Luego de la sesión inaugural, los delegados desarrollaron un diálogo enriquecedor. Autor: Marcelino Vázquez Hernández/ACN Publicado: 30/06/2019 | 02:44 am
No se puede cultivar estéticamente una población, si antes no se civiliza en normas y en principios de convivencia; no basta la expansión de un buen arte si antes no se gana la batalla del orden y la disciplina pública. De ello está convencido el artista de la plástica Manuel López Oliva, una de las tantas voces que expresaron su sentir en la comisión Creación artística y relación con las instituciones, una de las seis que sesionaron este sábado en el Palacio de Convenciones de La Habana, en la jornada inaugural del 9no. Congreso de la Uneac.
En opinión del también crítico de arte, revolución social y Estado no son necesariamente lo mismo. Las instituciones y empresas generadas dentro de las estructuras estatales de la cultura imponen su análisis permanente, la comprobación de su eficacia, los cambios de su diseño y funciones, además del ajuste a los nuevos tiempos y conflictos históricos. Solo cuando restituyamos como ha de ser el sistema institucional de la cultura con sus interrelaciones complementarias, cuidemos la operatividad de los subsistemas del arte, contemos con los funcionarios y especialistas apropiados para cada encargo, trabajemos de conjunto y armoniosamente los portadores estatales y privados del trabajo artístico, dándole el merecido destino a los lenguajes inéditos y autóctonos, elevaremos a plenitud las manifestaciones culturales que nos definen.
Otro delegado, el realizador audiovisual Juan Carlos Travieso, se refirió al daño que continúa haciendo el intrusismo profesional en nuestros medios. Le inquieta lo apresurados que en ocasiones son los planes emergentes para la formación de los especialistas y que terminan sin estar listos para asumir sus tareas, cuando en su opinión se tiene al Instituto Superior de Arte a mano, que se podría encargar con mayor eficiencia de la superación de los trabajadores.
Travieso está entre los que prefieren que en lugar de que las instituciones culturales atiendan a los jóvenes, los acompañen, les indiquen el camino, que los sientan como creadores que participan. Aprecia en algunos funcionarios cierto oportunismo, acomodamiento o temor a perder su cargo cuando son incapaces de dialogar o debatir con realizadores de obras que se tornan demasiado críticas o polémicas.
Al abordar la formación del gusto de las nuevas generaciones, expresó lo esencial de que la escuela se convierta realmente en el centro cultural más importante de la comunidad, de que la cultura hecha por la vanguardia se apodere de este espacio, y por supuesto de todos los demás, con una obra de calidad, de fuerza estética.
Para Regina Balaguer es fundamental proteger de una manera más eficiente instituciones como la que ella dirige, el Ballet de Camagüey, que no encuentra el modo de que los egresados permanezcan allí el tiempo correspondiente al servicio social para retribuir lo que el país utilizó en su formación como artista. Esto no les impide que tras cumplimentar sus compromisos alcen el vuelo si así lo determinan.
A un creador como Luis Enrique «Kike» Quiñones no le caben dudas de que si queremos lograr una política cultural que represente los intereses del país, hay que buscar personas con un pensamiento coherente, capaces de llevar adelante acciones que contribuyan a ese desarrollo cultural y social que se anhela.
Sobre el insuficiente ejercicio de la promoción y la falta de rigor en la programación de lo verdaderamente valioso desde el punto de vista artístico y cultural, sobre todo en la música, y en especial la sinfónica y de cámara, reflexionaron los maestros Frank Fernández, Jesús Ortega, Ulises Aquino y Enrique Pérez Mesa, quien hizo referencia al hecho de que Cuba puede exhibir en la actualidad siete orquestas sinfónicas, algo impensable para naciones subdesarrolladas. Sin embargo, llamó la atención acerca de cómo un logro como ese puede perderse si los territorios donde estas radican no les prestan la atención adecuada.
En esta comisión se debatieron con fuerza temas como el esencial papel de la crítica como nexo entre la creación y el público, la proyección internacional de la cultura cubana, las debilidades que enfrenta la política de cuadros en el sector, lo importante de que la vanguardia artística se apodere, desde la responsabilidad y el compromiso, de las instituciones culturales, entre otros.
Para el necesario análisis del estado de la creación artística y la relación con las instituciones, fue ideada especialmente esta comisión, a pesar de que la mayoría de los temas derivaron hacia la proyección social de la cultura, los vínculos de esta con los medios, o el mercado, cuestiones que fueron el centro de otros espacios de trabajo de este 9no. Congreso. El ministro del ramo, Alpidio Alonso, aseguró que cada uno de los planteamientos emitidos tendrá un seguimiento exhaustivo.
Sin dudas existen inconformidades, estrategias que hay cambiar, resultados que no son los esperados, pero lo que es innegable, dijo Alonso, es que, a pesar de que el país ha sido víctima de una política muy hostil, ha impulsado un sólido programa cultural que ha permitido un desarrollo social ejemplar para el resto del mundo. Si no resulta mejor es por responsabilidad de todos.
La prosperidad que soñamos no solo la pensamos en el campo económico. Esa prosperidad a la que aspiramos pasa por un crecimiento también de tipo espiritual, insitió.
Unir voluntades
Rafael González, presidente de la AHS.
Hoy más que nunca se necesitan artistas y escritores comprometidos con los destinos del país. Esa fue una de las ideas fundamentales que motivaron los debates y reflexiones desarrollados este sábado como parte de la comisión dedicada a la Enseñanza artística y la relación con los jóvenes creadores.
«Todos reconocemos el alto impacto que ha tenido esta enseñanza en el desarrollo de la cultura nacional y su prestigio internacional. Asumimos la obligación de protegerla como garantía esencial de continuidad del arte y la literatura nacionales. La formación artística cubana, que debe constituirse como expresión más genuina de nuestra identidad, no puede subordinarse a las contingencias, ni banalizarse en medio de la difícil situación que afronta el país», se indicó en el informe presentado.
En referencia a algunas de los principales desafíos que presenta la enseñanza artística se señalaron el estado constructivo, que es bueno en solo diez escuelas, la insuficiente divulgación de los resultados y publicaciones de las academias, el mal estado y escasez de instrumentos, y la necesidad de que los estudiantes realicen sus prácticas en las unidades artísticas más prestigiosas para evitar deformaciones irreversibles.
En su intervención, el compositor y maestro Juan Piñera llamó a unir voluntades para la continuación del pensamiento y quehacer de la labor de excelencia que siempre ha distinguido a la enseñanza artística cubana.
Por su parte, Jorge Núñez, presidente de la Uneac en Guantánamo, habló de la desactualización de los fondos bibliográficos, y de la tristeza que significa ver una biblioteca convertida en simple almacén, donde los libros duermen el sueño de los justos y de los injustos.
El director de Teatro de las Estaciones, Rubén Darío, expresó que la Uneac debe estar presente en todo lo que huela a arte.
Rubén Darío Salazar, director de Teatro de las Estaciones, agrupación que se destaca además por impulsar grupos docentes dedicados al manejo del títeres, expresó que la Uneac debe estar presente en todo lo que huela a arte, a cultura, a humanidad y a lo positivo. Al mismo tiempo hizo hincapié en rescatar la relación entre escuela y teatro, como vínculo de formación artística, para lo cual apuntó, es también vital fortalecer las acciones entre el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Educación.
Otro teatrista, Juan González Fife, centró sus palabras en la relevancia de la educación desde la base, pues esas carencias son las que después «se reflejan en profesionales que no son todo lo entregados y comprometidos que quisiéramos. Por eso es necesario prestar atención a la ética, que es el sustento de la estética, y entender la escuela como el centro cultural más importante».
Con ese criterio coincidió Miguel Iglesias, director de Danza Contemporánea de Cuba, para quien el nivel más relevante de la enseñanza es el elemental, pues «desde que captas a alguien hay que soñar con lo que quieres para él, es ahí donde nace un creador, un artista».
La confluencia de generaciones fue el punto de partida de la intervención de Rafael González, presidente de la Asociación Hermanos Saíz, para quien la continuidad no puede convertirse en un concepto vacío: «Necesitamos de alumnos que quieran ser como los maestros que tenemos aquí». En otro momento comentó acerca de los 15 años que cumplirá la Brigada José Martí y destacó el valor de acompañarlos en su quehacer.
Para cerrar los debates de esta Comisión, Kenelma Carvajal, viceministra de Cultura, aseguró que hay muchas maneras de aportar a la enseñanza artística, a partir de los conocimientos y saberes de cada uno de los implicados, y tributar al componente de calidad de los claustros, para asegurar los niveles artísticos y la calidad a la que aspiramos.
Cuba como destino cultural
La necesidad de apostar por alternativas artísticas para el turismo que representen lo más autóctono de los valores históricos y sociales de la nación centró el debate en la comisión Cultura, Turismo y Mercado, a la que asistió Alejandro Gil Fernández, ministro de Economía y Planificación, quien enfatizó en seguir estrechando los lazos entre ambos sectores, para aprovechar al máximo las capacidades culturales que tiene el país.
En ese sentido, Alicia Valdés Cantero, musicóloga y presidenta de la comisión, señaló que la prioridad actual para el país es salvaguardar la cultura e identidad cubanas de los impactos del muchas veces agresivo y desnaturalizador mercado turístico.
Existe una tendencia en centros nocturnos y recreativos vinculados con el turismo, explicó, a sustituir la música en vivo por grabada, en algunos casos para disminuir los pagos al sector artístico. «Esta situación ha traído como consecuencia la pérdida de espacios de trabajo del talento, una pobre diversidad en la programación y el desaprovechamiento de la relación directa entre los artistas y su público, además de la divulgación de un producto de cuestionable calidad».
Delegados e invitados hicieron un llamado a proyectar programaciones que privilegien lo mejor de los exponentes artísticos de la Isla. Igualmente hicieron referencia a la relación oportuna que debe existir entre las instituciones y las agencias de viaje o turoperadores para incluir dentro de las opciones turísticas una amplia gama de actividades relacionadas con el cine, las artes plásticas, la literatura, la danza y la música, que potencien la visión de una Cuba como destino cultural.
Siguen existiendo presentaciones de «subproductos» culturales que recaudan sumas elevadas de dinero, mientras que los productos autóctonos no obtienen semejantes ganancias, expuso Marco Antonio Calderón, presidente del Comité Provincial de la Uneac en Sancti Spíritus, quien también comentó que no se puede entender la cultura expresamente como una vía para generar ingresos y valores mercantiles.
Por su parte, Jesús Guanche Pérez, destacado historiador, escritor y ensayista, recalcó cómo valorar y aprovechar las peculiaridades locales de cada zona, de manera tal que se cree un producto distintivo y no que se estandaricen los mismos patrones en todo el país.
Belleza y prosperidad
La belleza tiene que formar parte de nuestra prosperidad, por lo que el diseño ambiental debe pensarse desde conceptos estéticos que satisfagan al pueblo cubano en cada uno de sus espacios de acción. Ello repercutirá en el sentido de pertenencia de los ciudadanos a su entorno y en la dignificación de la propia vida.
Así lo expresó Abel Prieto Jiménez, director de la Oficina del Programa Martiano, en la comisión que tuvo como principal motivación la proyección social de la cultura. El reconocido intelectual destacó, además, las potencialidades de la Uneac para incidir en la formación de valores y en la preservación del patrimonio cultural de manera más consciente.
Insistió en el papel de una cultura crítica no antagónica que nos permita pensar en lo que estamos haciendo mal y extirpar lo mediocre de nuestros modos de hacer; para lograrlo contamos con talentosos profesionales. Asimismo, se pronunció a favor del intercambio cultural entre Cuba y Estados Unidos, en el cual artistas y escritores tienen un rol protagónico en la concepción de espacios de confluencias y en la búsqueda de alternativas que posibiliten tan importantes encuentros para ambos pueblos.
Sobre la difusión de mensajes que no se corresponden con los principios defendidos en la Isla y que incitan, en ocasiones, a la violencia, la discriminación y el consumismo, llamó la atención la escritora Caridad Masón.
«Las estrategias para el enfrentamiento a estas manifestaciones —que muestran una profunda crisis de valores y que captan la atención de millones de personas— no han sido efectivas, por lo que tendremos que replantearnos las acciones que se desarrollan desde la Uneac», puntualizó.
Se señalaron aspectos como la aún insuficiente participación proactiva de la Uneac en el diseño de la programación institucional y el estado constructivo de algunas instituciones. A este tema se refirió la delegada Esther Suárez Durán, quien agregó que la tecnología presente hoy en muchos teatros y cines del país es obsoleta y entorpece el buen funcionamiento de la programación cultural.
Gladys Collazo Usallán, presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, destacó la recuperación de una parte significativa del patrimonio edificado en las principales ciudades de la nación. Sin embargo, enfatizó que el patrimonio y la promoción de sus valores no pueden reducirse a las villas fundacionales ni a las principales urbes. Se necesita una mirada mucho más general y abarcadora, así como una mayor sensibilidad en relación con los valores históricos y culturales de nuestros asentamientos urbanos y paisajes nacionales.
Alianzas
A las insatisfacciones con los productos mediáticos que se nos ofrecen, las jerarquías culturales, lo vital de proteger el patrimonio y de incrementar el ejercicio de la crítica y la presencia de los creadores y técnicos en la puesta en marcha de los programas, se refirieron los participantes en la comisión Cultura, medios y redes sociales.
Como nunca antes debemos enfrentar realidades y debilidades en torno a la presencia de la verdadera cultura en los medios y las redes, desde la producción de contenidos hasta su difusión, expresaron los delegados, quienes coincidieron en afirmar que aun con la escasez de recursos, con las limitaciones propias de nuestros medios y de la conectividad, se pueden lograr notables resultados.
«No necesitamos presupuestos millonarios. Necesitamos coordinar el talento que hay en el país», expresó la cineasta Rebeca Chávez.
Unánime fue también el sentir respecto a la programación que, en opinión de nuestros intelectuales y artistas, sigue siendo el talón de Aquiles y aunque se aprecian espacios de novedosa factura y visualidad, todavía la cultura no es el eje transversal y la sustancia de nuestros medios. Debe exhibir mayor coherencia, privilegiar los espacios que han probado su valía cultural, se dijo.
Emplearnos a fondo para trabajar integrados por detener el retroceso en el gusto y en la calidad del denominado consumo cultural de amplios sectores de nuestra población es una obligación en nuestros días.
Guille Vilar habló de las jerarquías culturales. No es cuestión de gustos o de preferencias, afirmó, e instó a crear un frente único de crítica que permita trabajar en equipo y resaltar valores».
Cultura no es solo confrontación, cultura es alianza, manifestó Víctor Fowler quien hizo un llamado a que la cultura sea a la vez arma, herramienta y puente, al tiempo que invitó a pensarnos como intelectuales y tratar de tener políticas con incidencia en la sociedad.
Necesitamos un punto de giro para abrirnos más allá de nuestras necesidades y asuntos personales. El dinero no nos dará lo que nos da la cultura. Debemos apuntalar comprometiéndonos cada vez más con la obra que hacemos, destacó por su parte Raquel González, actriz y directora de televisión.
Convencidos de que no podemos gobernar el consumo cultural en la era de internet, los participantes insistieron en educar al espectador, o sea, ofrecerles las herramientas para orientar su brújula en medio de la pródiga hojarasca seudocultural, porque aun cuando se incremente la presencia de otros soportes comunicativos, la radio y la televisión siguen siendo medios de gran influencia en nuestra sociedad. Formar un espectador crítico es el único modo de escapar del colonialismo cultural.
Que la cultura cubana incremente su presencia en las redes sociales (insuficiente como resultado de una reducida conectividad y precariedad en los recursos tecnológicos que poseen para la navegación) fue otro de los llamados realizados durante el encuentro.
«Tenemos que hacer nuestro discurso por todas las vías posibles y utilizar las redes sociales con responsabilidad. Estar en el mundo digital es una manera de transmitir los valores culturales que defendemos», subrayó la periodista Paquita de Armas.
Por una mayor presencia de jóvenes en eventos como este abogó el músico Pepe Gavilondo (29 años), quien alertó acerca de las pocas posibilidades de empleo que tienen los compositores al egresar del ISA. Ellos pudieran ser tomados más en cuenta por el cine, la televisión, la radio y el teatro.
Al respecto, Víctor Gaute, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido, convocó a aprovechar el conocimiento de las nuevas generaciones que han sido formadas por la Revolución. «Tenemos que ir arropándolos y propiciando que ocupen el espacio que merecen en nuestra sociedad» y más adelante dijo: «Estamos en un momento en que cada revolucionario debe sentir que puede aportar. Los acuerdos que se tomen tienen que ser nuestra hoja de ruta».
Cada momento fue aprovechado por los delegados para el intercambio. Foto: Maykel Espinosa