Canteros de plantas de tabaco. Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 25/12/2019 | 09:09 pm
La suntuosidad de los habanos que recorren el mundo, orondos de ser cubanos, se le debe en gran medida a la Empresa de Acopio y Beneficio Lázaro Peña, uno de los emporios tabacaleros del Archipiélago que distingue por sus resultados eficientes.
En las proximidades de la cuenca Ariguanabo, donde tierras muy fértiles le dan un toque especial a la aromática hoja, se encuentra este ícono veguero, cuyo encargo social es producir más del 60 por ciento de la capa de exportación que se emplea en la producción de habanos en Cuba.
Al enumerar las fortalezas con que cuenta esta empresa —ubicada en el municipio de San Antonio de los Baños, de la provincia de Artemisa—, Francisco Lam González, quien lleva sobre sus hombros la responsabilidad agrícola, afirma que una de las más importantes es el nivel de especialización alcanzado y tener bajo riego por goteo todas las áreas cultivables. «Con este sistema —el más eficiente para irrigar— no solo se ahorra agua, sino también se fertiliza y se protege a la hoja al no ser tocada por el agua directamente», sostiene.
La mano que mueve el goteo
El día en que conversamos con el ingeniero en Riego y Drenaje, Nelson Álvarez Rangel, estaba cumpliendo 62 años. De estos, 35 se los ha dedicado a la empresa Lázaro Peña. Desde que se graduó en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias, no ha trabajado en ningún otro centro; y según los directivos, tener a este profesional al alcance de la mano es un privilegio.
Es el único ingeniero en Riego y Drenaje con que cuenta Tabacuba, una especialización que nunca debió desaparecer, según Álvarez Rangel, porque formaba a ingenieros con un nivel de integralidad para acometer las labores de riego que ninguna otra disciplina agrícola ha podido superar.
«A los pocos que nos graduamos nos decían los ingenieros civiles de la agricultura. La instrucción que recibíamos contemplaba los conocimientos de las obras hidráulicas, el bombeo y todo lo relativo al riego.
«Teníamos profesores muy buenos. Muchos eran de los países que integraban el desaparecido Consejo de Ayuda Mutua Económica, con quienes Cuba tenía nexos económicos y comerciales antes de que se extinguiera el campo socialista. Nos prepararon para la construcción de obras ingenieras: presas, micropresas y canales, así como para explotarlas eficientemente», afirma.
Explica que las 639 hectáreas de esta empresa se irrigan mediante el riego por goteo desde el año 1996, y los sistemas que no están aptos para el tabaco, porque tienen alguna avería, se emplean para los cultivos varios cuando rotan los suelos.
Recuerda que no siempre su uso tuvo un consenso generalizado. Hubo quienes, como cuando la Revolución Industrial, le hicieron rechazo. Pensaban que esa gotica no era capaz de satisfacer las necesidades hídricas del cultivo.
«Eso también se debió a que los primeros sistemas que instalamos se caracterizaban por ser de baja eficiencia, tenían mala calidad. Luego instalamos los sistemas Mondragón que poseían un alcance limitado, eran soterrados y cuando te mudabas de área se quedaban bajo la tierra. Tenían unas secciones muy reducidas. El alcance de los laterales era muy poco y los consumos de combustible eran altísimos.
«Fuimos modificando el sistema hasta llegar a las goteadoras actuales que nos permiten reducir considerablemente los consumos de combustible —a un 50 por ciento—, porque logramos alargar los laterales, de 2,2 hectáreas que era el alcance de los anteriores hasta 5,37 por posición de riego. También usamos filtros».
El riego por goteo tiene como enemigo a los roedores que vienen a consumir el agua que se estanca en los sistemas, principalmente cuando están almacenados. Igualmente, algunas acciones agrotécnicas pueden dañarlo.
También las mangueras y las conexiones rápidas de aluminio de estos sistemas son asediadas por el vandalismo para utilizarlas como materia prima con el fin de confeccionar diferentes artículos.
«Para combatir el vandalismo tenemos que hacer cosas increíbles, como quitar y poner las mangueras diariamente. Han existido lugares donde en una noche nos han robado 15 conexiones. Las cabezas de esas mangueras tienen el valor de las dos terceras partes de esa pieza. Cuesta más la cabeza que la manguera como tal».
Pero el principal enemigo de esta tecnología es, según Álvarez Rangel, el bloqueo de Estados Unidos a Cuba. Por esa causa no hay acceso a los mejores proveedores de partes y piezas para estos sistemas. «Los comercializadores que nos las ofrecen con facilidades de pago, nos cobran elevados intereses, y muchas veces la calidad de sus propuestas no están avaladas por las normas internacionales».
El especialista acota que cuando reciben esas piezas «ya estamos con el agua al cuello y no hay a quién reclamarle que las cintas de goteo no tienen calidad, no gotean, se rajan, se deterioran a veces en el estreno. Eso sucede porque no están hechos con materiales vírgenes. Al final, el gasto es alto y pasamos mucho trabajo innovando. Por suerte tenemos buenos innovadores, gracias a los cuales podemos mantener el riego localizado».
Con este método se fertiliza y se protege a la hoja al no ser tocada por el agua directamente. Foto: Abel Rojas Barallobre.
Ventajas en el camino
Finalmente asegura que, a pesar de las dificultades enumeradas, el riego por goteo es la tecnología para irrigar más eficaz y eficiente. Permite que los rendimientos sean altos al ser localizado y permitirle a la planta el volumen de agua que requiere y en el lugar que lo requiere.
«Su eficiencia está entre el 90 y el 96 por ciento, mientras que el sistema que antes utilizábamos, el cual era superficial en una modalidad de manguera, tenía una eficiencia del 65 por ciento. Lo que quiere decir que el 35 por ciento del agua que se extraía de la fuente se perdía, y regábamos áreas donde no había sistema radical del cultivo. Eso hacía que proliferaran las plantas indeseables, y se enyerbara donde no había vegetación, lo cual comprometía los rendimientos.
«Los Hombres Habanos que hay en esta empresa han adquirido esa condición, entre otras razones, porque usan el riego por goteo, el cual entre sus muchas bondades disminuye considerablemente la fuerza de trabajo.
«Antes en 13,41 hectáreas se necesitaban 18 hombres para regar y con este sistema solo se necesita a uno. Además, es posible fertilizar mientras se riega. Es lo que se conoce como fertirriego.
«También teníamos que fertilizar a mano y echábamos fertilizante hasta donde no era necesario. En 13,42 hectáreas utilizábamos 56 hombres cada vez que había que ofrecer esta atención cultural.
«Otra ventaja suprema de este sistema es que permite hacer labores de manera simultánea. Se puede estar regando y subiendo tendales al mismo tiempo. O estar regando y fumigando con tractores… Igual se puede estar regando y trasplantando. Antes cuando se regaba con otras técnicas había que esperar siete días para poder entrar a fumigar con una pipa.
«Creo que si queremos elevar rendimientos, proteger los recursos hídricos, la capa vegetal del suelo, y de modo general el medio ambiente, sobre todo, ahora que estamos llamados a extremar su cuidado debido al cambio climático, es necesario apostar por el riego por goteo.
«Aunque cuesta caro su adquisición y mantenimiento, no se trata de un gasto, sino de una inversión que siempre dará más frutos que si usamos los sistemas tradicionales», remarcó Álvarez Rangel.