El maestro Frank Fernández, acompañado por la Sinfónica de Oriente, emocionó al auditorio del Teatro Heredia precisamente por hacerlos viajar a nuestras tradiciones musicales. Autor: Yander Zamora Publicado: 21/09/2017 | 05:09 pm
SANTIAGO DE CUBA.— Menos de una decena de mesas eran ocupadas por el público, el lunes último, en el céntrico Salón del Son. La octogenaria orquesta Chepín Chovén, célebre antaño por temas como El platanal de Bartolo y Bodas de oro, sonaba con una melodía que llevaba la esencia misma de la tradición de su natal ciudad.
Y allí, con ese ritmo contagioso y el carisma de sus cantantes, solo un pequeño grupo de personas disfrutaban de tal sortilegio, programado por la Feria Internacional Cubadisco 2011, que tiene como sede a la Ciudad Heroína.
Es a esa conexión con el son —nacido en la región oriental y cultivado por geniales artistas oriundos de la zona como Miguel Matamoros y Ñico Saquito—, al que el evento fonográfico más importante de la Isla ha hecho reverencia por una semana.
Una raíz que es percibida con toda intención en cada presentación artística del certamen y en su espacio teórico. Un concepto del cual se permeó el maestro Frank Fernández cuando, con su Conga de mediodía, hizo una referencia a la impactante Conga de Los Hoyos, cuyos integrantes fueron especiales invitados al concierto inaugural, celebrado el pasado 15 de mayo en el Teatro Heredia.
Frank, acompañado esta vez por la Sinfónica de Oriente, bajo la dirección de Enrique Pérez Mesa, emocionó al auditorio precisamente por hacerlos viajar a ese cúmulo de tradiciones que posee la melodía criolla al tocar La comparsa, de Ernesto Lecuona, o Tierra brava, esa magistral obra suya para la telenovela de igual nombre.
La presencia del pianista en Cubadisco 2011, como la de otros reconocidos músicos, nos revela también el acierto del evento al convocarlos y hacerlos partícipes de un propósito que, como definiera aquí Abel Prieto, ministro de Cultura, «es una contribución a todo ese clima cultural que vive hoy Santiago de Cuba».
Buscando el sonero
En la cuerda de buscar a jóvenes intérpretes e instrumentistas, uno de los espacios más interesantes de Cubadisco 2011 ha sido el de la competencia realizada para tal propósito.
El Certamen Nacional de Interpretación e Improvisación Sonera, que reunió aquí a noveles artistas que se disputaron el lauro en tres, piano y voz, tuvo como jurado a músicos de la talla de Frank Fernández, Adalberto Álvarez, Pancho Amat, Joaquín Betancourt, Pachi Naranjo y María Victoria Rodríguez, entre otros.
Una de las competidoras más aplaudidas fue Yudasisy Miranda, quien se agenció el galardón en el apartado de interpretación; también resultó merecedor de tal distinción el pianista Víctor Bell.
Fue «la calidad y el amplio dominio del instrumento» mostrado por los treseros concursantes, lo que hizo tomar al tribunal, de manera excepcional, la decisión de otorgar el primer lugar compartido a los tres competidores finalistas: San Miguel Pérez, Ronie Avich y César Echevarría.
Son: historia, tradición y continuidad
Pachi Naranjo ha afirmado que «sin clave o con ella, las agrupaciones de la zona oriental, amén de los elementos de ese Caribe al que también pertenecemos, llevamos el son en la sangre».
El líder de la Original de Manzanillo lo acaba de explicar en el Simposio Internacional de Cubadisco 2011. Naranjo ahondó allí sobre su práctica diaria, la cual, según sus propias consideraciones, tiene una influencia del tres tocado por El Guayabero y la imitación del órgano oriental, entre otros elementos que combina con las características de las orquestas charangas cubanas.
«Hago un son de la cuenca del Río Cauto», aseguró el jueves último en el cine Rialto, en el panel que dio cierre al espacio teórico, que contó con las intervenciones de su colega Adalberto Álvarez, el musicógrafo Lino Betancourt, el compositor Rodolfo Vaillant y Jesús Gómez Cairo, director del Museo Nacional de la Música.
Al reflexionar sobre la enseñanza de nuestra sonoridad en las escuelas de música, Adalberto Álvarez expresó que un estudiante de estos centros «debe conocer de la vida y obra de los principales músicos de la Isla en todas las épocas».
El autor de A Bayamo en coche y Son de la madrugada dijo que resultaba «muy triste hablar con algún músico joven y que no supiera quién es Lilí Martínez o Rubén González. Pero no es culpa de ellos, sino de quienes no les hemos brindado la información».
Un camino para solucionar el problema podría ser el realizar «un concurso de jóvenes soneros, donde se compitiera en arreglos musicales, en interpretación y en orquestación; además de orquestación para bandas soneras, porque ahora todo el mundo se ha ido al formato pequeño, que es más fácil».
Álvarez enfatizó en la necesidad de potenciar la voz segunda en el son. De ahí que propuso realizar un certamen sobre esta especialidad. «A partir de Arsenio (Rodríguez) es que comienza a ser importante este rasgo», recalcó.
Todas estas iniciativas, precisó, deben tener la debida promoción, fundamentalmente en las escuelas.
Para la musicóloga santiaguera Maritza Puig se trata de enseñar teniendo todos los elementos para hacerlo. La también profesora del Conservatorio Esteban Salas afirmó que los alumnos reciben una asignatura relacionada con la música cubana.
Ese conocimiento que les llega a sus alumnos es enriquecido por un concurso que incentiva en los discípulos los deseos de investigar sobre nuestras raíces soneras. «Ellos mismos hacen entrevistas, buscan información, se adentran en determinados contenidos y quién sabe si, ese granito de arena que hay que aportar en su formación, es una de las vías para lograrlo», sentenció Maritza.
Mireya Hernández, directora del propio Conservatorio Esteban Salas, explicó que «aunque se sabe que se está trabajando en la reformulación de los planes de estudio, es necesario que se mire el de Taller de Música Popular Cubana con otra óptica. Que este sea uno de los primeros programas a pensar».
Puntualizó la directiva que el profesor que imparta estos saberes debe tener un bagaje sobre el tema, y solicitó que «los que estén a la cabeza de toda la restructuración de los programas sean los principales músicos».
Avances soneros
«La música cubana no puede ser una asignatura. Tiene que estar en la esencia misma de la enseñanza de nuestros conservatorios y escuelas. No es solo una cuestión curricular, tiene que ver con la práctica».
Así reflexionó Jesús Gómez Cairo, director del Museo Nacional de la Música, en el Simposio Internacional Cubadisco 2011. Gómez Cairo esbozó su visión del académico que imparte estos conocimientos: «Debe ser un pedagogo especializado en temas de la música cubana, un fiel traductor del músico-no-académico-popular, quien es portador de saberes y prácticas importantísimas».
El reto, acotó, es difícil, ya que la tarea de ellos es muy compleja, «pero entre todos podemos hacerlo. Para ello hay que tener una fusión coherente y estética entre las instituciones de la música».
En ello coincidió Abel Acosta, viceministro de Cultura. «El son más largo del mundo y Cubadisco dedicado al género no se han hecho por gusto. Se realizan para priorizar, jerarquizar y llamar la atención», resaltó.
Acosta habló de la concepción de los nuevos programas de enseñanza musical y se refirió específicamente al del tres, confeccionado por virtuosos como el tresero Pancho Amat y el laudista Barbarito Torres.
«Vamos a revisar ahora el de piano», anunció, a la vez que reconoció el rigor técnico de la academia. «Esas escuelas han dado también mucha gloria a nuestro país en 50 años y graduado a músicos de altísimo nivel.
«Eso no nos puede llevar a desconocer hacia dónde tenemos que evolucionar. Porque un músico cubano que formemos tiene que tener todo el conocimiento universal de la música y, en primer lugar, nuestra cubanía».
Otras acciones realizadas, informó el funcionario, están encaminadas a la creación de grupos de música popular en las escuelas y conservatorios, «un proceso hecho no espontáneamente, sino intencionado», concluyó.
Una iniciativa es gestada desde la Televisión Cubana. Gloria Torres, directora de programas musicales, explicó aquí que en el verano dirigirá un espacio donde los noveles músicos interpretarán nuestra sonoridad.
«Quisiera convidar a los conservatorios, como el de Santiago de Cuba, el de Manzanillo y muchos otros del país, a que participen en el programa para interpretar la música cubana que desean tocar», instó Torres.
Por lo pronto, Cubadisco ha realizado un cúmulo significativo de actividades para dejar constancia de la importancia del son, con lo que ha quedado en Santiago de Cuba un monumento dedicado al tres, hecho por el artista de la plástica Alberto Lescay, y la estatua de Miguel Matamoros, de José Rolando Montero.
El certamen ha permitido que apreciemos a un número de agrupaciones de la ciudad que juegan un papel primordial en la preservación del género, como la orquesta Chepín Chovén, el grupo de la familia Valera Miranda, Eliades Ochoa y su cuarteto Patria y Los Karachis.
Este domingo se despide el evento. A las 5:00 p.m. está prevista la gala de clausura en el Teatro Heredia, en la que intervendrán los solistas Mayito Rivera y María Victoria Rodríguez. Actuarán además Pancho Amat y su Cabildo del Son, Adalberto Álvarez y su Son y la Orquesta Sinfónica de Oriente, entre otros.
Para la edición XVI el evento apuesta por potenciar la guitarra popular y la clásica. Así, del 19 al 26 de mayo de 2012, se desarrollará el certamen bajo el título de Cubadisco en la ciudad de las mil cuerdas, un homenaje a una composición de Leo Brouwer.
Según han confirmado sus organizadores, se mantendrán muchas de las iniciativas implementadas en Santiago de Cuba y relacionadas con el son. Sin dudas, una eterna reverencia a esa máxima matamorina de que el género está en las lomas y los llanos.