El taller mantiene a Rafael Riverón muy ocupado en sus faenas Autor: Nelson Rodríguez Roque Publicado: 24/12/2020 | 12:18 pm
Cuba está llena de ejemplos de profesionales que se han reorientado en su vocación, destacándose luego en nuevas funciones. Muchas veces sin academicismo a cuestas, pero con un espíritu de superación en el que prima el ahínco por dominar un oficio.
Al holguinero Rafael Riverón, ingeniero radioelectrónico en Telecomunicaciones (graduado en el Instituto Técnico-Militar José Martí), le es imposible precisar qué tan temprano en edad veía a su papá arreglando equipos en casa y se interesó en la parte técnica. Aquella versatilidad paterna para reparar televisores, grabadoras y lo que fuera la heredó este joven, y le abrió las puertas en el área de mantenimiento de la UEB Geysel Holguín.
«Él quería que siguiera este camino y trató de guiarme hasta sus últimos días. Me sugería que estudiara mucho, para aportar en cualquier centro de trabajo. Me habló de las interioridades del Instituto Técnico-Militar José Martí, donde también se formó como técnico. Hablaba mucho de las asignaturas que recibió allí y de la calidad de las clases y el claustro», reflexiona.
De su formación militar reconoce la disciplina que adquirió, valor con el cual se logra arribar a muchas metas: «Perseverar es algo que supera a la inteligencia. Hay un refrán japonés que plantea que tarde o temprano lo primero vence a lo segundo. No me considero tan inteligente, pero soy disciplinado. Siempre tengo como máxima hacer las cosas bien», expresa.
En el Instituto Técnico-Militar enfrentó asignaturas complejas como Antena, Onda de Radio y Electrónica Digital. Mas se preparó para que los conocimientos perduraran y todavía le son útiles en cada esfera en que lo necesitan en Geysel: «De la parte eléctrica tenía nociones porque en Tercer Año de mi carrera me impartieron algo sobre el tema, específicamente de circuitos. Aquí me he ido superando en lo concerniente al trabajo en dicha rama, ya que desde que me incluyeron en una brigada de mantenimiento —donde permaneció siete meses— escuchaba a compañeros muy avezados, varios ingenieros y técnicos. También estudié y eso me ayudó a convertirme en especialista eléctrico».
Generando generación
Riverón agrega que se valió de su mayor experiencia en la Electrónica para analizar el equipamiento que más presenta roturas en los grupos electrógenos, netamente electrónicos, y por ahí fue profundizando sus conocimientos, apelando muchas veces a Internet.
«Empecé a detallar sus componentes e identificar las vulnerabilidades de cada circuito. Inicié reparando reguladores de voltaje, cargadores de batería y sensores de combustible. De ese modo le ahorro dinero al país por concepto de sustitución de importaciones. Un regulador de voltaje, un cargador de batería o un sensor de combustible se cotizan hoy a 3000, 600 y 400 euros respectivamente», explica.
Más adelante se propuso arreglar las unidades de control de los motores (MDEC), vitales en el monitoreo electrónico de estos, pues controlan la inyección, los sensores, y la parada y arranque de los mismos. Entonces analizó su circuito, como él dice, su Talón de Aquiles, lo que más daño sufre: «Cuarenta y dos de esos medios ya se han rehabilitado y lo más significativo es que cada uno le hubiera costado a Cuba 37 000 euros. En el Fórum de Ciencia y Técnica de Geysel presenté una ponencia sobre el procedimiento para reparar las MDEC que obtuvo el primer lugar en el país, dado en gran medida por el más de millón y medio de euros que se dejó de gastar».
Sabedor de que los grupos electrógenos son importantes en horario pico y evitan apagones ante las altas demandas eléctricas, el joven holguinero se siente responsable de mantener desde su colectivo, integrado por unos 300 trabajadores, una disponibilidad eléctrica lo más próxima a la potencia instalada, máxime cuando Holguín es la provincia que más equipos de ese tipo posee (MTU, por su fabricante), distribuidos aisladamente o en baterías.
«Con ese fin —añade—, se efectúan reparaciones oportunas y se realizan búsquedas de alternativas para piezas de repuesto que solo se obtenían en el exterior, e igualmente velamos porque no se afecte el índice de consumo de diésel.
«El taller me mantiene ocupado mucho tiempo… Sin embargo, también voy a atender averías de envergadura (automáticas y eléctricas) en las centrales, y si algún compañero allí o en las brigadas requiere capacitarse, le comparto lo que sé».
Más control y menos gastos
A tono con la urgencia de colocar la ciencia y la innovación en el centro de la gestión empresarial en Cuba, también en Isla de la Juventud hay jóvenes que ponen su inventiva en función de ahorrar recursos y humanizar la labor de la familia eléctrica cubana.
El ingeniero informático Nelson Domínguez Clavelo creó un sistema de facturación para pizarras telefónicas en la empresa local que ha ahorrado unos 65 000 pesos por concepto de gastos en comunicaciones.
«Antes nos comunicábamos mediante la red pública y el proceso era muy engorroso y demorado. Ahora, con las mejoras y el uso de las TIC, no solo es más eficiente la gestión de la comunicación interna, sino que también los es el control de gastos en ese sentido», dijo.
La innovación, en coautoría con Roberto Vázquez, de Cubatel, es un sistema de 2 IP, pizarra telefónica instalada y un módulo de telefonía con servicios telefónicos: mensajería, fax, correo, base de datos, un servidor web y un centro de llamadas que en Isla de la Juventud ya funciona con el número 18888 en el Centro de Dirección de atención a los clientes.
«Lo hicimos en lenguaje de programación C y PHP, que permiten agregar módulos y funcionalidades según las necesidades del usuario. En nuestro caso, potenciamos la facturación para la gestión de la comunicación, un problema añejo que ya tiene solución tecnológica», explicó.
Domínguez Clavelo recordó que antes de la implementación de este sistema tenían que esperar por la factura de Etecsa. Ahora los 300 canales que existen en la empresa eléctrica del territorio están todos integrados y se trabaja en tiempo real.
«Por esta vía se controla el flujo de las quejas de los clientes, los gastos en el uso del teléfono de cada oficina y se facilita el trabajo de manera rápida y efectiva, con mejor organización y eficiente control de cada proceso. Además, ayuda a educar a los trabajadores para optimizar el uso del teléfono», comentó.
Sin lugar a dudas, entre los beneficios que aporta esta innovación destacan el perfeccionamiento de las comunicaciones —interna y externa—, incrementa los resultados en materia de ahorro en los gastos y ofrece mayor eficacia y eficiencia a los procesos.
Este ejemplo se incluye en la voluntad y el imperativo de aplicar la ciencia y el conocimiento en función del aportar respuestas domésticas al banco de problemas empresariales, una de las virtudes que Cuba necesita potenciar ante el incierto contexto económico mundial por la COVID-19 y el recrudecimiento del bloque de EE.UU. a la nación caribeña.
Miguel Mario Díaz-Canel, Presidente de la República de Cuba lo ratificaba en la Asamblea Nacional cuando expresó que es preciso continuar avanzando con mayor celeridad y prioridades claras en la implementación de la Estrategia Económico-Social: «El principio ha sido introducir modificaciones para lograr mayor flexibilidad, objetividad e innovación en la respuesta a los problemas y la búsqueda de soluciones.
«Esas prioridades conectan con algunos avances logrados durante este año difícil, como los programas de desarrollo territorial y la gestión de la ciencia y la innovación», un llamado que Domínguez no dudaron en asumir.