La masacre de los Independientes de Color, ocurrida en 1912, constituyó un acto lamentable y condenado por los participantes en el coloquio que se desarrolló este miércoles en la sala José Antonio Portuondo, de la Fortaleza San Carlos de la Cabaña.
Al ilustrar la etapa en que se formó el Partido Independientes de Color, el historiador santiaguero Pedro Castro Monterrey señaló que Cuba ya era un país multirracial durante la primera década de vida republicana. Sin embargo, sostuvo, «el racismo formó parte del amplio arsenal de instrumentos de dominación política e ideológica de las élites que trataron de generalizar e imponerse por medios legales e informales.
«De este modo, la cuestión racial, y sobre todo la de la integración social de los negros y mulatos, cobró significativa importancia. Las personas de color ahora eran víctimas de una marginación que había adquirido una nueva dimensión, a partir de los mismos juicios democráticos con que fue matizada la república», apuntó Castro Monterrey.
A juicio de Fernando Martínez Heredia, para valorar la cuestión racial en la Isla en el primer tercio del siglo XX es necesario analizar históricamente las últimas décadas de la centuria anterior. El destacado intelectual le otorga un peso mayúsculo a la Guerra Necesaria, «el evento mayor y el más trascendente de la época».
La Guerra del 95, dijo, «politizó a fondo y de manera abrupta en Cuba los reacomodos usuales de la postemancipación en la América del siglo XIX, dejando en gran medida el complejo de desamparo, de desventajas materiales e ínfimo crédito social de los africanos y sus descendientes, y mantuvo incólume el racismo antinegro».
Martínez Heredia explicó que en el caso de los Independientes de Color, se podía apreciar el verdadero peligro que constituían para el sistema de gobernación, debido a que representaban una ideología propia; muchos de sus integrantes eran veteranos de la Guerra del 95; y utilizaron como medio el partido político.
En el importante panel, que contó además con las intervenciones del periodista Joel Mourlot Mercaderes, del estudioso Tomás Fernández Robaina, y de la historiadora Olga Portuondo como moderadora; Fernando Martínez Heredia sostuvo que «el peso incuestionable del racismo antinegro en la sociedad cubana de la época, facilitó el crimen», y que ello propició la impunidad de la que disfrutaron los autores de la masacre a los Independientes de Color.