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Historia de un gato «buena gente»

Primero fue verde el que Jorge Oliver creó para ayudar en su propaganda a la Organización de Pioneros José Martí. Dos años después, hace 40, el cubanísimo felino se puso boina, capa y botas rojas en la revista Zunzún de junio de 1981, y se convirtió en el querido Capitán Plin

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Lo primero fue dibujar un gato, diferente a la mayoría de los gatos: muy independiente, amigo de todos, que hacía lo que le parecía bien, sin escuchar consejos ni estudiar, y creía que se las sabía todas. Pero «buena gente», como le gusta describirlo en perfecto criollo, sin que le ciegue la pasión, su padre Jorge Oliver.

Para que no se asemejara a ningún otro que hubiera podido aparecer en una historieta cubana, el ilustre historietista, guionista, director... decidió, hace 42 años, pintar de verde al personaje que llegó a este mundo con la misión de apoyar al naciente Movimiento de Pioneros Exploradores, que crecía por todo el país, de la mano de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM).

Lo cierto es —confiesa Oliver— que el paraguas se le había trabado al equipo de dibujantes, diseñadores, escritores, periodistas, fotógrafos… que convocó la OPJM para que les ayudara a divulgar sus actividades, utilizando variedad de medios, un lenguaje e imágenes que atrajeran la atención de los más jóvenes. «Y es que ya teníamos a los buenos, pero nos faltaba un contrario, es decir, el “malo” o el “loco”, que no sabría nada sobre exploración, se equivocaría, metería al grupo en problemas por no conocer los trucos y los secretos que un buen explorador debía dominar. Claro, no podría ser un pionero ni un profe ni un animal salvaje…».

Y entonces apareció como una luz aquel felino jovial que consiguió enamorar a los pioneros «con sus locuras, las soluciones que inventaba para salir de los enredos que se buscaba y, de paso, en cada aventura descubría secretos de la naturaleza, pistas y señales nuevas, indicaciones para levantar una tienda de campaña…», cuenta este creador incansable a quien nombraron al frente del «piquete» que integraron, entre los primeros: Alexis Cánovas, Ernesto Padrón, Orestes Suárez, Juan Padrón, Isola Trelles y Martha Herrera. (¿Por qué? «¡Vaya usted a saber!», le dice a JR con la simpatía que lo caracteriza).

«La idea era ayudar a los lectores a conocer, a través de las historietas, los secretos y las habilidades que debía dominar un buen explorador… Porque, con el entusiasmo de profesores, instructores, activistas y pioneros, enseguida se fundaron campamentos, se impartieron clases acerca de la flora y fauna, de exploración, de pistas y señales para andar por el monte…

«Por el éxito que consiguió, le pedimos al entonces joven periodista Moisés Pérez Mock, que escribiera varios cuentos cortos y enseguida los ilustramos. Editamos un pequeño libro que se llamó El gato verde se va de campismo, el cual se agotó de inmediato (yo solo conservo un ejemplar). Tan famoso se hizo el “Verde” entre estudiantes, e incluso entre sus profesores, que nos invitaron a un Encuentro nacional de educadores para que diéramos una charla sobre las experiencias del uso del humor y la fantasía en la enseñanza primaria.

«Lo recuerdo bien, porque al final de mi exposición un participante nos preguntó intrigado sobre el color. Sin pensarlo, medio sorprendido por la interrogante, contesté: “Bueno, porque todos los gatos son verdes”. Nadie me criticó por aquella respuesta, por el contrario: todos aplaudieron de pie. (Hasta hoy, no le he dicho a persona alguna la razón por la cual hay gatos verdes).

«El Capitán Plin surgió meses después… Ya habían aprobado nuestro proyecto de una revista para los más pequeños: Zunzún, y andábamos en la confección del número 6. Un lunes de esos a mi oficina llegó Juan Padrón y como quien no quiere las cosas, me soltó: “Oye, padrino, anoche Ian (su primer hijo) no quería dormirse y me puse a inventarle cuentos. En uno de ellos se me ocurrió coger al gato verde y ponerlo de aventurero en una isla, al frente de otros animalitos también con capas y con espadas. Luego le conté que unos piratas/ratones se habían colado por la alcantarilla del pueblo para robarse unos dulces que hacían los isleños, pero que el gato verde y sus amigos sorprendieron a los piratas, pelearon con ellos y les ganaron”.

«Yo me quedé callado porque mi cabeza daba vueltas como un motor de camión. Juan cogió aire y me soltó: “¿No te cuadra? Ese cuento se puede narrar, ilustrado y todo, en par de páginas”. ¡Claro que no estuve de acuerdo con dejar al gato verde armado como un aventurero en un cuento de unos párrafos! Así que ahí mismo empezamos a “engordar” aquella idea que Juanma nos regaló, como un abrazo sincero.

«A partir de ese número de Zunzún, Plin siguió creciendo hasta convertirse hoy en un cubano conocido de muchos y querido por más de una generación de los nuestros. Los coleccionistas nos preguntan: ¿por qué luego del estreno en la edición 7, en los números 8, 9, 10 y 11 de la revista, los créditos de las historietas de la Isla del Coco, siguen diciendo: “Guion: Juan Padrón”?

«Sencillo: Padrón acostumbraba a compartir ideas con nosotros en Zunzún desde sus primeras ediciones, al igual que hizo antes en el equipo de Propaganda de los Pioneros y luego con los animados que realizó en el Icaic. Por eso y por el apuro con que dibujé y preparamos aquella primera página de Plin, la 7, con el nombre de Juan como guionista. Después siguió saliendo y nadie se percató de que debíamos haber actualizado ese crédito, hasta varios números siguientes.

«Para nosotros en Zunzún (para Juan también), lo más importante era seguir haciendo páginas de la Isla del Coco. En cuanto nos dimos cuenta del error, lo subsanamos… Y claro: nadie cobró por aquellas primeras historietas de Plin, ni como salario ni como “colaboraciones” y, a la larga, para mí hoy es motivo de orgullo a todo pecho haber realizado esas primeras aventuras de isleños y piratas con mi hermano mayor, Juan Padrón Blanco».

 Diez huellas del Capitán Plin

1- Hasta el momento se han publicado más de 600 páginas de historietas y más de 30 libros entre historias, para colorear, pasatiempos y otros.

2- En dos ocasiones se han elaborado con los personajes de la Isla del Coco productos publicitarios (merchandising) con mochilas, jarras, pomos de agua, doilies para mesa, sombrillas, pulóveres, short, baticas de niñas, chancletas, tenis y otros.

3- Tres versiones diferentes de la Isla del Coco ha montado la compañía infantil de teatro La Colmenita, que dirige Carlos Alberto «Tin» Cremata.

4- La historia del Capitán Plin también inspiró un ballet, coreografía de la maître Svetlana Ballester, el cual se estrenó en la sala García Lorca del hoy Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.

5- Va por ocho capítulos la serie Aventuras en la Isla del Coco, que Animados Icaic realiza desde 2008. En estos momentos están a punto de estreno los primeros cinco de una miniserie que tiene a Rui la Pestex como la clave del éxito.

6- Canciones de la Isla del Coco se titula el álbum que recoge nueve temas y conquistó el Premio Cubadisco 2006.

7- A partir de los libros Contar y cantar, publicados en papel por Ediciones Icaic, se termina, en coedición con dicha editorial, una selección de cuentos (cinco en total) para ser presentada en formato de audiolibros.

8- Ya salió de imprenta el tercer libro de la Isla del Coco, a cargo de la Casa Editora Abril, la cual sigue organizando un amplio plan de celebraciones para el segundo semestre de 2021, que prevé presentaciones y otras actividades presenciales con niños, como concursos, exposiciones, encuentros con el autor... Se están reeditando asimismo el gustado juego de cartas y El libro de Rui la Pestex: una selección de historietas publicadas en estos 40 años.

9- También el universo de la Isla del Coco hace más llamativos los parques de diversiones temáticos localizados en los municipios capitalinos de Playa (antiguo Coney Island) y Arroyo Naranjo (Mariposa, Parque Lenin).

10- Un espacio muy peculiar distingue el Acuario Nacional de Cuba: el Rincón de la Isla del Coco, inaugurado en octubre de 2020, en la gruta marina.

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