El reconocido músico y promotor cultural Jorge Luis Robaina encabeza el evento Un puente hacia La Habana. Autor: Cortesía del entrevistado Publicado: 21/09/2017 | 06:56 pm
Fue como un parto de luz. Pero cuando por fin se «iluminó» Una vida nueva, nacía Karamba con una identidad muy propia, que 15 años después le sigue distinguiendo en Cuba y el mundo. Para ese entonces, el ya licenciado en Biología Jorge Luis Robaina estaba más que convencido de que no solo llenaría su vida y la de los demás de buena música, sino que, además, calaría, porque así se lo había propuesto, en el gusto popular.
«Era una decisión que tenía muy clara, sobre todo la de abandonar mi profesión para dedicarme por completo a la música, gracias a que contaba con el apoyo de mis viejos, quienes constituyen mis principales fans. Pasamos mucho tiempo ensayando, porque cuando me senté a realizar el primer arreglo no sabía ni cómo hacerlo. Sin embargo, desde Una vida nueva logramos nuestro sello; algo que, por lo general, toma muchos años de trabajo», afirma la voz líder y director del trío que se ha convertido en una agrupación de 12 músicos en el escenario, y quien además se responsabiliza con guiar a un equipo de entusiastas para llevar a buen término Un puente hacia La Habana, evento que se resiste a permanecer dentro de los límites de la capital cubana.
Y es que esta vez Un puente hacia La Habana, que hasta el 15 de mayo anda por su décima edición (sexta en Cuba), no solo se ha enfocado en Colombia, sino que en la Isla tendrá un carácter itinerante, «aunque el gran concierto tenga lugar, como de costumbre, en el Café Cantante del Teatro Nacional, y reunirá a amigos en representación de la Isla como Adrián Berazaín, Ernesto Blanco, Pedrito Calvo...
«Pero estoy seguro de que esta edición de 2017 no se olvidará fácilmente. Quedará en la memoria de muchos como el día de «El morocotazo», debido a que para la entrada, durante las dos primeras horas, se cobrará un precio simbólico de una «morocota», con lo cual pondremos al alcance de los jóvenes un espectáculo de altísimo nivel cultural. Esta iniciativa ha sido posible gracias al apoyo de diversas instituciones, y sobre todo de la Egrem, Musicuba y el Instituto Cubano de la Música.
«Fuera de la capital, dejará su huella en el teatro Terry, de Cienfuegos; en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas; y en las casas de la música de Varadero y de Artemisa...», anuncia en exclusiva para JR Robaina, quien por estos días también anda empeñado en la preparación de sus próximas producciones discográficas: Atrevido y a golpe de sombrero y el álbum doble integrado por Bocetos del alma y Desahogo del 10/11/12.
—¿Por qué Colombia esta vez?
—Como bien sabes se trata de un evento que en lo absoluto busca el protagonismo de Karamba, sino que persigue establecer puentes culturales. Hay un Jorgito que posee un afán de promotor cultural, que ha comprendido desde siempre que la música, por la enorme fuerza que tiene, mueve hemisferios, y que los músicos, los artistas, son líderes de opinión, capaces de pautar modas, tendencias, y ese es un poder que debemos saber aprovechar para el bien de la gente.
«Por tal razón me preocupo por promover nuestra música, pero sin creernos que Karamba es el ombligo del mundo. Intentamos hacer ver que Cuba es más que son y bolero, mostrando esa potentísima música alternativa que aquí se cultiva, la mestiza, y que cuenta con exponentes de primera línea como X Alfonso, David Blanco, Buena Fe, Raúl Paz, David Torrens, Kelvis Ochoa, Carlos Varela... Una gran verdad que fuera de frontera, desafortunadamente, no se conoce lo suficiente.
«Pero este concepto de puente no solo equivale a llevar nuestras propuestas a otros lugares, sino también a presentarle al público cubano bandas foráneas de impacto. Para la ocasión hemos invitado, con el acompañamiento de la Embajada de Cuba en Colombia, a Daniel Baute (estará en todos los conciertos incluyendo el de este jueves), considerado por la crítica como el joven exponente más sobresaliente del vallenato; y a Manuel Medrano, un artista revelación que en la más reciente edición de los Grammys Latinos consiguió dos premios... Luego, en junio, el evento tendrá un segundo momento cuando se realice Un puente a Nariño, en la tierra hermana. Entonces nos acompañará el ilustre Frank Delgado.
«Para acabar de responder tu pregunta, te diré que Karamba tiene sus ojos puestos en ese país, que pensamos utilizar como plataforma para nuestro lanzamiento en Latinoamérica entre finales de este año y 2018, aprovechando, por supuesto, la cercanía que existe entre ambos pueblos. Ello no significa que descuidaremos lo que ya hemos conseguido en Europa, sobre todo en España y al sur de Francia, pero nos interesa mucho este otro mercado que comenzamos a tantear en Venezuela, donde hemos llevado adelante cinco giras con muy buenos resultados (hemos podido compartir con agrupaciones como Dimensión latina, con el hijo de Ismael Rivera...), por México y, por supuesto, por Colombia».
—También estás detrás de otros eventos...
—Es una labor que me trae grandes satisfacciones. Como debes imaginar ha exigido no pocos esfuerzos, pues empezamos con cero recursos hasta que paulatinamente hemos logrado encontrar otros apoyos, patrocinios, la atención de las instituciones. Así hemos potenciado otros proyectos como A golpe de sombrero, conciertos que mueven a artistas de esta estética: Fernando Bécquer, Adrián Berazaín, Ernesto Blanco, Pedrito Calvo, Eliades Ochoa, Ray Fernández...; como Habana alternativa, que es un fenómeno más citadino, y Ciudad del mar, el cual se desarrolla en la Perla del Sur, va por su cuarta edición y arranca con el verano.
—Volvamos a Karamba y sus inicios...
—Comenzamos como un trío muy contemporáneo nombrado Kafé con Leche, muy rompedor de esquemas, con una sonoridad atrevida. Si algo teníamos claro es que no queríamos tocar en la Bodeguita del Medio, ni en bares de La Habana Vieja. Deseábamos ser populares. Le agradecemos mucho a la señora Gloria Torres, la primera que escuchó una maqueta nuestra grabada con mucho esfuerzo. Cuando nos vimos en su programa A moverse, supimos que lo íbamos a conseguir.
«Te cuento que nos pasamos meses ensayando antes de presentarnos oficialmente. Teníamos al vecindario loco, porque no desaprovechábamos ni un segundo. Nos daba lo mismo la hora de la novela que la del Noticiero. Terminábamos de trabajar y nos reuníamos en mi casa, en mi habitación. Nos olvidábamos del tiempo; sentíamos esa necesidad, esas ansias de tocar. No nos presentamos en público hasta que hicimos el concierto debut en la sala pequeña del Teatro Auditórium Amadeo Roldán. Arrancamos con el pie derecho.
«Fue un concierto compartido, y entre el público se hallaba sentado el señor Eduardo Barza, quien se convirtió en el gran amigo, en el hermano, en nuestro promotor en España. Se dirigió a nuestro camerino y nos dijo: “Me los quiero llevar”. A los tres meses ya estábamos grabando nuestro primer CD, y también cambiando de nombre a petición de la disquera, pues en el mercado existían muchos grupos con la palabra Café: Café Quijano, Café Amargo, Café Tacuba... A mi viejo se le ocurrió Karamba, y nos pareció genial».
—A los tres meses, la primera gira internacional...
—Sí, corrimos con muchísima suerte, o más bien aprovechamos las oportunidades, en medio de un mercado más complejo. No fue fácil en lo absoluto, esos «destellos» que a veces obnubilan de que uno llega y enseguida triunfa, es puro fuego artificial. Fueron muchos años duros, de apostar firmemente, de optimizar los recursos y de intentar abrirnos paso. De ese modo emprendimos un camino que ya tiene 15 años de largo.
«Nuestra ópera prima se denominó Déjame volar, justo por esos deseos de despegar que nos invadían, de que la gente nos viera. Es un disco al cual le profeso un cariño tremendo, porque pone al descubierto esos rasgos que nos han identificado, a pesar, incluso, de la sencillez de los arreglos: esa manera nuestra de armonizar las voces; la picaresca presente en los temas a la hora de narrar la realidad cubana, pero con mucho cuidado, “mimando” la palabra... De ese fonograma salieron éxitos al estilo de Dale que ya montó, Pa’ convertirme en tu Adán, Un pedacito de tu geografía...».
—El segundo, Mírame, vino con la Egrem...
—Es que nosotros estuvimos yendo y viniendo todo el tiempo, porque aquí estaba nuestro público natural. En Mírame aparece un hit como Karambera, cuyo remix se dejará escuchar en nuestra próxima producción. Luego llegó De ida y vuelta, que hicimos con Sony.
«No hemos sido de esos grupos que se hayan apurado con su discografía. Ahora estamos terminando Atrevido y a golpe de sombrero, con el que regresamos al son de los inicios, un fonograma muy sabroso; y preparamos otro doble, con la Egrem, que recogerá mi obra autoral. En Desahogo del 10/11/12 (eléctrico) contaré mis historias de simple mortal; y Bocetos del alma (acústico) será más tranquilo; evidenciará un Karamba íntimo, algo alejado de esa fiesta que representa vivir».