Asamblea de la UJC Autor: Adán Iglesias Publicado: 21/09/2017 | 06:04 pm
Cuando la maestra Maydalys McKenzie pidió la palabra y comenzó a hablar en la asamblea de la vanguardia juvenil del municipio de Las Tunas, la certeza de que las iniciativas pueden contribuir a solucionar atascamientos temporales y cambios de mentalidad tomó cuerpo entre los presentes.
«Nos falta originalidad para trabajar —afirmó la muchacha, quien se desempeña como docente en la escuela primaria de un pequeño asentamiento tunero—. Y valentía también, porque vivimos esperando que todas nuestras tareas nos las orienten desde arriba, sin la intervención de nuestras neuronas».
Y refirió cuánto cambió su comunidad a partir de iniciativas tomadas «por la libre» por su organización de base, como aquel carnaval infantil que organizaron con los niños y las niñas montados en carretas tiradas por bueyes, o el desfile martiano al que se sumaron hasta los viejos de la comarca.
A juzgar por lo dicho por otros delegados, parece que se trata de un mal endémico. En efecto, en no pocos colectivos juveniles prima el concepto de que su ejercicio se limita —amén de la reunión o las finanzas— a destacar una efeméride o a bailar reguetón con la ayuda de un termo de cerveza.
Los mejores espacios para influir
En el otro extremo del Oriente cubano, en Guantánamo, intervenciones inteligentes, enfocadas hacia la raíz de un grupo de asuntos que preocupan a la militancia y a los jóvenes sin esa condición política, caracterizaron el intercambio entre los 249 delegados a la cita juvenil de la ciudad del río Guaso, en las postrimerías del proceso a este nivel, camino al X Congreso de la UJC.
Casi desde el inicio, Yuniasky Crespo Baquero, primera secretaria de la organización en el país, visualizó una discusión sin dogmas en temas vitales como, por ejemplo, la labor político ideológica con los estudiantes de Medicina y el personal médico y paramédico con respecto a la obligación de prestar un servicio esmerado y con calidad en todos los niveles de la atención sanitaria a la población.
Alba Iris Asín Hernández, médico del principal centro docente asistencial de la provincia, el hospital Doctor Agosthino Neto, reconoció que no se buscan los espacios adecuados para influir en los estudiantes durante su tránsito por los ciclos clínicos, donde como parte de su formación profesional interactúan con los pacientes.
«Tenemos que encontrar esos momentos —insistió— para explicarles las razones que nos obligan a dar lo mejor de nosotros en el servicio a la población, la exigencia de realizar el examen físico al paciente como base del diagnóstico que emitimos, entre otros tópicos que complementan su formación profesional y humanista. Podemos cambiar muchos de esos criterios negativos que tiene la población», aseguró Alba Iris.
De igual manera Daniel Fernández Urgellés, un joven profesor de la Universidad de Guantánamo, esbozó la urgencia de que la organización abra brechas y actúe con dinamismo, intencionalidad y previsión en concretar espacios de recreación para los jóvenes, que tengan impacto en las universidades y además promuevan en las comunidades los mejores valores de nuestra cultura».
La «eternidad» de los problemas
No solo hay que identificar los problemas; es preciso, sobre todo, determinar posibles vías de solución porque de lo contrario las dificultades se harán eternas. Esta verdad como roca guió el análisis de la asamblea de balance del municipio granmense de Yara, donde varios de los cien delegados hablaron de la necesidad de llegar hasta el fondo en cada acción del comité de base para transformar realidades.
El campesino Adolfo Tamayo fue, con su amplio vocabulario, el primero en esbozar ese concepto al sentenciar que las organizaciones de base de las cooperativas y de otras entidades análogas deben de preocuparse con urgencia por la poca atracción que muestran muchos jóvenes de sus entornos por el trabajo en el campo, un problema que a veces parte del desconocimiento o falsos tabúes.
«Entonces, desde nuestros comités, tenemos que preguntarnos con seriedad: ¿qué estamos haciendo por el mañana? Y actuar rápido porque es un asunto muy importante para la nación», dijo.
En la asamblea también se movieron las intervenciones de otros delegados vinculados con las faenas en el surco, como Yusbel Ponce, Juan García y Dayron Cuba, quienes relataron sus experiencias para incidir en sus respectivos «radios de acción», término acuñado hace años para mirar hacia adentro y hacia fuera.
Yuniasky Crespo Baquero recalcó, en otras palabras, que los militantes no son extraterrestres, sino personas que están en la vanguardia, dan el ejemplo y tienen deseos de transformar.
«Cada uno en su lugar», expuso, una frase que describe las particularidades de cada territorio porque quienes habitan en Yara, municipio eminentemente agrícola, no poseen el mismo prisma que los de Centro Habana o Varadero.
La cultura desde dos ángulos
El tema más esgrimido en la Asamblea Municipal de la UJC en Santa Clara fue el de la cultura, si asumimos que esta no significa solo recreación pues, de una manera u otra, aflora en todo lo que hacemos.
Si no existe una cultura del trabajo, mal irá la producción o la prestación de servicios, e igual ocurre cuando somos incapaces de discernir entre un hecho artístico y una chabacanería, reflejo nítido de que nos falta formación.
Desde ambos ángulos se encauzó el debate, no propiamente sobre el significado de la palabra, sino en cómo enderezar por buen camino el esparcimiento, y tener siempre en cuenta esa cultura del detalle.
¿Y cuál es esta? Por ejemplo, que conozca la militancia de los comités de base cuál es el objeto social de sus respectivos centros, como enfatizó el joven Asid Aguado. Asombra este planteamiento que revela todavía la falta de ese elemental conocimiento en colectivos juveniles.
El delegado Daniel Martínez, trabajador de la Industria Nacional Productora de Utensilios Domésticos (Inpud), se refirió a que en vez de engavetar los problemas tratan de encontrar soluciones, y al papel protagónico que allí tienen los jóvenes.
Susely Morfa González, segunda secretaria del Comité Nacional de la UJC, afirmó que el primer referente para el joven es su comité de base. Por tanto, lo primero que debemos lograr es que funcione, una responsabilidad de los secretarios generales junto al resto de los militantes.
En cuanto a la recreación, Ovidio Gómez precisó que el talento artístico de las universidades y, en general, del movimiento de aficionados está subutilizado. ¿Por qué emplear este potencial solo de festival en festival?, inquirió. Sin dudas hay que poner ese talento en función de la comunidad, afirmó.
¿Y si doy el paso?
Hablar a «camisa quitada», como se dice en buen cubano, fue la premisa de los jóvenes del municipio pinareño de La Palma en su asamblea X Congreso de la UJC. Sobre su papel en la actividad forestal, en la agricultura y la economía del territorio, el trabajo de las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ) y la reticencia a ocupar cargos de dirección, dialogaron sin tapujos ni reservas, porque, según dijeron, «es tiempo de que a la juventud haya que frenarla y no empujarla, de hacer más cosas, pero hacerlas bien».
A Irevis Valdés Ravelo, de la Facultad de Agronomía de Montaña, le preocupa que hoy las investigaciones y resultados de las tesis de diploma de los estudiantes del centro, no son socializadas ni resultan de interés para las empresas del lugar, cuando la razón de ser de la institución educativa es, precisamente, contribuir al desarrollo. «Tiene la UJC el deber de llevar eso de la mano. Esta es una situación muy puntual del municipio y sus jóvenes», señaló.
Las BTJ no tienen en la actualidad el protagonismo que merecen. Así considera Maykel Toledo, quien atiende la actividad en La Palma. «No se reconoce a plenitud el trabajo del Movimiento Juvenil Martiano, de los innovadores, ni de la Brigada de Instructores de Arte José Martí. Hay que lograr que estos rindan cuentas a la UJC y, a su vez, que la organización tenga la responsabilidad de guiarlos y acompañarlos en todas las tareas. En eso hay lagunas todavía».
Tocar al hombre con las manos
Con el estilo directo y jovial de los hombres del campo respondió Eudis Diéguez en la Asamblea X Congreso de la UJC en el municipio santiaguero de Segundo Frente. ¿Cómo perfeccionar la vida orgánica de la organización? Con la creatividad de sus militantes y del secretario general, a quien hay que darle un poco más de facultades para hacer allí en su lugar, aunque el municipio lo sepa.
Para el dirigente juvenil de la zona de Seboruco, conocido como «el Pícaro», las claves para enamorar a los no militantes están en preparar cada día, cada mes, una sorpresa, como aquel intercambio memorable de regalos que hicieron en su organización, en el que entre flores y otros presentes originales, a él le dieron un jarro de cinco libras de flan.
Según el jovial muchacho también hace falta el reconocimiento, el estímulo moral a las tareas que realizan los militantes. En su caso hace seis meses que dejó el aula para trabajar en el campo y aún nadie lo nota.
Cuando se habla de universo juvenil, explicó el delegado, hay que tocar al hombre con las manos. Caminando por su zona donde lo mismo puede encontrarse a un joven atendiendo un biogás, aquel pastoreando las vacas, el otro echando comida a los animales… ha empezado a cambiar la manera de ver la organización entre sus coetáneos.
Mantener herramientas como el espacio de Conexión Necesaria, según Rodolfo Manuel Pérez, del Núcleo Mixto de Porcino, puede ser la clave para llegar a esa mayoría de jóvenes que encaminan hoy la vida económica del municipio, y de cuyos problemas y necesidades sabe poco hoy la UJC.
Aprovechar la rica historia que a flor de piel exhibe el montañoso municipio, para enriquecer valores y reforzar los sentimientos patrióticos y conseguir que la vanguardia juvenil funcione como un sistema integrado con sus movimientos y organizaciones, fue otra conclusión importante de la reunión de balance.
Insistir en las propuestas culturales, desarrollar carnavales infantiles en los consejos populares y sobre todo llevar los eventos y actividades más allá del poblado cabecera a las zonas de difícil acceso, con énfasis en los lugares donde están aportando los jóvenes, es la mejor manera de defender el empleo sano y útil del tiempo libre, preservar valores, rescatar tradiciones y hacer sentir una UJC vital y cercana.