LA HABANA, noviembre 18.— El centenario coche Mambí, verdadera residencia rodante que transitó las vías férreas cubanas a mediados del siglo XX, recuperó hoy su antiguo esplendor tras un arduo proceso de restauración.
Desde este viernes el público habanero y foráneo podrá visitar este vagón presidencial, construido alrededor de 1900, en Estados Unidos, ahora convertido en museo, en la calle Churruca, entre las edificaciones coloniales de La Habana Vieja.
El coche fue restaurado por un equipo de especialistas de la Oficina del Historiador de la Ciudad.
Con unas 80 toneladas de tara, su interior muestra el mobiliario, ajuares de lencería y vajillas, utilizados por algunos de los primeros gobernantes del período republicano, a partir de la segunda década del siglo XX.
Los expertos destacaron la ingeniosa distribución espacial que facilitó múltiples comodidades a sus inquilinos.
Originalmente iluminado con carburo y refrigerado con ventiladores y hielo seco, el carro posee dos salones, uno recibidor y otro privado, con camas abatibles y servicios sanitarios.
Se añaden dos habitaciones con baño intercalado; comedor para ocho comensales; cocina, cuarto de servicio para dos personas, con baño incluido.
El Mambí llegó a estas tierras en 1912 y adquirió su nombre gracias al presidente de la Compañía de Ferrocarriles Consolidados de Cuba, Horatio S. Rubens, quien fue colaborador de Tomás Estrada Palma, primer mandatario republicano (1902-1906).
Durante las guerras independentistas en la isla, en la segunda mitad del siglo XIX, los patriotas cubanos reivindicaron el apelativo de «mambí», que, al principio, las fuerzas colonialistas españolas les endilgaron con un sentido peyorativo.