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Cuba es el punto de partida para cambiar el mundo

Uno de los más grandes representantes del movimiento Povera, Michelangelo Pistoletto, expondrá por vez primera en el Museo Nacional de Bellas Artes. A pocas horas de su llegada a Cuba, ofreció declaraciones exclusivas para JR

Autor:

Aracelys Bedevia

Michelangelo Pistoletto es un artista y teórico del arte italiano que ha vivido mucho del siglo XX. Nació antes de la Segunda Guerra Mundial y a los 14 años empezó a trabajar en el estudio del padre, que era pintor y restaurador de cuadros. Su obra está en importantes museos y galerías del mundo y dentro de unos días (a partir del 25 de noviembre) será expuesta por vez primera en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) de Cuba. Ha recibido numerosos premios y reconocimientos, entre ellos el Diploma de Benemérito de la Cultura y del Arte, de la Presidencia de la República Italiana y el doctorado Honoris Causa, de la Universidad de las Artes de Cuba.

Considerado uno de los principales representantes del Arte Povera, Pistoletto es un humanista, un hombre de pensamiento, que se sirve del arte para transformar la sociedad, que parte de la crítica para proponer un cambio, porque «el arte es también política, educación, economía. Es también sociedad», afirmó. «Ese binomio, dijo, debe generar algo nuevo y el artista debe tener la capacidad de transformar no solo el producto artístico sino también la sociedad porque el arte forma parte de la vida».

 

Las fotografías no están impresas sobre
espejos, como parece, sino en planchas de
acero pulido.

 

Las fotografías no están impresas sobre espejos, como parece, sino en planchas de acero pulido. Foto: Roberto Ruiz

En exclusiva para los lectores de JR, a pocas horas de arribar a la Isla para seguir de cerca los preparativos de su exposición (que ha sido organizada por el Centro Cultural Continua y Cittadellarte-Fondazione Pistoletto con la colaboración del MNBA) el connotado artista ratificó que la muestra abrirá con un performance emblemático en su carrera artística: una nueva Walking Sculpure (Escultura de Paseo), similar a la célebre Sfera di giornali (Esfera de periódicos) sacada a pasear por primera vez por las calles de Turín en 1967, y que esta vez recorrerá algunos sitios de la Habana hasta llegar a Bellas Artes.

Su exposición en el Museo incluye trabajos históricos del principio de su actividad, así como otros más recientes. Entre estos últimos está una nueva serie de cuadros-espejos, específicamente producidos para esta sede expositiva. Se trata de 18 nuevas obras que atestiguan la vida cotidiana en Cuba, mostrando sobre planchas de acero pulido a personas fotografiadas por las calles o en espacios comunes.

«La idea de exponer en Bellas Artes surgió en 2015, durante mi presencia en la XII Bienal de La Habana, donde participé con diversas intervenciones, performance, conferencias y muestras. Pero esta exposición (que ocupará varias áreas del edificio de arte universal del MNBA) fue pensada y madurada desde hace dos años junto al equipo del Centro Cultural Continua. Tiene como antecedente la acción realizada el 16 de diciembre de 2014, fecha en que se creó la embajada del Tercer Paraíso en Cuba e hicimos en la bahía de la Habana el símbolo del Tercer Paraíso junto a un grupo de pescadores. Un día después, los presidentes de Cuba y Estados Unidos se llamaron públicamente y anunciaron el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países. Saberlo fue muy importante para mí. Lo veo como un cambio político a través del arte.

La Cuba de Pistoletto. Foto: Roberto Ruiz

«Luego, en noviembre de 2015 efectuamos el 1er. Fórum Rebirth (renacimiento) Geografías de la Transformación para debatir acerca de la interacción activa entre el arte y diversas esferas del conocimiento. En aquella ocasión fui recibido por el presidente General de Ejército Raúl Castro. Le hablé del símbolo del Tercer Paraíso y se lo hice. Le expliqué el concepto y cómo a través del mismo intento mostrar que en el centro existe el equilibrio, la toma de responsabilidad. Con los dos círculos externos se representan los conflictos, las oposiciones, como el capitalismo y comunismo en los opuestos. Pero en ese tercer círculo central se puede crear una nueva situación, un nuevo estado, el equilibrio entre esos opuestos. Raúl me confirmó que este símbolo no es solo una obra de arte sino un símbolo político».

—¿Por qué elige a Cuba para impulsar su idea del Tercer Paraíso?

—Cuba puede ser el laboratorio para este posible cambio del mundo, porque es el punto final de un conflicto del pasado, pero puede ser el punto de inicio de un equilibrio del futuro. Aquí sigue existiendo ese momento exacto que dividió el mundo. Por eso pienso que este país tiene que ser un punto de repartida. De volver al inicio, porque no se pueden olvidar 60 años de historia y de resistencia.

«El Tercer Paraíso es el símbolo de la creación y el equilibrio. Partí del símbolo del infinito para crear uno nuevo, un símbolo que tiene un círculo en el centro y es ahí donde deposito, de manera conceptual, el equilibrio, el respeto. Es ahí donde el infinito se vuelve finito.

«Mi interés es desarrollar lo que significa ese símbolo que es el equilibrio en la economía, la política, la educación, porque todos esos sectores son los que conforman la vida de las personas. Quiero encontrar el nuevo equilibrio de las puertas opuestas en el mundo, desarrollar la política del equilibrio».

—Previo a la apertura de la exposición, del 22 al 24 de noviembre, será el 2do. Fórum en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.

—Es importante para mí que estén acompañados uno del otro y que las personas en Cuba conozcan todo el proceso que ha habido detrás de este Fórum. Esta es la manera mejor de mostrarlo, porque la exposición cuenta la historia de mi carrera y los procesos que me llevan al Tercer paraíso.

«Con el Fórum queremos unir las realidades que existen en Cuba y hacer un gran laboratorio para la transformación. Es importante hacerlo con las personas de aquí, generarlo desde adentro y no traer a otros de afuera a dar sus opiniones».

—Los espejos y otros objetos de la vida cotidiana marcan su obra como creador. ¿Con qué propósito los utiliza?

—A través del espejo he trabajado mi identidad. Me veo en él. Además de reflejarme yo y de ser un hecho artístico, se reflejan todas las personas que pasan delante de él. La sociedad entra en mi obra a través de ese objeto y me acompaña.

«Llegué a este trabajo de los cuadros espejos partiendo del ícono bizantino que tiene un fondo de oro (metal que no refleja la figura, solo la luz). En el acero pulido que se convierte en espejo encontré lo que para la religión es ese fondo de oro, lo inalcanzable».

—En la exposición que realizó recientemente en el Museo del Louvre puso a dialogar algunas de sus obras con las de esa institución cultural. ¿Pasará lo mismo en Bellas Artes?

—Mis cuadros espejos estaban instalados en el Louvre en la sala Italiana. El resto de las piezas se encontraban desplegadas por todo el museo y se iban interrelacionando con las del Louvre. Aquí vamos a desarrollar la misma idea, pero de una manera mucho más amplia. En la sala donde está el arte italiano, encontrarán tres autorretratos míos que se insertan dentro del ambiente del Museo. La idea es que mi obra cambie el sentido del retrato tradicional clásico y su relación con el público.

—¿Se considera un hombre de utopías?

—Soy un hombre de utopías pero también de realidades. La utopía es importante porque significa imaginar lo que todavía no existe. Pensar en eso. Pero tiene que convertirse en un proyecto, en una realidad.

«La Revolución fue una utopía que se convirtió en una realidad en el mundo. Y esa utopía que se convirtió en realidad tiene que convertirse en una utopía de equilibrio para el mundo».

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