En el acto político cultural las nuevas generaciones recordaron al líder, que luchaba como un león, junto a sus compañeros y en contra de los esbirros de batista. Autor: Yahily Hernández Porto Publicado: 21/09/2017 | 06:54 pm
Camagüey. -Jóvenes, estudiantes, combatientes de la Revolución Cubana, el pueblo agramontino..., rememoraron la caída en combate en tierra boliviana el 10 de abril de 1967 del Capitán Jesús Suárez Gayol, revolucionario de la guerrilla liderada por el Comandante Ernesto Che Guevara.
La muerte de «el Rubio» —como lo llamaba el Che-, quien peleó en la columna Ciro Redondo hasta el triunfo del Primero de Enero de 1959, ponderó el espíritu de los guerrilleros en la selva boliviana, proporcionándole al enemigo otra derrota, ese propio 10 de abril, poco antes de su muerte, hace 50 años.
Justo en la Escalinata del preuniversitario Álvaro Morell Álvarez, -entonces Instituto de Segunda Enseñanza-, ubicado en las áreas del Casino Campestre, se recordó la muerte de este León –como lo nombró su compañero de lucha Antonio (Tony) Massía Fernández.
En este lugar Gayol, junto a Armando Hart Dávalos, Álvaro Morell Álvarez (Charles), Rafael Guerra Vives y José Rodríguez Vedo (Tato), el 27 de noviembre de 1955 burló la represiva dictadura batistiana y develó —entre perseguidoras, sirenas de terror y esbirros— un retrato de Abel Santamaría Cuadrado, segundo jefe del Movimiento Revolucionario de la Generación del Centenario.
Relata el diario del Che que, al día siguiente de su muerte, a acusa de un tiro en la frente, fue sepultado cerca de un arroyo en una fosa a flor de tierra. Por eso tal vez los restos del cadáver de Félix -como también lo llamaban en la guerrilla boliviana- no han aparecido. Es probable que las crecidas de las aguas arrastraran su cadáver.
El paso del tiempo no disminuye el dolor que encierra leer en el diario del Che la pérdida de Gayol, primera sangre derramada por los cubanos en Bolivia.
«A media mañana llegó muy agitado El Negro a avisar que venían 15 soldados río abajo. Inti había ido a avisar a Rolando en la emboscada. No quedaba otra cosa que esperar y eso se hizo. Mandé a Tuma para que estuviera listo a informarme. Pronto llegaron las primeras noticias, con un saldo desagradable: El Rubio, Jesús Suárez Gayol, estaba herido de muerte. Y muerto llegó a nuestro campamento. Un balazo en la cabeza».
El indomable líder estudiantil, activo fundador del Movimiento 26 de Julio y fiel combatiente del Ejército Rebelde y de la guerrilla boliviana muchas veces anduvo con su espalda marcada por el machete o el paraguayo batistiano.
Así lo recuerda Antonio Massiá Fernández, entonces estudiante del Instituto de Segunda Enseñanza de Camagüey, y quién vivió aquellos días del batistato.
«Se desarrolló aquí el velorio simbólico de Rubén Batista Rubio, -estudiante universitario de la carrera de arquitectura de La Universidad de La Habana, quien recibió un balazo en el abdomen y fue herido mortalmente el 15 de enero de 1953. Luego es ingresado en el hospital Calixto García, hasta que muere 29 días después, el 13 de febrero de ese mismo año-, en las afueras del Instituto y la policía llegó y se formó una golpiza tremenda, pero con el Rubio nadie pudo, pues no combatía un hombre, sino un león, junto a sus compañeros y en contra de los policías.
«Desde ese día -rememoró Massiá Fernández- Jesús Suárez Gayol dejó de ser uno más, para convertirse en un joven indispensable en la lucha por la independencia de la patria», acentuó el combatiente.
La última vez que el Camagüey escuchó y vio físicamente a Gayol fue el 25 de julio de 1966, en la Plaza de los Trabajadores en el acto por los XIII Aniversario del asalto al Cuartel Moncada. Desde entonces se siente su ejemplo en las calles de su ciudad y entre los más jóvenes.
No es casual que Noel Sánchez lo retratara como un líder, «Fue un líder para mí y todos los que lo conocimos, siempre estuvo en la primera línea de la lucha, en el lugar difícil, fue audaz, decidido, un joven de su tiempo, alegre y con el privilegio de ganarse a quienes conocía...».