El proyecto tiene en cuenta la capacidad conmovedora de los infantes. Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 21/09/2017 | 05:06 pm
Imagine esta escena. Usted es un bebedor y fumador empedernido. Un día tocan a su puerta de manera intempestiva. Al abrir se encuentra a una adolescente que, tras saludarlo cariñosamente, comienza a hacer un extraño proselitismo: «El alcohol usado de forma abusiva provoca accidentes y torna muy difíciles las relaciones interpersonales. También destruye las familias…».
Tal vez lo primero que venga a su mente es el bocadillo de un muñequito famoso: Esta película está al revés.
Y a ese tipo de reacción apuestan quienes expanden en Cuba un proyecto exitoso que tiene su génesis en Francia y libra una inteligente campaña contra vicios que desencadenan el cáncer y otras enfermedades.
Este método galo, conocido por sus siglas CRIPS: Centre Regional d’Information pour la Santé (Centro Regional de Información para la Salud), fue adaptado a nuestro país, donde se tiene en cuenta la capacidad conmovedora de los infantes. Cuando los niños se suman a campañas tan nobles es difícil creer que a ellos se les resista alguien a la hora de escuchar un mensaje salvador.
El núcleo de la expansión de esa experiencia en Cuba está en el Centro Comunitario de Salud Mental de Centro Habana, perteneciente al Ministerio de Salud Pública, donde el proyecto lleva a cabo la preparación de un grupo de pioneros de la escuela secundaria básica José María Aguirre, para que a partir de este mes comiencen su labor como agentes de cambio que contribuyan a educar a la comunidad en el autocuidado de la salud.
Entre las temáticas figuran el control de factores de riesgo como el tabaquismo, la ingestión irresponsable de bebidas alcohólicas, el sedentarismo, la obesidad y el sexo no protegido.
En el momento de visitar el Centro Comunitario de Salud Mental, la pionera Yuleine Cabrera Alarcón explicaba a sus condiscípulos las consecuencias que el alcohol trae para los adictos y las afecciones directas que les provoca a nivel cerebral.
Un trago cada una hora es lo que puede metabolizar el hígado, decía otro de los muchachos, y la doctora Esther Castillo Rodríguez, una de las líderes del referido proyecto, les explicaba que nadie llega a ser alcohólico en un día, pero que hay una línea muy breve entre el placer y el consumo irresponsable.
«Tanto el alcohol como el cigarro son drogas lícitas, porteras que pueden conducir al consumo de las ilegales. Crean dependencia. No empezar a consumirlas es lo ideal, pero hay que tener mucha fuerza de voluntad para salirse de su dominio una vez atrapado», precisaba la especialista.
Los carteles empleados por este método pasaron por el juicio de cada uno de los muchachos. Cada cual interpretó a su modo los mensajes pero todos concluyeron que las adicciones conducen por mal camino y provocan una de las peores enfermedades: el cáncer, responsable número uno de la mortalidad en todo el planeta.
Enemigo silencioso
Para enfrentar la proliferación de tumores malignos, en Cuba se creó hace cinco años la Unidad Nacional para el Control de la enfermedad, cuya misión está enrumbada a integrar en un Programa Estratégico Nacional de Salud la acción intersectorial y de la comunidad.
El Polo de las Ciencias Sociales y el Programa de Control del Cáncer han venido trabajando desde entonces de manera cohesionada. Las investigaciones sobre esta enfermedad en la Isla dieron lugar a un sistema para desarrollar la capacidad de enfrentamiento y prevención. Son dos las dimensiones en las cuales se trabaja: pesquisas biomédicas y las sociales.
Los estudios sociales relacionados con todo lo inherente a esta patología están dirigidos a diseñar y proponer medidas para reducir conductas de riesgo y perfeccionar la eficacia social del sistema de pesquisaje.
Innumerables son los esfuerzos que se realizan en el país para prevenir las enfermedades cancerosas, las cuales se han convertido en la segunda causa de muerte y la primera de años potenciales de vida perdidos.
Se han organizado más de 25 grupos de trabajo a nivel nacional, conformados por profesionales de experiencia, quienes han aportado conocimientos para la renovación y elaboración del Programa Integral para el Control del Cáncer, y el diseño de estrategias que se ajustan a cada provincia y municipio, e incluye a la Federación de Mujeres Cubanas, la Organización de Pioneros José Martí, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, y otras organizaciones.
Por esa razón, en medio de esta batalla por la vida, en el municipio capitalino de Centro Habana quedó constituido el Proyecto de Prevención de Adicciones y Enfermedades Crónicas no Transmisibles, el cual integra a la comunidad especialmente a los pioneros.
Con su implementación se pretende modificar conocimientos, actitudes y prácticas de la población en relación con el tabaquismo, ingestión de bebidas alcohólicas y otras sustancias, y de esa forma también influir en su prevención y control, explicó la doctora Esther Castillo Rodríguez.
La especialista recordó que el cáncer constituye un serio problema de salud para la humanidad y se estima que se incrementará con rapidez en los próximos años, principalmente a causa del envejecimiento de la población en muchos países y al control de las enfermedades infecciosas.
«Para poder movilizar la reserva de eficacia a nivel social en la lucha contra el cáncer, hay que empoderar a la comunidad y ponerla al frente de las acciones de control.
«Una de las vías de mayor impacto para ello es la gestión del conocimiento, de manera tal que a través de procesos activos de intercambio de información, juegos y talleres, entre otras vías, hagamos conocedora a la población de los factores de riesgo y qué hay que hacer para protegerse», señala.
En esta institución se aplica el CRIPS, adecuado al contexto cubano. Para combatir adicciones como el tabaquismo, alcoholismo y la droga se emplean afiches que pueden transmitir con su contenido más que mil palabras.
Dentro de la metodología se aplica un instrumento medidor del monóxido de carbono (CO) llamado coxímetro, mediante el cual los adictos al tabaco pueden comprobar cuán afectados están sus pulmones y sistema, a causa del alquitrán y otras sustancias tóxicas contenidas en los cigarros.
«En el Consejo Médico para la cesación tabáquica el número de pacientes atendidos se incrementó en 80 casos el año pasado en relación con el año precedente. Atendimos 244 casos», precisa la doctora Esther.
Para el año en curso, según la especialista, se empleará este instrumento en una estrategia con jóvenes de entre 15 y 25 años de edad, pertenecientes al Instituto Superior de Diseño Industrial, el Tecnológico de Informática Aguado y Rico, así como en el Preuniversitario del municipio de Centro Habana.
Como parte de CRIPS, también se usa con efectividad en la psicoterapia del Grupo de Alcoholismo otro instrumento de medida conocido como Kottabos, el cual ofrece los valores de alcohol en sangre.
Enfoque preventivo
Con el Proyecto de Prevención de Adicciones y Enfermedades Crónicas no Transmisibles se define prioritariamente el interés por un público joven de modo directo expuesto a problemas de salud pública, mediante un enfoque fundamental en la prevención de conductas viciosas.
«Promovemos acciones que influyan en la disminución del hábito de fumar y la ingestión de bebidas alcohólicas y otras sustancias. Aunque este proyecto está encaminado a trabajar esencialmente con los jóvenes no está limitado a ninguna persona por edad u otros motivos», aclara la doctora Lisset Argota Mora, responsable del trabajo relacionado con la drogodependencia.
Explica que las consultas infanto-juveniles se ofrecen en el centro cada lunes, en las que participan tres psiquiatras, para entre todos diagnosticar los casos más complejos.
«También los lunes impartimos clases para la familia de adolescentes con trastornos de conducta u otros problemas. Se les ofrece por parte de nuestros especialistas las herramientas para ayudarlos», apunta.