Una de las figuras esenciales de la Revolución Cubana ha fallecido y dejó para las presentes y futuras generaciones un extraordinario ejemplo de lealtad, espíritu de sacrificio, firmeza y apego absoluto a los principios.
Lo anterior lo reconoció en sus palabras de merecido tributo al brillante intelectual y revolucionario Armando Hart Dávalos, el miembro del Buró Político del Partido, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la mañana de este lunes en el Centro de Estudios Martianos.
Desde muy joven, Hart Dávalos se involucró en la denuncia contra los gobiernos de Grau y Prío, recordó. «El sentido martiano de la ética guio invariablemente su conducta, siempre transparente, siempre implacable frente a quienes usaban la Patria como pedestal».
Díaz-Canel rememoró que Hart se opuso «al cuartelazo del 10 de marzo de 1952 y enfrentó desde entonces a la tiranía batistiana. Fue miembro de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio y participó activamente, junto a Frank País, Haydée y Vilma, en el alzamiento del 30 de noviembre de 1956, en Santiago de Cuba, en apoyo al desembarco del Granma. Llegó a ser Coordinador Nacional del Movimiento 26 de Julio».
Como ministro de Educación del primer gabinete revolucionario, Hart dirigió la Campaña de Alfabetización y la admirable obra educacional y cultural que transformó a nuestro país, sostuvo.
«Una década después, asumió la dirección del recién creado Ministerio de Cultura, desde donde rectificó errores y distorsiones, restauró la comunicación con la vanguardia intelectual, impulsó la enseñanza artística y diseñó un sistema institucional que convirtió al pueblo en protagonista de los procesos culturales».
Hart Dávalos dedicó la última etapa de trabajo de su fecunda vida a estudiar y difundir la vida y la obra de José Martí, en quien las ideas de emancipación, justicia y antimperialismo alcanzaron su punto más alto.
Díaz-Canel expresó que como integrante de la dirección de nuestro Partido, y martiano siempre, Hart Dávalos se convirtió en un ferviente fidelista.
«Hart repetía que al clásico proverbio de “divide y vencerás” había que oponer el martiano y fidelista “unir para vencer”. Esto era la base de lo que llamó “el arte de hacer política”, algo que aplicaba con particular interés en su diálogo con los jóvenes».
Hart desarrolló una notable labor intelectual. Algunos de sus libros, novedosos en materia de política cultural y de la gestación de una nueva conciencia en el socialismo, hoy siguen siendo una referencia obligada, destacó.
«Hasta el último de sus días fue un batallador intelectual y político incansable. Encaró de forma admirable el golpe moral que sufrió la izquierda tras el derrumbe del socialismo en Europa y trabajó arduamente para crear, ante la barbarie, un frente internacional de ideas, fidelista, martiano y marxista».
El Primer Vicepresidente resaltó que a la frase de Martí, «la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida», Hart añadiría: «¡Hasta la victoria siempre!».