La Central de Trabajadores de Cuba. Autor: Osval Publicado: 29/04/2024 | 10:25 pm
Llegar «nuevo» a un centro laboral supone múltiples desafíos. Habrá que probar conocimientos, mostrar suficiencias y muchas veces nadar contra corrientes demasiado fuertes y arraigadas para salir a flote y demostrar que los jóvenes también valen y aportan, aun cuando la experiencia no los acompañe.
Historias múltiples solemos encontrar en diálogos con recién incorporados a la vida laboral, desde jefes incomprensivos hasta centros «tóxicos» donde todo lo nuevo incomoda. En contraposición, y para bien, existen aquellos espacios donde reina la armonía y vale igual el más experimentado que el recién llegado, pues se construyen consensos para, entre todos, salir adelante.
Casi como regla, cabe decir que en los primeros hay un sindicato débil, dirigido por una «figura decorativa», en ocasiones «amigo» del administrativo y bien alejado de los intereses de los trabajadores. En cambio, donde reina la armonía y el respeto, y se trabaja en colectivo, casi siempre hay detrás un funcionamiento sindical estable.
Y es que, aunque a estas alturas muchos hayan desestimado el papel del sindicato, o lo resumen a una reunión y al pago de una cuota mensual, esta organización fue concebida como el núcleo del centro laboral, porque aúna a lo principal de cualquier espacio: su capital humano.
El sindicato que tenemos
Aun cuando las bases y preceptos de trabajo sindical son los mismos para todos, no puede hablarse hoy de una organización que funciona igual en todos los centros laborales ni a todos los niveles. De ahí quizá los criterios diversos que solemos encontrar.
Aniuska Rojas, miembro del Buró Provincial del Sindicato de Energía y Minas en Holguín, asumió hace poco esa responsabilidad, pero manifiesta satisfacción con las tareas recibidas.
Entre las prioridades de la CTC se encuentra trabajar más con los nuevos actores económicos que hoy se expanden en el país.Fotos: Abel Rojas Barallobre
Para ella, enamorar a los jóvenes es fundamental: «Hay que motivarlos mostrándoles la labor sindical, que los convoque y los una. Es preciso que conozcan cómo velamos por los derechos de los trabajadores y los acompañamos, no solo los representamos».
Habla de demostrar lo bonito de la esfera sindical, porque en ocasiones se les pide asumir cargos y responden con rechazo. «A veces, se organizan trabajos voluntarios, pero no se amenizan con música o iniciativas. Hemos identificado encuentros de ajedrez o damas, y funciones culturales, como maneras de reunir a la juventud sanamente».
Desde su experiencia personal sabe que el sindicato aporta al resto de las organizaciones del centro. «En la Empresa Eléctrica —ejemplifica—, el comité de base de la UJC había decaído y se revitalizó con apoyo del sindicato. Ha ganado en pertenencia y motivación, y ya se inserta en trabajos voluntarios y otras acciones. La superación es una posibilidad allí, pues se les facilitan los estudios».
Mientras, Reinier Vallester Cruzata, un joven investigador artemiseño, respalda la percepción de que el funcionamiento sindical es diferente en cada centro y depende mucho de quienes lo lideran. «En algunas instituciones el sindicato es más proactivo que en otras. A veces encontramos sindicatos muy entusiastas y otros resultan monótonos, independientemente de si los dirige un joven o no. Eso desmotiva y se refleja siempre en el ambiente laboral y en los resultados económicos».
En su criterio, tiene que estimularse más desde la organización la atención a los jóvenes, el debate sobre los salarios, las condiciones laborales… temas muy sensibles que deben ser atendidos desde el sindicato para, según las posibilidades de cada institución, dar respuesta a estas situaciones.
Asimismo, considera que deben buscarse vías para estimular a los jóvenes. «El sindicato tiene su metodología de reconocimiento con distintas condecoraciones, pero siento que eso ha decaído en los últimos años. Además, por lo general las condecoraciones sindicales son para personas con experiencia, lo cual nos descarta. Entonces, habrá que buscar mecanismos para distinguir también a aquellos de corta pero destacada trayectoria».
Ana Margarita Cutiño, secretaria general del sindicato en la sede de la Empresa Provincial Productora y Distribuidora de Alimentos (Numa), en Holguín, fue enamorándose de su labor en el chequeo de calidad en la rama alimentaria, y luego encabezó el ejecutivo de la sección sindical.
Ella, proveniente del sector de la Educación como formación profesional de base, es una de las tres jóvenes integrantes del ejecutivo, una expresión concreta de la estrategia que prioriza a la masa juvenil en el desempeño del gremio.
«Cada actividad laboral o recreativa en Numa involucra a los jóvenes. Hay directivos con pocos años de graduados y departamentos en los que predomina la juventud. En función de aportar alegría y dinamismo, se organizan talleres de superación, visitas a sitios históricos, cabarets en familia, tertulias y caminatas», recalca.
La también jefa del Departamento de Calidad afirma que «el sindicato debe motivar, sin que se vean sus convocatorias como formalismos o de carácter obligatorio. Hoy, en la empresa se le da respuesta positiva a cualquier llamado a un trabajo voluntario, porque entendemos la necesidad de contar con un espacio de autoconsumo, o de respaldar la limpieza de unidades si el personal encargado se encuentra limitado o afectado.
«También es importante dejar de enmarcar el quehacer de la organización únicamente como saludo a una fecha histórica o a una conmemoración; y activarnos también en cualquier momento desde la espontaneidad».
Los agramontinos Víctor Antonio Machado Fernández, de 21 años de edad, y Yenier Leyva Ramírez, de 27, opinaron que la labor sindical requiere de dinamismo, compromiso y responsabilidad individual y colectiva.
Para Leyva, líder natural en la Unidad Empresarial de Base Aeropuerto Camagüey, donde se desempeña como especialista de Seguridad y Salud, el sindicato debería hacer buen uso de las redes sociales para transmitir su grandeza, historia, y para atraer a los más noveles: «Si allí están los más jóvenes, allí deben ir los sindicatos para escucharlos y sumarlos».
Machado, quien es auxiliar general de Servicio de Asistencia en Tierra en el aeropuerto internacional Ignacio Agramonte, aseguró que todas las instituciones del país deberían tener un sindicato que sume a todos sus trabajadores por igual y nada le sea ajeno: «La organización tiene que estar pendiente hasta de la salud de sus obreros. Solo así todos, incluso los más jóvenes, se sienten representados».
En esa misma línea de pensamiento se pronuncia Nerlyn Olazábal Morell, de 38 años de edad, quien con 20 años se inició como activista sindical y actualmente es una consagrada dirigente en el sector de la Construcción: «Debemos ser más propositivos en la base y escuchar a todos por igual para encauzar el trabajo de la organización. Ese debe ser el método de trabajo permanente, porque nos acercará a nuestra gente».
Kelvin Cullé Pérez, de 28 años de edad, médico veterinario de profesión y líder sindical en Camagüey, apunta a otra arista: «El sector privado crece en número de trabajadores, a quienes debemos también representar. Hay que atemperarse más a los momentos actuales, y lograr darles soluciones a sus problemáticas».
Buen líder: La clave del éxito
La elección del líder sindical es quizá la reunión más crucial que realizan los afiliados a la organización. De la calidad y seriedad de esa selección dependerán después muchos procesos que pueden, incluso, tocarnos bien de cerca si esa persona un día debe defender directamente nuestros intereses como trabajador frente a la administración.
La organización sindical debe ser esencial para estimular a los trabajadores, en especial a los jóvenes que llegan a los centros laborales. Fotos: Abel Rojas Barallobre
Para Ana Margarita Cutiño, esa persona necesita concentrar virtudes respetadas por todos y ser motor impulsor, alguien que dice y obra con el ejemplo. Debe estar al tanto de cada afiliado y sus familiares, preocuparse por alguien enfermo y aproximarse a los trabajadores: «A los jóvenes debemos demostrarles que el vínculo con el sindicato va más allá de asistir a reuniones o liquidar la cuota sindical, y se ha de viabilizar la continuidad de estudios, propiciarles tiempo y orientación profesional».
Mientras, Aniuska Rojas ahonda en la importancia de que los líderes estén siempre en el terreno y no descuiden a sus afiliados. «Los dirigentes a todos los niveles tienen que surgir de la base y escalar desde el colectivo, conociendo el funcionamiento de la CTC y la rica historia de la clase obrera cubana, tan valiosa como defensa de nuestro sistema social.
«Ese líder debe representar realmente los intereses de los trabajadores y ser genuino ante el colectivo, una persona capaz de movilizar masas, transparente en los procesos y a la vez entusiasta. Ha de transmitir energía positiva, y promover actividades fundamentales en los colectivos laborales», asegura Reinier Vallester.
También debe ser una persona capaz de hacer gestiones, de preocuparse y ocuparse de las necesidades del colectivo, de negociar con los diferentes actores económicos y los gobiernos locales, en busca de mejoras para todo el equipo de trabajo. «Tiene que ser una persona innovadora entusiasta, con ideas… Ese es el dirigente sindical que necesitamos en nuestro país», resume Vallester.
Precisamos entonces de más líderes sindicales sensibles y humanos, pero también conocedores del funcionamiento de las leyes que amparan a los trabajadores, sus derechos y deberes.
Han de ser, asimismo, conocedores de la historia de la organización, de sus luchas y conquistas. Y empáticos: que sepan ponerse en el lugar del trabajador y echar pie en tierra por él cuando tiene un problema, pero que también le haga el señalamiento oportuno cuando hace algo mal o afecta al colectivo.
En función de los cambios
Leobanys Ávila Góngora, miembro del Secretariado Nacional de la CTC, en exclusiva para Juventud Rebelde explicó que la organización siempre busca adecuarse a los cambios, una premisa presente en la Cuba de hoy, donde hay un cambiante escenario en el orden económico y con un impacto directo en el orden laboral, con la implementación de un grupo de normas jurídicas que dan autonomía a la empresa estatal socialista, y al mismo tiempo se perfecciona la forma de gestión estatal.
A tono con ello, el sindicato también se transforma en función de una práctica más aterrizada a esas exigencias: «No es la nuestra una organización de oficina. El sindicato cobra vida a nivel de colectivo laboral. Donde se elijan buenos dirigentes sindicales, preparados para representar los derechos, deberes y garantías de los trabajadores, ahí tendrá vida el sindicato, ahí habrá reconocimiento de sus afiliados y de la administración.
«Debemos reconocer de forma crítica que existen insuficiencias en el funcionamiento de las estructuras de base, pero en el momento actual contamos con mayor fortaleza, visión, y reconocimiento en el papel que le corresponde a la CTC como la organización que aglutina a todos los sindicatos de la nación.
«Dentro de las prioridades de trabajo están los jóvenes que por primera vez se incorporan al empleo, porque desconocen qué es el sindicato, no saben cómo funciona. Tenemos una política de acercamiento y presentación en el colectivo laboral para incorporarlo, aun cuando no esté afiliado a las diferentes actividades que realiza el sindicato.
«El problema es que en un grupo importante de colectivos laborales no se materializan esas actividades priorizadas» reconoce el entrevistado. Así no funciona la política de atención a los jóvenes, ni se logra incorporarlos a los ejecutivos sindicales.
«Tenemos el deber de integrarlos a una organización atractiva, capaz de responder a las principales problemáticas que plantean los afiliados. Las personas tienen que verla funcionar en su colectivo, representar sus derechos y estar en los espacios de debate, algo que no funciona bien en todos los centros», admitió.
—¿Hacia dónde dirigir específicamente la mirada?
—Hacia esos lugares donde no logramos calar. Debemos rescatar la estimulación moral y material, las actividades deportivas, el movimiento de artistas aficionados, y usar más las nuevas tecnologías, las redes sociales, para divulgar lo que hacemos, sin esperar a una fecha significativa.
«Todos los días nuestros trabajadores, nuestros jóvenes, hacen cosas valiosas que se desconocen; son como héroes anónimos, y yo creo que el sindicato tiene que repensarse en esa dirección.
«También debemos trabajar más con el sector privado. Ahí hay un grupo importante de jóvenes incorporándose por primera vez al empleo, y en muchos casos no hay núcleo del Partido, no hay consejo de dirección…
«Ahí el sindicato tiene que hacer un trabajo diferenciado para atender a los jóvenes, porque tenemos muchachos muy valiosos que merecen ser escuchados, y sobre todo ser incorporados a un grupo de tareas de la organización».
***
Desde distintas miradas, casi todas jóvenes, se impone la conclusión de que un buen equipo al frente de la sección sindical es decisivo para que la organización mantenga su vitalidad y los preceptos fundacionales. Entender que la CTC es más que tres siglas, una reunión mensual y el pago de una cuota, es solo el primer paso. Que sirvan estas jornadas de reflexión mundial en torno al Día de los Trabajadores, para pensar en la organización que tenemos y la que realmente necesitamos.
Donde todo funcione bien, habrá que seguir el camino, y donde no sea así, urge hacer un alto y cambiar porque, por más increíble que parezca, el buen ambiente laboral que logra fomentar un sindicato eficiente es la materia prima intangible que hace realidad los buenos planes.