SANTIAGO DE CUBA.— La rutina de los habitantes de esta ciudad fue sacudida poco después de la 1:20 de la tarde de este viernes cuando tuvo lugar el séptimo evento sísmico perceptible en este año.
«¿Lo sentiste? Este sí fue fuerte...» y «Menos mal que duró poco», fueron expresiones recurrentes entre los vecinos de la Ciudad Heroica, quienes a pesar de estar «acostumbrados» a lidiar con temblores de tierra, dada su cercanía a la principal zona sismogeneradora del país, no pudieron eludir el susto, los gritos y hasta las lágrimas en algunos casos.
Cuando horas después se impuso la calma, vendrían las anécdotas de aquellos que abandonaron el plato del almuerzo, las aulas, los papeles y hasta el dinero de la gestión en el Banco en busca de protección en las calles, con la interrogante a flor de labios: ¿De cuántos grados sería esta vez?
La explicación llegaría momentos después, en voz de los expertos del Servicio Sismológico Nacional, incansables en la vigilancia sismológica y activados en el procesamiento de datos tras el temblor.
El Doctor en Ciencias Enrique Arango, jefe del Servicio, explicó que fue localizado justo frente a la antigua fábrica de cemento, en la bahía santiaguera, a diez kilómetros de profundidad y que esa fue la causa de que el evento se sintiera tan intenso, a pesar de la magnitud.
Al final de la tarde la red de emergencia de los radioaficionados reportaba, como consenso, que el evento había sido percibido en varios puntos del Oriente como muy fuerte, corto y sin daños.
Los santiagueros en tanto retomaban su ritmo habitual, y aunque la experiencia les recomienda mantenerse alertas, intentaban olvidar el susto del comienzo de la tarde.