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Listos para la prueba de toda la vida

Jóvenes cadetes de las diferentes especialidades del nivel superior transitan por el último peldaño de sus estudios, convencidos de que su rigurosa formación les garantizará el éxito

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

Quien observe a Lisandra Martínez, cadete de la Escuela Interarmas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias General Antonio Maceo, Orden Antonio Maceo, hallará detrás de su mirada y de su dulce sonrisa señales de preocupación. No es para menos, porque enfrenta los exámenes finales de su carrera y está próxima su graduación. Los nervios pueden traicionarla.

«Es un período de mucha tensión. Aunque desde el inicio de nuestros estudios nos preparamos para este momento, se requiere de mucho esfuerzo y dedicación para vencer los contenidos de cuatro años. Tenemos que vincular una amplia gama de conocimientos que van desde lo técnico-militar y las ciencias básicas hasta lo referido al medio ambiente, medicina y política, entre otras materias, y relacionarlos todos con nuestra vida diaria y nuestro futuro como oficiales de las FAR. Nunca imaginé cuánto tenía que estudiar».

Como futura oficial de mando en la especialidad de Protección Contra las Armas de Exterminio en Masa (PCAEM), Lisandra reconoce que el rigor y la exigencia que impone el estudio de una carrera militar es vital.

«Hay que tener carácter, firmeza y saber cumplir una orden para saber hacerla cumplir después. Y además debemos ser hombres y mujeres preparados no solo en la vida militar. Debemos nutrirnos de cultura y conocimientos de otras materias que nos ayuden en el ámbito profesional y personal; de ahí la importancia de estos exámenes. El rigor y la disciplina nos enseñan a planificarnos, a organizarnos, a establecer prioridades. De lo contrario, no sabríamos enfrentarnos a esta etapa y a otras que se nos avecinan», confiesa.

Como ella, todos los cadetes que cursan estudios en las instituciones docentes de nivel superior de las FAR en el país, están inmersos por estos días en la preparación y realización de los exámenes estatales que, con carácter ministerial, se realizan al término de su carrera. Se trata de conjugar dedicación, estudio y disciplina para graduarse, ya sea en el perfil de mando o técnico, con excelentes resultados.

Semilla para el futuro

La vida de un cadete demanda entrega y amor. Son jóvenes que deben forjar su carácter sobre la base de una fuerte preparación física y psicológica para enfrentar con éxito cualquier situación. En comparación con otros estudiantes universitarios, el ingrediente fundamental es la voluntad y el sentimiento por lo que se hace.

«Cursar estudios en la vida militar es muy diferente a lo que la mayoría de los jóvenes conocen. La dinámica es muy fuerte; ahora pueden estar sentados en un aula y a los diez minutos deben actuar ante una señal de alarma. Hoy pueden estar en su institución, pero mañana al frente de un pelotón dando instrucción militar y haciendo trabajo político con los soldados. En todos los casos deben estar preparados en su especialidad y dominar conocimientos de otras ramas», explicó el teniente coronel Idalberto Espinosa, Doctor en Ciencias, profesor desde 1996 de la Escuela Interarmas de las FAR General Antonio Maceo en la especialidad de Protección Contra Armas de Exterminio en Masa.

Además del examen integrador de la especialidad seleccionada para los cadetes del perfil de mando, o del trabajo de diploma que deben presentar si pertenecen al perfil técnico, los estudiantes deben realizar otro que aborda las Ciencias Sociales.

Para ello, añadió el profesor Espinosa, reciben durante toda su carrera asignaturas como Historia de Cuba, Apreciación Artística, Marxismo y Trabajo Político-Ideológico, las que le permitirán desarrollarse mejor en su vida profesional y personal.

«Como es lógico, el rigor es muy fuerte y es la garantía del éxito futuro, teniendo en cuenta que las comisiones de elaboración y discusión de los exámenes están conformadas por jefes y oficiales del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias», concluyó.

Yordenis Frómeta, cadete de la especialidad de Informática en el Instituto Técnico Militar José Martí, Orden Carlos J. Finlay, reconoce entonces la importancia de la preparación que han recibido durante toda la carrera como la clave para obtener buenos resultados al final, sobre todo para quienes como él eligieron el perfil técnico de estudios.

«Debemos examinar Ciencias Sociales y además presentar y defender un proyecto de diploma de acuerdo con nuestro perfil, que dé respuesta a necesidades de las FAR. Desarrollamos los temas desde años anteriores, porque la complejidad de un trabajo como ese no puede estar a expensas del finalismo. Por eso creo que llegamos a esta etapa con la conjugación de todos los conocimientos adquiridos y con la certeza de que la exigencia que hemos tenido como cadetes de las FAR nos garantizará cerrar con broche de oro».

Su colega de estudios, la cadete Beatriz Ramírez, exhibe orgullosa su sonrisa de triunfo por la presentación de su trabajo de diploma. En vísperas del examen de Ciencias Sociales agradece el apoyo y el interés de los profesores por hacer de ellos buenos estudiantes y futuros profesionales. Sin embargo, insiste en que «lo importante no es sacar una buena nota ahora, sino en la carrera de toda la vida».

El orgullo de ser futuro oficial de las FAR con el compromiso que eso entraña para con la Revolución y con uno mismo es la luz que ha guiado a Lisandra, quien sabe que el día de su graduación figurará en la lista de los momentos trascendentales de su vida junto a su participación como delegada de las FAR en el recién celebrado Congreso de la Juventud Comunista.

Su compañero Alián Miguel Velazco, cadete de la especialidad de Ingeniería Mecánica en tanques y transporte, también espera con ansiedad el momento en el que le coloquen las charreteras con el grado de teniente, porque desde ahora sabe que puede lograrlo.

«Un cadete a las alturas de su cuarto año está preparado para cualquier misión, no importa el estrés. Es lógico que nos preocupemos, porque son exámenes muy fuertes y decisivos, pero contamos con la confianza que nos da el estudio que hemos hecho desde el inicio. Ahora lo primero es salir bien para no perder el privilegio de vivir la gran emoción de culminar nuestros estudios.

«Ser oficiales de las Fuerzas Armadas con sentido del deber y con firmeza en nuestras ideas como dignos hijos y defensores de la Revolución, es la aspiración más grande que atesora un cadete, y por llegar a ella, todo sacrificio nunca estará de más», afirmó Alián.

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