Yani Gómez y Mandy Mora en Parque de sueños. Foto: Pepe Murrieta «En mí estaban todas las condiciones para no haberme dedicado jamás al teatro. Mi familia y el arte no tenían nada en común. De hecho, la única vez que mi madre me llevó al teatro fue a ver Cecilia Valdés. Tenía nueve años y esta zarzuela era complejamente ajena a mi mundo», rememora ahora el director de Teatro Tuyo, Ernesto Parra, quien no cabe dentro de sí después de conocer que su compañía representará a Las Tunas en el prestigioso Festival de Camagüey, en noviembre. Pero la vida lo fue ubicando y poniendo en ese camino.
«Creo que no llegué al teatro, él me buscó a mí. Cuando me percaté de que eso era para lo que servía (no es que yo sea lo máximo, pero es donde me siento más útil y me realizo como ser humano) me entregué por completo. Y soy muy feliz, más que una profesión, el teatro es mi modo de vivir», aseguró a JR este joven de 31 años, momentos después de haber presentado con su agrupación Parque de sueños, en la sala El Sótano, de la capital.
«Llegamos a La Habana gracias a una invitación del maestro Fulleda León, quien vio el espectáculo en el festival Sin fronteras, de Ciego de Ávila, donde Parque... obtuvo el premio de puesta en escena, y de diseño de escenografía y vestuario. Fue una experiencia inolvidable, y no solo porque era nuestro primer encuentro con el público capitalino, sino, además, porque nos dio la medida de que lo que hacemos sirve para cualquier rincón de Cuba. Al mismo tiempo, posibilitó que la gente descubriera este colectivo tunero, donde se hacen cosas del alma. Parque... habla de los sueños que aún no se han logrado, y sin embargo, el deseo de alcanzarlos da una fuerza extra para vivir el día a día».
—¿Por qué La Habana?
Ernesto Parra. Foto: Calixto N. Llanes —Todos los integrantes de Teatro Tuyo somos tuneros de pies a cabeza, y creamos para nuestro público. Y no es que seamos regionalistas, sino que estamos conscientes de que vivimos en una comunidad a la cual le urge verse reflejada en la escena, y a la que debemos proponerle, desde nuestros espectáculos, si ya no soluciones, al menos reflexiones sobre sus urgencias. Y mira qué bueno, si eso funciona para el público tunero. Pero mejor todavía si se conecta con habaneros, santiagueros, cienfuegueros, pinareños. Como ves siendo totalmente localista se puede ser universal.
Teatro Tuyo, cuyo próximo estreno será La gallina turuleca, escrita por el propio Parra —una comedia musical con títeres que narra la historia de una gallina que canta para que las demás pongan huevos, pero se marcha de su gallinero— nació en 1999, a partir una propuesta que hace el Consejo de las Artes Escénicas.
«La actriz Katia López y yo fuimos contratados para amenizar fiestas de cumpleaños en nuestra ciudad (existía esa necesidad), solo que tres años después nuestras inquietudes artísticas rebasaban esa actividad. Y es que teníamos potencialidades para empeños superiores.
«Paralelamente, descubrimos que habíamos encontrado una manera de comunicarnos con el público, que participaba activamente en nuestras funciones. Por eso Proyecto Piñata pasó a llamarse Teatro Tuyo (tú como espectador, yo como actor), luego de decidir ensanchar nuestra línea estética. Claro, también se incorporaron otros miembros. Actualmente somos diez (cinco actores), de los cuales solo dos son egresados de escuelas de arte: la actriz Yani Gómez, quien vino a hacer el servicio social al terminar la ENA y se quedó con nosotros; y Miguel Peña, graduado de la Escuela Profesional de Artes Plásticas, nuestro diseñador. Los demás somos empíricos».
—¿Cómo conforman el repertorio?
—Nos movemos en dos vertientes: teatro de títere y teatro clown. Aunque inicialmente presentábamos piezas escritas por mí, en los últimos tiempos nos hemos ido por obras como Historia de Burro, del importante dramaturgo René Fernández, que fue mención de puesta en escena, y de actuación femenina, así como premio de actuación masculina (Yuri Rojas), en el festival Pequeño formato de Santa Clara. Antes, un montaje como Dos historias para ser contadas (mención de puesta en escena en el Máscara de Caoba, de Santiago de Cuba), nos permitió adentrarnos en el teatro de relaciones. Es decir, preferimos asumir textos consolidados, porque no sirve de mucho hacer un espectáculo excelentemente concebido desde el punto de vista visual y que cojee en su dramaturgia. La dramaturgia tiene que ser una fuerza, un cimiento que sostenga lo que después construyamos artísticamente.
«En el teatro clown la experiencia con Parque de sueños nos ha hecho ver que con la creación colectiva nos va bien. Así que mantendremos este modo de hacer en que todos aportamos. Parque... ha dado comienzo a una etapa más madura, y nos ha señalado hacia dónde vamos. Teatro Tuyo apuesta por un hecho artístico en el que el público que hace su ritual para vernos —salir temprano de casa, ponerse su mejor ropa, hacer una cola—, regrese a su hogar inquieto, alegre o triste, feliz o disgustado, que se despida con un ánimo distinto al que vino».
—¿Cuáles han sido los mejores y peores momentos de Teatro Tuyo en estos siete años?
—Los peores, cuando teníamos que hacer cuatro cumpleaños al día. ¿Y mejores? Anoche. Erdwin Fernández, el gran Trompoloco, decía que un actor vale lo que su última función. Si esta fue buena, pues vales mucho; si fue mala, absolutamente nada. Como espero que nos quede mucho tiempo, entonces el mejor momento está por venir.