La Tarea Ordenamiento comienza el 1ro. de enero de 2021 Autor: Juventud Rebelde Publicado: 11/12/2020 | 12:20 am
¿Qué representa dejar las pensiones de los jubilados por debajo del salario mínimo?
El ordenamiento monetario busca corregir serias distorsiones en el ámbito financiero y económico que ha padecido la economía cubana por mucho tiempo. En esta primera fase de la tarea ordenamiento no es realista pensar que van a resolverse todas las deficiencias acumuladas por años y que se han enraizado en la institucionalidad cubana. Sin duda uno de los temas que más expectativas ha generado en el proceso es el tema del poder adquisitivo del salario, o sea, la relación entre el salario nominal y el resto de los precios de la economía. Y es natural esta preocupación ante un escenario completamente nuevo, con mayores retribuciones laborales, pero también con menores subsidios estatales.
El ordenamiento ha optado como primer paso por la expansión de la oferta monetaria de conjunto con la eliminación de subsidios generalizados, medida que vendrá acompañada por otras que canalicen ese incremento hacia un aumento efectivo de la producción de bienes y servicios, con especial énfasis en las exportaciones y los bienes que sustituyan importaciones.
En definitiva, el ordenamiento en general no será sostenible si no logra ese necesario impulso productivo. La situación actual del país no es ideal, por un lado, tenemos el bloqueo particularmente arreciado en los últimos años, que ha mermado considerablemente las entradas de divisas al país incluso antes de la pandemia. Por otro lado, tenemos la pandemia que ha atacado con especial fuerza el principal renglón exportable del país: el turismo. La economía cubana es una economía sumamente dependiente del sector externo, hasta el punto de que se requiere un incremento de alrededor de un dos por ciento de las importaciones para generar un crecimiento del producto interno bruto del uno por ciento. El endeudamiento de Cuba recién con el ordenamiento comienza a mostrar su verdadera magnitud y el lastre que significa para el diseño de políticas económicas que impulsen crecimiento. Todo lo anterior significa que el crecimiento productivo de Cuba, al menos en el corto plazo demandará de sumas considerables de divisas para su articulación. Además, la inyección de moneda nacional en la economía interna constituye otra presión extra a esa demanda de divisas al incrementar la demanda de bienes de consumo final e intermedio por parte de los agentes económicos (hogares o formas de gestión no estatal). Demanda que, por demás, se cubre en gran medida con bienes importados. Con todo esto quiero decir que los equilibrios macroeconómicos están siendo fuertemente presionados por las medidas.
Otro elemento que es conveniente mencionar es la estructura demográfica de Cuba, donde más de un 20% de la población se encuentra en el rango de 60 años o más, con una marcada tendencia a crecer en los próximos años. Esta característica demográfica implica que, en un sistema de reparto solidario universal como el cubano, la parte que contribuye a la Seguridad Social vaya disminuyendo a la par que la parte receptora de los beneficios de Seguridad Social como los pensionados vayan en aumento. Por poner un ejemplo, en 2019 la Contribución a la Seguridad Social fue apenas el 80% de los gastos en seguridad Social[1] del presupuesto, valor que seguramente se verá más tensionado a partir de los incrementos de las pensiones. Esta situación se une a la anterior en la generación de presiones financieras que pueden atentar contra la sostenibilidad de la tarea ordenamiento y de la economía en general. Otra peculiaridad en Cuba es el elevado nivel de población inactiva. El mayor peso lo tienen las mujeres con una tasa de inactividad de alrededor del 47% por diversos factores, entre ellos que generalmente son las mujeres las encargadas de los cuidados tanto de niños como de ancianos, dedicación a tareas domésticas, entre otros factores. Ello hace que sean aún menos las personas que contribuyen a sostener el sistema de Seguridad Social y precisamente la tarea ordenamiento busca, entre otras cosas, generar incentivos económicos para la incorporación a la actividad económica de esa población que hoy está al margen.
A pesar de la voluntad política manifiesta, la solución al problema no pasa solamente por la dimensión económica, sino que tiene causas más profundas, algunas tan nocivas como el machismo. Esto genera además otras situaciones indeseables como por ejemplo que, según la Encuesta Nacional de Envejecimiento de 2017, de las mujeres que hoy tienen 60 años o más, alrededor del 27% nunca ha trabajado por lo que no tendrían acceso a la pensión por jubilación. Esta característica parece mantenerse teniendo en cuenta la cantidad de mujeres que como mencionaba antes se encuentran inactivas.
Para responder la pregunta, en este primer momento de la tarea es necesario estabilizar el poder adquisitivo y esto va tanto por los salarios como por las pensiones. Una vez estabilizado, entonces se puede empezar a pensar en incrementarlo, pero esto sólo ocurrirá si hay una respuesta productiva. Indudablemente ese impacto productivo que se requiere en esta primera etapa del ordenamiento, y ante tan adversas condiciones, vendrá de la mano de la población económicamente activa (la actual y la nueva que se logre incorporar a la actividad económica) redireccionada a la producción de alimentos, exportaciones y bienes que sustituyan importaciones. Esta población es además la que debe sostener el sistema de seguridad social con las peculiaridades que tiene y que ya han sido mencionadas. De ahí que no sea posible establecer niveles de pensiones que permitan un mayor poder adquisitivo en este momento, en cambio la focalización de los subsidios es la medida que debe acompañar a esos pensionados para garantizar que puedan llevar una vida digna. Los modelos de construcción socialista como el nuestro, a la hora de diseñar políticas económicas, buscan siempre un equilibrio entre lo económicamente factible y lo socialmente justo. No es fácil lograrlo y hay situaciones que ponen a prueba la voluntad política y obligan a tomar decisiones difíciles.
Tengo confianza, porque la historia de la Cuba Revolucionaria ha demostrado que ante las situaciones más adversas siempre ha primado la justicia social a la hora del diseño de la política económica. Nadie ha quedado ni quedará nunca desprotegido.
(Compartimos también las palabras de Liu Mok por si no puedes escuchar el material sonoro).
[1] Incluye pensión por jubilación, enfermedad, subsidio de desempleo, etc.