Convencido en la fe del hombre, en sus eternas posibilidades de crecer y en la utilidad de la virtud, el 27 de mayo de 1960 Fidel convocó a organizar las Brigadas Juveniles de Trabajo Revolucionarias (BJTR), primera gran tarea que se le asignó a la naciente Asociación de Jóvenes Rebeldes y que alcanzaría una movilización masiva. Su fin fue rescatar a miles de muchachos que se encontraban desvinculados del estudio y el trabajo.
La prueba de fuego era subir cinco veces el Pico Turquino. Con ello expresarían su patriotismo y confianza en la Revolución, defenderían los más altos valores humanos y el espíritu antiimperialista e internacionalista. Luego, de acuerdo con la actitud y el nivel escolar alcanzado, continuaban sus estudios en diferentes carreras o se integraban a las escuelas militares.
Para hacer realidad tal misión, los jóvenes debían probarse en circunstancias similares a las que lo hicieron los combatientes de la Sierra Maestra. Se establecieron en campamentos ubicados en esa geografía, donde vivían en condiciones de campaña, recibían preparación cultural, política y militar, y ayudaban en la repoblación forestal, en la construcción de viviendas, escuelas y cualquier otro cometido.
El 17 de junio de 1960 partió de la terminal de ferrocarriles de La Habana el primer contingente de jóvenes rebeldes que se dirigía a la Sierra Maestra. Fueron despedidos en un emotivo acto al que asistió Fidel. En Pino del Agua se estableció la jefatura central, que recibió el nombre de Campamento Camilo Cienfuegos.
Después de tres meses de riguroso entrenamiento, unos 2 300 muchachos se graduaron. Arnaldo Tamayo Méndez, primer cosmonauta latinoamericano, tuvo la oportunidad de integrar la primera graduación de las BJTR. Tras ese contingente se incrementó el número de jóvenes y resultó necesario crear otros campamentos como el Nuevo Mundo, La Bayamesa, El Zapato y Ocujal.
Las anécdotas revelan que al comenzar los Cinco Picos los padres de los jóvenes tuvieron ciertos recelos. Planteaban que sus hijos eran muy pequeños para estar solos por los montes. Para quienes los dirigían encarnaba un gran reto, pues tenían que atender las necesidades de miles de jóvenes, con un grupo reducido de personas.
Fidel, junto a otros miembros del Ejército Rebelde, visitó el movimiento juvenil en la Sierra Maestra en diferentes momentos, y departió con muchos de los muchachos. Mientras compartía alguna excursión o una improvisada comida les daba indicaciones o solicitaba sus opiniones sobre cualquier tema.
Subir cinco veces el Turquino devino importante reto para toda la juventud y ser Cinco Picos implicaba reconocimiento y prestigio. Muchos de los jóvenes que vivieron esta gran iniciativa empezaron a laborar por vez primera en granjas, cooperativas e industrias, integraron las brigadas de alfabetización, y se incorporaron a las tareas de la defensa y a otras grandes misiones.
Fuente: Archivo Central de la UJC