En 1982 la Unesco declaró el casco histórico de La Habana Vieja y su sistema de fortificaciones Patrimonio de la Humanidad Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 08/05/2018 | 07:23 pm
El mar, enfurecido, golpea con fuerza el imponente muro, pero ninguno de los presentes abandona su deseo de llevarse una imagen del lugar. Por ahí, explica el guía de un grupo de alemanes, fue por donde la infantería británica al mando del Conde de Albemarle, sitió en 1762 el Castillo de los Tres Reyes del Morro y tomó la loma de La Cabaña.
Bautista Antonelli, el ingeniero militar italiano encargado de su construcción (1589-1630) ya lo había advertido: quien lograra apoderarse de esas elevaciones sería el dueño del Morro y de La Habana. La historia se encargó de demostrar la veracidad de sus palabras; y el boquete en un costado de la edificación, de preservar para la posteridad el hecho que cambió para siempre el urbanismo en esta parte de la geografía habanera al evidenciar las debilidades del sistema defensivo español.
Los ingleses duraron cerca de 11 meses en La Habana, lo suficiente para que, a su partida, España invirtiera en sus sistema defensivo y cerca de 2 000 hombres, fundamentalmente esclavos cubanos y presidiarios mexicanos a cargo del ingeniero militar Silvestre Abarca, erigieran en los terrenos donados por Agustín Sotolongo muy cerca del castillo, la mayor fortaleza construida por España en América: San Carlos de la Cabaña (700 metros de largo y diez hectáreas de superficie fortificada).
Basada en el proyecto original del ingeniero francés M. de Vallieri, al cual Silvestre de Abarca introdujo modificaciones, esta edificación de estilo ecléctico levantada en apenas 11 años (1763-1774) contiene patrones de ingeniería italiana, holandesa y francesa; y destaca por sus característicos flancos curvos y el orejón de los baluartes, así como por sus extensas cortinas, tenazas y galerías de minas.
Precisamente a estas últimas, conservadas hasta la fecha, se dedican desde hace algún tiempo los especialistas de la Dirección de Museología del Complejo de Museos Histórico Militares al cual pertenecen el Morro, La Cabaña y otras edificaciones de valor histórico y patrimonial en el área. Como parte de las transformaciones de la tecnología armamentista y naval de la fecha, la fortaleza contó con dos en su momento: una en el baluarte de San Ambrosio y otra en el semibaluarte de San Lorenzo.
Un arduo proceso de restauración permitió abrir al público la primera de ellas en 2017. Según pueden apreciar quienes visitan desde entonces la fortaleza, la principal función de estos estrechos pasillos era colocar la pólvora y otros explosivos para neutralizar el avance enemigo bajo tierra. Allí donde la temperatura es más agradable y la iluminación artificial orienta el camino, están expuestos los ramales y hornillos utilizados para tales propósitos.
De muros y prisiones
Pero La Cabaña atesora muchas más historias entre sus empinados muros que nunca tuvieron su bautizo de fuego porque ningún otro corsario, pirata ni nación se atrevió a invadir la ciudad por la bahía que tan celosamente custodió desde su fundación.
Allí están, en representación de aquellos años en que fungió como plaza militar y por solo mencionar algunos, su capilla, su sala de armas, su foso de los laureles —donde cada año se entrega la réplica del Machete Mambí del Generalísimo Máximo Gómez a destacadas personalidades de la cultura del país—, su batería de 21 cañones de bronce de los siglos XVIII y XIX concebida para la defensa del canal del puerto, y su sala de prisiones.
En el interior de esta última se recuerda que durante la etapa colonial en la fortaleza radicó uno de los principales presidios de Gobierno español en la Isla y que entre sus reclusos estuvieron el negro José Antonio Aponte (1812) y nuestro Héroe Nacional José Martí (agosto-septiembre de 1870).
Según explicó a JR Odalis Méndez Santos, directora de Museología del Complejo, el 4 de marzo de 1870 Martí fue condenado a seis años de presidio y trabajo forzado en la Cárcel de La Habana. Los esfuerzos y penurias sufridas enfermaron al joven de 17 años, lo que motivó que las autoridades decidieran su traslado hacia la Isla de Pinos. Previo a su partida hacia el hoy Municipio Especial, Martí pasó un mes en esta fortaleza.
De la etapa posterior al triunfo revolucionario, La Cabaña atesora la sede de la Comandancia que el Che estableció el 3 de enero de 1959 en la otrora Casa del Gobernador. Allí se muestran desde el mobiliario original que utilizó durante los cerca de cinco meses que la ocupó hasta la urna funeraria en la que se trasladaron sus restos mortales hacia Santa Clara.
Al otro lado de la bahía
De la fructífera vida del Guerrillero Heroico también se habla muy cerca de La Cabaña, en el Centro cultural Casa del Che, y al otro lado del túnel de la Bahía, en el Museo de la Revolución. Próxima a cumplir sus primeros 60 años de fundada, esta institución, actualmente sometida a un amplio proceso de restauración, alberga en sus salas toda la historia del proceso revolucionario cubano.
En visita realizada por un equipo de nuestro diario al edificio que atesora el Yate Granma original utilizado por Fidel y 82 compañeros en 1956, no solo pudimos constatar los avances en la recuperación de sus principales espacios, sino cuán próximo se encuentra el día en que vuelvan a mostrar su esplendor original el Salón presidencial y el Salón de los espejos. También del empeño de dotar al edificio y sus salas expositoras de un sistema tecnológico a la altura de los nuevos tiempos.
Complejo singular
El Complejo de Museos Histórico Militares, fundado el 10 de mayo de 1993, está compuesto por dos unidades empresariales de base: el Museo de la Revolución, ubicado en el municipio de La Habana Vieja, y el Parque Histórico-Militar Morro-Cabaña, en el municipio de La Habana del Este.
Este último cuenta entre sus instalaciones con el Castillo de los Tres Reyes del Morro, la Fortaleza San Carlos de la Cabaña —ambas incluidas en el denominado Sistema Defensivo de la Ciudad, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1982—, el Centro Cultural Casa del Che, la Batería número 1 y el Parque del Cristo de La Habana, declarado Monumento Nacional en 2017.
El obelisco de La Cabaña honra la memoria de un grupo de soldados españoles que murieron durante el intento de la toma de la ciudad de Cárdenas por Narciso López, en 1850. Fotos: Abel Rojas.
Las salas del Museo de la Revolución son recorridas anualmente por más de 300 000 visitantes nacionales y extranjeros. Fotos: Abel Rojas.