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Viaje al centro de la música cubana

Con una selección de lujo para celebrar medio siglo de su existencia, la Orquesta Sinfónica Nacional ofreció el primero de una serie de cuatro conciertos-homenaje que tendrán lugar durante 2010

Autor:

Yelanys Hernández Fusté

Un viaje sin retorno al centro de la cubanía, donde se va dispuesto a aprehender todo lo que nos define, lo propuso la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) en su concierto del pasado domingo. Escogió dos autores en los que se funde el compendio de culturas que es Cuba. Con melodías trazó una línea recta de lo nuestro, que se erige desde lo afro y lo español, con esa dosis de ingenio criollo que también poseemos.

La agrupación navegó, bajo la batuta del maestro Guido López-Gavilán, entre las notas musicales de Alejandro García Caturla, con la Obertura Cubana y Tres danzas cubanas; y de Amadeo Roldán, Tres pequeños poemas.

Una selección de lujo para celebrar medio siglo de su existencia y dar inicio a una serie de cuatro conciertos-homenaje que tendrán lugar durante 2010.

En esta ocasión, como ocurrirá en las venideras, se destacó el hacer de músicos e instituciones que incidieron en la fundación de la orquesta, como el ICAIC, el Ballet Nacional de Cuba y el Teatro Nacional. Porque la agrupación es un emblema y ha marcado a la cultura de la nación.

Obertura sinfónica

La idea de crear la Sinfónica ocurrió en 1959 cuando el Consejo de Ministros del Gobierno Revolucionario aprobó la Ley 590. Desde esa fecha comenzó el proceso de búsqueda de los músicos y los ensayos de las obras. Ya en 1960 la OSN sonaba bajo la guía de los maestros Enrique González Mántici y Manuel Duchesne Cuzán.

Si bien existían antecedentes en la Isla de agrupaciones similares —como el de la Filarmónica que dirigiera Gonzalo Roig, o el de la Sinfónica, fundada por el español Pedro San Juan y que luego tutelara Amadeo Roldán—, no es hasta el triunfo de la Revolución que el proyecto toma mayor fuerza.

Para los comienzos, fue inestimable la ayuda prestada en la formación de músicos de profesores procedentes del antiguo campo socialista —en especial de la escuela rusa—, y de Sudamérica. Esos maestros tuvieron una apreciable incidencia en la enseñanza del violín, el violoncelo, la viola, el contrabajo y la flauta, por solo citar algunos ejemplos.

Desde el Teatro Auditórium Amadeo Roldán, su sede permanente, la Sinfónica ha exhibido su arte. Solo se mantuvo alejada de su escenario cuando el coliseo capitalino sufrió un cruel sabotaje. En ese tiempo fueron varios los espacios que se ofrecieron para los ensayos de la orquesta, como la sala Atril, del Teatro Karl Marx y el cine Trianón.

En todos estos años, la agrupación ha ganado prestigio por sus interpretaciones de la música cubana y universal. Sus archivos conservan miles de partituras que consolidan ese trabajo, y nutren a sus similares de todo el país.

Resulta estimulante que reconocidos artistas hayan encaminado a la OSN hacia ese empeño, como es el caso de los maestros Roberto Valera, Leo Brouwer, Guido López-Gavilán, Jorge López Marín, Zenaida Castro Romeu, Dayana García —quien se estrenó en 2009 como tal—, y Enrique Pérez Mesa, su director titular.

La Sinfónica está en constante evolución. Cada día perfila su estilo, en el propósito de llegar a puntos más altos en su formato. Así lo asegura a JR Roberto Chorens Dotres, su director general.

«Lo constatan los invitados extranjeros que cada año nos visitan. La agrupación puede alcanzar un nivel mayor y hacia allá vamos», dice Chorens, al referirse a importantes personalidades con las que han compartido escena, como los italianos Claudio Abbado, Francesco Belli y Francesco Manara, el japonés Yoshikazu Fukumura, los franceses Michel Legrand y Nathalie Marín, los norteamericanos Carmine Coppola y Bernard Rubenstein, y los colombianos Cecilia Espinosa y Felipe Aguirre, entre otros.

Radiografía actual

La OSN es una orquesta escuela. Tiene alrededor de 90 músicos, muchos de ellos jóvenes. Otros llevan entre dos, tres o más de cuatro décadas entre sus filas. La mayoría de ellos difunden sus conocimientos en centros de la educación artística de la capital y en aquellas provincias donde existen agrupaciones de su tipo.

En la institución se adquiere práctica no solo al tocar en un conjunto instrumental de gran formato, sino en el de los grupos de cámara formados dentro de la propia orquesta. Se ensaya de martes a sábado, siendo esta última jornada un preámbulo de lo que se verá cada domingo, a las 11:00 de la mañana.

La programación de los conciertos se realiza en dos temporadas: de enero a julio, y de septiembre a diciembre. Los programas que se interpretan varían semanalmente. Igual cambia su director, con lo que cada uno de ellos asume, desde su propia visión, las potencialidades de la agrupación.

Existe en la Sinfónica una preocupación por expandir los conocimientos y experiencias adquiridas en estos 50 años. De ahí que propicia los encuentros nacionales de orquestas de su tipo, con cuatro ediciones celebradas.

Además, asesora técnicamente a sus similares de Camagüey, Villa Clara, Holguín, Matanzas y Santiago de Cuba. Ambas iniciativas forman parte de una de las líneas de desarrollo del Instituto Cubano de la Música.

«Queremos establecer un proyecto donde los integrantes de las agrupaciones de provincia vengan a la capital y participen en nuestros ensayos y conciertos», señala Roberto Chorens, y con ello muestra otros planes futuros que ya se valoran.

Rompiendo la rutina

En los últimos meses la Sinfónica no ha dado paso a la rutina. Recientemente grabó discos con Sergio Vitier y con obras de los compositores Jorge López Marín y Beatriz Corona.

Fue muy aplaudido el concierto de inicios de año, con Ernán López-Nussa y cuyas imágenes tendremos próximamente en un DVD, producido por el sello discográfico Colibrí. Otro momento importante fue la grabación del Concierto No. 1 para piano y orquesta, de J. Brahms...

¿Cómo es posible desdoblarse tanto? Pues con la eterna voluntad de crecerse ante los desafíos. ¿Qué falta?: «esa grabación fonográfica donde su director titular, Enrique Pérez Mesa, tenga la posibilidad de escoger del repertorio de la música cubana. En este año tenemos la esperanza de hacerlo. No creo que haya obstáculos», comenta Chorens.

Lo cierto es que comienza un período excelente para la OSN. La agrupación lo encarará de la mejor manera: haciendo música en los conciertos que festejan su cincuentenario, en la gira que la llevará por toda Cuba, y con varios compromisos internacionales.

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