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El naufragio de la osa polar

En la natación desesperada de uno de estos animales durante nueve días para salvar su existencia, puede estar representada la suerte de la especie humana. El deshielo vertiginoso y las migraciones de especies desde el fondo de los mares, entre otras señales, advierten del peligro

Autor:

Patricia Cáceres

Una osa polar nadó ininterrumpidamente durante nueve días, recorriendo un total de 687 kilómetros, hasta encontrar un bloque de hielo sólido en el que descansar.

Según un estudio realizado por investigadores del Servicio Geológico de Estados Unidos, esta constituye la primera evidencia de osos polares, Ursus maritimus, recorriendo distancias tan grandes.

«Nadó de forma continua durante 232 horas. Recorrió 687 kilómetros de agua con una temperatura de entre dos y seis grados centígrados», dijo a BBC Mundo el zoólogo George M. Durner, miembro del equipo investigador.

«Nos sorprendió que un animal que pasa la mayor parte de su tiempo en la superficie del hielo pueda nadar de forma continua en aguas tan frías. Es una característica muy llamativa», añadió.

En aras de registrar con exactitud los movimientos del ejemplar durante un período de dos meses, se le colocó un dispositivo GPS. De esta manera, los científicos pudieron determinar cuándo estaba en el agua y qué temperatura tenía la misma.

El estudio demostró que el viaje fue posible, pero tuvo un alto costo para el animal, que perdió el 22 por ciento de su grasa corporal y a su cachorro de un año.

Los científicos creen en la posibilidad de que estos animales hayan desarrollado una resistencia extrema, como consecuencia del cambio climático.

De acuerdo con Durner, las condiciones en el mar de Beaufort se están tornando cada vez más difíciles para estos osos. «En décadas anteriores, antes de 1995, los hielos persistían durante el verano en la plataforma continental y en el mar.

«Esto hacía que las distancias y el costo para los animales de nadar entre los bloques de hielo aislados, o entre el hielo y el continente, fuese relativamente pequeño».

Mudanza submarina

Los efectos del calentamiento global también se están haciendo sentir en el fondo del océano. Científicos japoneses del Centro de Investigación del Medio Ambiente Mundial constataron que varias colonias coralinas de ese país asiático están «huyendo» hacia el norte debido al aumento de la temperatura del agua.

Para arribar a esa conclusión los especialistas compararon registros de corales en Japón desde 1930. De los nueve tipos examinados, cuatro se habían trasladado hacia los polos durante las últimas décadas.

«Las temperaturas superficiales del mar en invierno se han incrementado de 0,7 a 2,4 grados centígrados en los últimos cien años», indicó Hiroya Yamano, líder del estudio.

El equipo sospecha que las corrientes oceánicas que se mueven hacia los polos pueden ser el principal catalizador para esta rápida traslación, ya que son capaces de arrastrar consigo los pólipos de coral hacia zonas más aptas para las colonias.

Este descubrimiento constituye la primera documentación de la migración masiva de estos ecosistemas, aunque coincide con observaciones científicas anteriores.

En 2004 en Florida, Estados Unidos, los corales cuerno de ciervo y cuerno de alce se observaron más al norte de sus ubicaciones habituales, mientras que en Australia se han encontrado más al sur que en años precedentes.

Respuestas milenarias

Preocupados por las aceleradas consecuencias del cambio climático actual, investigadores de la Universidad de California, Santa Cruz, y de Kyushu, Japón, dirigieron una expedición al Mar de Bering.

Los especialistas taladraron a través de piedra y lodo hasta una profundidad de 700 metros en el subsuelo marino, y extrajeron muestras de sedimentos depositados durante el Período Cálido del Plioceno, entre 3,5 y 4,5 millones de años atrás, indicó la revista Amazings.

Los climatólogos están interesados en lo que esa etapa pueda decir sobre los efectos futuros del calentamiento global actual, particularmente en las regiones polares.

Toda información que se obtenga de ese período es extremadamente importante, ya que fue la última ocasión en la historia de nuestro planeta en que las temperaturas globales eran unos pocos grados más altas que las de hoy y los niveles de dióxido de carbono eran comparables a los actuales.

Varios núcleos de sedimentos profundos extraídos del fondo oceánico indican que durante esa época la región del Mar de Bering estaba libre de hielo durante todas las estaciones del año.

Los resultados del análisis indican, además, que las temperaturas promedio de la superficie del agua en ese mar superaban a las actuales en alrededor de cinco grados centígrados, mientras que las globales eran solo tres grados más altas que las de hoy.

Otras pistas

Un nuevo descubrimiento podría llegar a ofrecer claves valiosas para entender cómo reaccionará el Ártico frente al cambio climático. Así lo informó a BBC Mundo un equipo de investigadores de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, que descubrió cómo casi todo el metano liberado por el derrame de petróleo en el Golfo de México en abril del año pasado se disolvió en el agua a una profundidad de cerca de un kilómetro.

Al parecer se incrementó la cantidad de bacterias en el mar, que evolucionaron para metabolizar y limpiar este gas, segundo que más contribuye al efecto invernadero.

El Ártico contiene grandes cantidades de metano que cuando se libera en la atmósfera, a partir del derretimiento de los hielos, puede acelerar rápidamente el calentamiento en todo el mundo.

La investigación sobre el derrame de la plataforma Deepwater Horizon podría ayudar a los científicos a descifrar cuán peligrosa es la liberación de este gas, cuánto es procesado por el agua y cuánto va a parar a la atmósfera.

Algunos ven en estos depósitos una fuente potencial de energía para el futuro. Otros, en cambio, temen que si escapa, por el aumento de temperatura en los mares, podría amplificar el calentamiento global.

«En el Ártico seguramente habrá una suerte de respuesta microbiana; y en la mayoría de los lugares en el lecho marino, en los que puede tener lugar una liberación masiva, habrá una especie de filtración que ayudará a poblar el agua con microbios que puedan responder», afirmó John Kessler, líder de la investigación.

Sin embargo, advirtió, existen grandes diferencias entre el derrame en el Golfo de México y las fuentes potenciales de metano en el Ártico.

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