Cuanto se haga en función del esparcimiento, ha de garantizar que las opciones sean duraderas y no experimenten un declive al finalizar el período vacacional. Autor: Raúl Pupo Publicado: 21/09/2017 | 05:00 pm
«Terminó la reunión. Ahora es cuando comienza lo verdaderamente difícil…». La idea compartida por el vicepresidente del Consejo de Estado, Esteban Lazo Hernández, selló la jornada de trabajo sostenida este miércoles por la Comisión Central de Recreación, la cual viene evaluando con las instituciones y los organismos pertinentes cómo marchan los esfuerzos, especialmente durante esta temporada de vacaciones, en pos del esparcimiento de los cubanos.
El concepto recordó a todos que la verdad de las verdades habita allí donde las personas hacen su vida, crean expectativas y se conforman una visión del mundo a partir de experiencias constatadas desde el hogar y los espacios sociales cercanos.
Ese razonamiento resulta insoslayable si se trata de lograr resultados en empeño tan arduo y complejo como atender la recreación, o en cualquier otro desvelo de igual trascendencia estratégica para el país. Lo difícil —como propone en su espíritu la expresión compartida por Lazo— es llevar a vías de hecho una intención.
Porque se puede confeccionar un sinnúmero de informes y planes, pero si los propósitos no se convierten en realidades, si un guión no alcanza su feliz puesta en escena, entonces los desvelos no habrán llegado a su principal destino: la satisfacción de la gente.
No resultó fortuito que la Comisión —que también contó con la presencia del vicepresidente del Consejo de Ministros, Ulises Rosales del Toro, y con la primera secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), Liudmila Álamo Dueñas— comenzara su jornada con la lectura, por Esteban Lazo, de diversas opiniones recogidas entre cubanos de toda la Isla acerca de cómo funcionan las opciones de esparcimiento para este verano.
Es en el sentir popular donde se palpan satisfacciones y carencias, y donde puede medirse con realismo el trabajo de cualquier organización o entidad. «Debemos atender hasta la última de las opiniones», resaltó el Vicepresidente cubano, quien hizo hincapié en seguir de cerca el ánimo de las comunidades en las montañas, y además recalcó la importancia —llamado recurrente en este tipo de encuentros— de que cada quien responda por la responsabilidad que le toca.
Sobre el momento actual, que marca un poco más allá de la mitad de la temporada estival, Lazo comentó que «ahora hay que redoblar esfuerzos y evitar que, para cuando comience septiembre, se produzca un “apagón” en los planes diseñados para la recreación».
Más de un análisis tuvo lugar a partir de que tomaran la palabra representantes del Ministerio de Comercio Interior, del Ministerio de la Agricultura, del Instituto Cubano del Cine y la Industria Cinematográfica, y de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).
En cuanto al valor que tiene para la sociedad el trabajo de la FMC, integrantes de la comisión hicieron énfasis en la importancia que entraña la labor, entre todos, por defender los mejores valores del ser humano.
Liudmila Álamo resaltó la responsabilidad que tiene la UJC en potenciar, de conjunto con la FMC, la presencia de nuestras adolescentes y jóvenes en tareas concretas de la organización femenina. Es cardinal, dijo, que ellas asuman tareas bien definidas en el barrio.
El tópico de los valores espirituales, morales, éticos motivó varios análisis hacia el final del encuentro. A modo de punto de partida, Esteban Lazo indagó si existen valores que deben cambiar o desecharse con el cambio de los tiempos. ¿Acaso no hay principios y sentimientos válidos para todas las épocas? ¿Acaso deben pasar de moda el sentido de la honestidad, de la fidelidad, del amor verdadero, de la responsabilidad de los padres con sus hijos?, preguntó el dirigente.
Más de una intervención desembocó en el rol de la familia, espacio clave que
—como se dijo— si padece fracturas, incoherencias, abismos éticos, impactará con ese saldo negativo en la sociedad toda; y si constituye el lugar donde se formen hijos con noción del bien, entonces se estará ganando la pelea en aras de la dignidad humana.
«En el imprescindible propósito de sembrar valores —recordó Lazo— nada podrá sustituir el trabajo persona a persona».