor: Cortesía de la entrevistada Publicado: 12/06/2022 | 07:13 pm
Al desplegarse los telones de la Sala Avellaneda en el Teatro Nacional, el público quedó cautivado en sólo cuestiones de segundos. Tres preludios de Ben Stevenson, fue la pieza que inauguró la jornada este viernes 10 de junio. La obra, parte del homenaje que el Ballet Nacional de Cuba hace al coreógrafo británico, contó con la magistral interpretación de la pianista Daniela Rivero Cernuda.
Con música original de Sergei Rachmaninoff, la interpretación clásica para piano en solitario a manos de la premiada artista sedujo a los múltiples receptores. Con una duración aproximada de dieciséis minutos, los acordes extraordinariamente logrados acompañaron la puesta en escena -galardonada con la medalla de oro en el Concurso Internacional de Ballet de Varna-, involucrando a los presentes en una historia de amor de paso a dos.
La capacidad musical de la joven de 21 años se puede calificar de brillante. Con una elevada cifra de galardones nacionales y extranjeros, Daniela Rivero considera que aún le queda un largo camino por recorrer en cuanto a su preparación profesional.
«En esta ocasión tengo el honor de ser la pianista intérprete de la música de Tres Preludios, una de las coreografías del evento que se extenderá hasta el día 19 de este mes. Esta pieza es además un estreno en la Isla. En conjunto con la versión del Pas de Deux Esmeralda y Réquiem, inspirada en la obra de Wolfgang Amadeus Mozart, forman parte del repertorio escogido por Stevenson para esta jornada, donde se conmemorará además los 120 años de relaciones diplomáticas entre Reino Unido y Cuba.
«Es un privilegio acompañar al Ballet Nacional de Cuba. La preparación para participar en esta obra ha sido compleja pues como intérprete tengo una forma preconcebida de tocar, pero esta se puede encontrar expuesta a transformaciones cuando se trabaja acompañando a bailarines, pues tenemos que regirnos por sus necesidades. En esto radica el nivel de exigencia en mi preparación para este tipo de actividad.
«No es la primera vez que trabajo con la compañía dirigida por Viengsay Valdés. En 2019 fui escogida como la pianista que los acompañó en un estreno coreográfico con música de Shostakóvich. En esta ocasión también participó la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro de La Habana “Alicia Alonso”. Esa masa orquestal, la diversidad tímbrica y la riqueza sonora que están expuestas en esta agrupación son expresiones que me encanta sentir a la hora de tocar piano.»
Entre los lauros de la pianista están el primer premio en la Segunda Edición del Concurso Latinoamericano de Piano Online “Vivace Finale”, el máximo galardón en el Golden Classical Music Awards, el primer lugar en el Concurso MAP International Music Competition, el tercer premio del Concurso Internacional de Piano “José Jacinto Cuevas” y quedó entre los finalistas del “Premio Batuta”, concurso homólogo del Grammy de la música clásica y de concierto.
Recientemente ha recibido tres grandes reconocimientos a su labor profesional. El pasado 20 de abril se le otorgó el Primer Premio en la modalidad online del Orbetello Piano Competition International, siendo la única representante de América en el evento. En el mes de mayo recibió el segundo lugar en el IV Concurso Internacional de Piano Danubia Talents y el primer premio en el Tiziano Rossetti International Music Competition.
«Aunque los reconocimientos siempre son reconfortantes, pienso que su verdadera importancia radica en la preparación y el rigor que demandan. Ese extra de estudio y práctica que uno debe tener para presentarse y hacer un buen papel, te den o no un premio, ya es un gran logro, pues es lo que queda verdaderamente para la vida. Son certámenes que permiten también medirnos en cuanto a nivel musical y actualizarnos sobre el piano en el escenario internacional.
«Los concursos vía online requieren de una preparación de exigencia y entre sus ventajas están que puedes estar en varios a la vez. Sin embargo, las competencias presenciales los superan en cuanto a intercambio directo con el jurado, los competidores y el público. En el Orbetello me enfrenté a intérpretes de países con una alta cultura pianística como Ucrania, Bielorrusia, Corea del Sur, China, Italia y otros, lo cual requirió un gran tiempo de estudio para mí.
«A mi corta edad es un honor ganar estos certámenes, pero solo los veo como metas superadas y puntos de apoyo para seguir hacia adelante. No es una alegría que se estanca, sino que me da fuerzas para superar metas, encarar nuevos proyectos y buscar otros horizontes.»
La egresada de la Escuela Nacional de Arte desde pequeña siempre estuvo vinculada con diversas manifestaciones artísticas. «En mi familia nadie es músico, pero todos respetan y valoran lo que aporta el arte al ser humano. Desde pequeña me llevaban a funciones de ballet, a talleres de pintura en el Museo de Bellas Artes, cursos de modelaje y presentaciones de baile español. Cuando entro a preescolar hacen captaciones para el Grupo Municipal de Gimnasia Rítmica de La Habana Vieja y fui seleccionada. A su vez comencé en el grupo de teatro infantil La Colmenita y me alisté en la Compañía Lizt Alfonso.»
Para sorpresa de muchos, a Daniela no le interesó el piano desde sus inicios. «Era muy versátil. Cuando cursaba el segundo grado le comento a mi abuela que quería estudiar guitarra. Mi mamá me llevó a inscribirme en la convocatoria. Los niños que se presentaron tenían una preparación musical previa, pero yo no me detuve por ello. Me informaron que no podía optar por la guitarra pues debía estar en cuarto grado. En el examen me preguntaron qué instrumento me gustaría tocar y luego de unos segundos respondí piano. Ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida.
«Tocar el piano es un método de comunicación que trasciende las posibilidades expresivas de lo verbal. Son un cúmulo de sentimientos y sensaciones que no soy capaz de expresar con palabras.»
El primer acercamiento académico de la joven con la música fue en el Conservatorio Alejandro García Caturla. Como todo artista dedicado al piano, Daniela tuvo que reajustar sus proyectos para centrarse en su preparación profesional. «Me vi obligada a tomar decisiones difíciles en este período como salir de la gimnasia rítmica, luego de la Compañía Lizt Alfonso, y más tarde de La Colmenita, pues el piano requiere tiempo y una concentración elevada.»
Aunque el talento de Rivero Cernuda es natural, siempre está la obra de excelentes educadores detrás. «La maestra Alba Liria Shand Gálvez fue la que me puso las manitos en el piano y me impartió los primeros conocimientos de música. Luego en cuarto grado comienzo a dar clases con Isabel Clavera y Carmen Piñeiro, quienes incidieron de manera decisiva en mi forma de concebir la música, y me formaron como músico y como persona.
«En mi período en la Escuela Nacional de Arte cursé doble carrera: la especialidad de piano y Asignaturas Teórico-musicales. Agradezco infinitamente a los profesores Oscar Verdeal y Mayté Aboy, quienes cambiaron mi forma de ver la música y me enseñaron la importancia de la relajación y de la calidad del sonido. Actualmente curso el segundo año del Instituto Superior de Arte bajo la excelente supervisión del maestro Ulises Hernández.»
La estudiante, título de oro de la ENA, ha participado en varias ediciones del Concursos Nacional de Piano Amadeo Roldán. Fue parte de la Charanga Juvenil en la Escuela Elemental Alejandro García Caturla y del Coro Diminuto. Actualmente tiene un dúo de música de cámara con el pianista Eladio Hernández.