BAUTA, Artemisa.— Las variedades de soya inscritas por el Instituto de Investigaciones de Granos en 2015 ganan cada vez más aceptación entre los productores. Caracterizadas por su ciclo corto, entre 75 y 90 días, con un rendimiento entre las 2,5 y 3,5 toneladas por hectárea, y adaptadas a la mecanización, unas son resistentes a la sequía y otras a la humedad.
Daysbel Toledo Díaz, al frente del programa de mejoramiento genético de este grano muy poco difundido en el país, explicó que tal resultado entraña mucho estudio y dedicación. «Las semillas proceden de Vietnam. Primero laboramos en la descripción, evaluamos sus comportamientos en verano, primavera e invierno, y las probamos en Sancti Spíritus, Camagüey y Granma, hasta dejar solo las mejores según nuestras condiciones».
Hasta la fecha se ha generalizado su cultivo en algunas provincias del país, con criterio favorable de los productores, en correspondencia con los buenos rendimientos y la posibilidad de sembrar hasta tres veces en el año y rotar los cultivos, precisó.
Aunque el uso fundamental es para producir el subproducto con que se alimenta a los cerdos, en el Instituto han elaborado queso a partir de la soya. Son múltiples los usos de este producto a nivel mundial.
La soya es rica en proteínas, vitamina K, calcio, magnesio, hierro y fibra. Además, tiene gran cantidad de otros minerales, vitamina B12, ácidos grasos Omega 3 y varios antioxidantes. Su producción en China y el este de Asia comenzó en el año 1 100 a.n.e. Como promedio, chinos y japoneses consumen diez gramos de proteína de soya al día.