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Desde la satisfacción del conocimiento

El santiaguero Rolando Darío Rosales Campos, uno de los dos estudiantes de Medicina del país nominados  al Premio Anual de Salud 2023, insiste en que la ciencia es pilar de una atención de salud más certera

 

Autor:

Odalis Riquenes Cutiño

SANTIAGO DE CUBA.— A punto de concluir sus estudios de Medicina en la Universidad Médica santiaguera, el joven Rolando Darío Rosales Campos, está hoy convencido de que vincular la ciencia con la práctica médica, convertir la validación de las conclusiones profesionales en herramienta cotidiana, es pilar de una atención de salud más certera y del enfrentamiento exitoso de cruciales problemas sanitarios.

Sus experiencias como investigador, alumno ayudante y dirigente estudiantil durante la carrera que culmina con un índice académico de 4.96 puntos, título de oro y la aspiración de conquistar el Premio al Mérito Científico, se lo han reafirmado.

Asumir la secretaría de docencia e investigaciones de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), en el tercer año, primero en la Facultad de Medicina No. 1, y luego en la Universidad —relata—, le abrirían el camino al fascinante mundo de la investigación científica que, confiesa, no solo ha nutrido sus saberes, sino que le ha permitido transmitir ese conocimiento a sus compañeros.

«Cuando comienza la COVID-19 la Cátedra de Estudios de Cáncer de Pulmón, que dirige la doctora Soraida Acosta Brooks, me propuso participar en el comité redactor de protocolos de investigación para probar productos de la biotecnología cubana en pacientes con la enfermedad; esa fue mi prueba de fuego, y me abrió las puertas a la ciencia.

«A partir de ahí, gracias a la tutoría de la doctora Soraida y otros profesores de la cátedra, empecé a investigar; sobre cirugía, que era en aquel momento mi Ayudantía, y luego sobre oncología, algo que considero muy necesario, pues la enfermedad ocupa un lugar importante en el cuadro de salud de la provincia y el mundo, y se necesitan médicos cada vez más preparados y humanos».

En virtud de su trayectoria docente, extracurricular y su interés personal, Rolando Darío asume desde el 6to. año como interno vertical rotatorio de Oncología.

Y cuando a partir del 2024 forme parte del colectivo sanitario que aquí da la pelea contra la mortal dolencia, llevará adelantadas sus revisiones bibliográficas en torno, por ejemplo, a la racionalidad del uso de biomarcadores en el diagnóstico y tratamiento del cáncer de páncreas y sobre la efectividad de fármacos utilizados en el país contra el cáncer de mamas, frutos de su inquietud investigativa reconocidos en eventos nacionales e internacionales.

Rosales Campos asume la máxima martiana de que la verdadera Medicina no es la que cura, sino la que precave, por eso ve la prevención como imprescindible en el tratamiento del cáncer y pone la inmunoterapia en la mira de sus indagaciones futuras. «Fortalecer los programas con que cuenta nuestro país para la prevención, contribuir a que las medidas establecidas se afiancen e incorporar otras nuevas que sean necesarias para seguir previniendo; explorar terapéuticas que buscan la estimulación del sistema inmune para que sea capaz de autodefenderse de la enfermedad, están entre mis preocupaciones.

«Me gusta mucho la investigación sobre el cáncer de páncreas, y no descarto la posibilidad de practicar la cirugía oncológica, pero estoy dispuesto a asumir cualquier línea de estudios factible, allí donde otros tipos de cáncer sean un problema de salud importante».

Antes de concluir su vida estudiantil, Rosales Campos ha conseguido unir sus dos pasiones de los días en las aulas: la ayudantía y la investigación científica. Así, ha creado y validado un instrumento evaluativo, sin precedentes en la provincia y el país, para los festivales de clases, concurso en el que anualmente exponen sus experiencias los alumnos ayudantes de las universidades médicas.

La propuesta del joven y sus tutores dota a los tribunales de indicadores y una herramienta objetiva para la evaluación de los participantes en la competencia, y destierra las subjetividades que pueden mediar en el proceso.

Este aporte a la educación médica, probado con éxito en las dos últimas ediciones de los festivales en su Universidad, y publicado en la revista científica estudiantil 16 de Abril, ha sido reconocido en eventos como la exposición Forjadores del Futuro, de las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ), y recientemente fue nominado al Premio Anual de Salud 2023 a nivel nacional, en la categoría estudiantil.

El gusto por la docencia, que descubrió desde el segundo año, le ha demostrado la necesidad de una formación integral, sostiene Rolando Darío. «Las ayudantías me mostraron la importancia de que el médico no solo atienda a pacientes, aunque esa sea su misión social fundamental, sino que también investigue y sea capaz de compartir con otros los conocimientos incorporados».

Asegura que el médico no debe conformarse solo con lo que le bridan los libros, debe proponerse más y puede validar las conclusiones emanadas de su propia observación mediante el método científico.

«La investigación es ese plus para adquirir más conocimientos. Mientras más indago sobre el cuerpo humano y sobre el hombre como ser biosicosocial, más me gusta mi carrera, sobre todo la satisfacción de poder hacer que otra persona se sienta mejor, aunque a veces no le pueda curar».

Rolando Darío se considera un joven de estos tiempos. Para este muchacho dado a ayudar, que disfruta bailar, compartir en familia, con amistades, y tener tiempo libre, estudiar Medicina en los días duros de la epidemia, le reafirmaron su sueño de ser médico, ese que alimentaba desde niño en el comedor de la casa familiar, mientras contemplaba en la pared los títulos de sus abuelos paternos.

Siempre recordará su tránsito por las pesquisas, la zona roja, como la etapa más bonita que ha podido vivir: una oportunidad para adquirir habilidades médicas, investigativas, y también fomentar valores humanos. «La pandemia me enseñó a convivir con mis compañeros en un hospital de campaña, a asumir lo que hiciera falta en la atención a los pacientes, y eso confirmó mi vocación.

«La investigación y la Medicina me han brindado mucho, en primer lugar, conocimientos, y también el regocijo de poder ofrecerlos a otros; ha sido como un compendio que hasta ahora me ha dado en todos ámbitos de la vida satisfacción y reconocimiento».

 

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