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Reacomoda Santiago de Cuba estrategia contra el Aedes aegypti

Se busca lograr efectividad en la interrupción del ciclo vital del Aedes aegypti, principal transmisor del dengue

Autores:

Zenia Regalado
Odalis Riquenes Cutiño

SANTIAGO DE CUBA.— Con la cautela de quien enfrenta un enemigo peligroso, reincidente y camaleónico, esta oriental provincia reacomoda sus estrategias en aras de lograr efectividad en la interrupción del ciclo vital del mosquito Aedes aegypti, principal transmisor del dengue.

El cuadro epidemiológico del territorio es de alto riesgo. De manera permanente y desde hace más de diez años el municipio de Santiago de Cuba reporta elevados niveles de infestación, que si bien en etapas intensivas, como en el año 2002, pudieron controlarse, desde entonces han tendido al progresivo ascenso y hace más de tres años superan el uno por ciento.

Así retrata la situación la doctora Daisy Figueredo, jefa de la Unidad Provincial de Vigilancia y Lucha Antivectorial (UPVLA), con amplia experiencia en la tarea.

Las diez áreas de salud que comprenden el centro urbano de la cabecera provincial, precisó la especialista, además del poblado de El Caney, concentran la mayor infestación. Especialmente en las comunidades vinculadas a los policlínicos Julián Grimau, 28 de Septiembre, López Peña, 30 de Noviembre, Finlay y Camilo Torres, en el mismo corazón de la urbe, y el Armando García, que involucra al Consejo Popular de Sueño, se mantienen índices de focalidad altos.

El trabajo allí se torna tarea ardua, por cuanto, como describe el doctor Sergio Miranda, al frente de las fuerzas de la Campaña en el municipio santiaguero, implica el control de unas 168 000 viviendas, más de 5 000 centros de trabajo y cerca de medio millón de depósitos, bajos o elevados.

«En el resto de la provincia, explicó la doctora Figueredo,  tres municipios también aportan a la “positividad” provincial: Palma Soriano, que ahora mantiene índices de mediano riesgo; Songo La Maya, con muy alta infestación, y San Luis».

Según datos aportados por la Unidad Provincial de Vigilancia y Lucha Antivectorial, como promedio en ciclos de 11 días, en Santiago de Cuba son reportados entre mil y 1 500 focos de Aedes, de cien a 150 diarios. Más del 95 por ciento de los depósitos infestados son detectados en viviendas; el tres por ciento, en centros trabajo y el dos por ciento en terrenos baldíos.

Los principales problemas, aquí como en todo el país, se localizan en los tanques bajos, en especial los de 55 galones, usados convencionalmente para el almacenamiento de agua.

Sin embargo, acotó la doctora Figueredo, los datos proporcionados por los últimos ciclos han introducido la singularidad de que los llamados depósitos artificiales (latas, gomas, cascarones de huevo…) han desplazado a los tanques elevados de la segunda posición, alcanzando entre un 16 y un 18 por ciento de infestación.

¿Habitad ideal?

El mosquito Aedes aegypti es huésped habitual en tierra santiaguera y con él convive el peligro de aparición de una epidemia de dengue, dolencia que si bien hoy no tiene transmisión  en la oriental provincia, entraña una gran amenaza para el entorno local donde han circulado todos los serotipos de la enfermedad.

En la batalla difícil contra un vector veleidoso, el Estado no escatima recursos. Cálculos preliminares realizados por la UPVLA en un área de salud grande como la del 30 de Noviembre, revelaron que en un ciclo de dos semanas se erogaron más de 13 046 pesos convertibles solo para garantizar medios imprescindibles en el  trabajo como abate, linternas, pilas, bombillos, goteros, creyones y otros recursos.

Pero a pesar de la asignación de los recursos materiales necesarios y el seguimiento sistemático dado por las autoridades sanitarias y la máxima dirección política y de Gobierno en la provincia, ni las fuerzas especializadas, ni la población, han logrado hasta ahora efectividad en el enfrentamiento al vector.

Los múltiples análisis que cotidianamente se suscitan aquí sobre el tema, hablan de insuficiencias en la cadena de mando de la Campaña, problemas con la estabilidad, la atención y el completamiento de la fuerza especializada, poca calidad y falta de sistematicidad en el trabajo de detección de los criaderos.

A lo anterior se suma la ausencia de un quehacer organizado y persistente por parte de organismos como Servicios Comunales y Acueductos y Alcantarillados, encargados de mantener un adecuado saneamiento higiénico ambiental y la escasa percepción del riesgo entre la población, que cotidianamente delega la responsabilidad al sistema institucional y sustituye la conciencia por el descuido, el incumplimiento y la violación de las medidas establecidas para cerrarle el paso al vector.

La provincia tiene la particularidad de estar marcada por la escasez de agua, además muchas familias tienen vasos espirituales y tienen la costumbre de no desechar objetos que pueden convertirse en criaderos, a todo esto se suma las condiciones ambientales de temperatura y humedad relativa que favorecen el ciclo de vida estable y la multiplicación del vector.

Por otro lado y como detalló la especialista Figueredo, con el cambio climático y el actual incremento de las temperaturas y la humedad relativa reinante la biología del vector ha cambiado.

«Actualmente y como nos ha demostrado la práctica, el mosquito puede tener un ciclo vital más rápido, que va de cero a siete días, y no de cero a 11 días como se describe en los textos, por eso las medidas de control deben corresponderse con su ciclo vital».

Los reportes de focos de Aedes —un insecto tradicionalmente asociado a aguas limpias— en fosas, zanjas y cañadas, expone el experto Sergio Miranda, hablan asimismo de cuánto cambia un Aedes aplatanado, que tiene la capacidad de adaptarse a otras condiciones en aras de sobrevivir.

Adelantarse al enemigo

La intensificación del rigor sanitario, la aplicación de sanciones a los centros de trabajo reincidentes y a las violaciones dentro de la Campaña en barrios y comunidades, el arduo control internacional y la vigilancia en lugares de infestación mantenida, son direcciones que se tocan en la nueva estrategia de enfrentamiento al Aedes en marcha hoy en Santiago de Cuba.

Con especial prioridad se trabaja aquí, comenta Daisy Figueredo, para materializar la aspiración de adelantarse a la biología del vector, no dar tiempo a  que emerja el mosquito adulto, bajando a siete días el ciclo de visitas.

En aras de garantizar las fuerzas y los recursos necesarios con el objetivo de realizar un seguimiento efectivo en ese tiempo, y ante el imperativo de resolver las persistentes dificultades para la destrucción de los focos y del completamiento de la fuerza emplantillada, un contingente de 380 cuadros y trabajadores, movilizados durante un año, dan oxígeno a las labores de lucha antivectorial en la Ciudad Heroína.

Debidamente capacitados por especialistas de las unidades Municipal y Provincial de Lucha Antivectorial se han incorporado a las áreas de salud de la cabecera provincial. «Los vinculados a este contingente —único en el país—, y que hemos denominado Carlos J. Finlay, cien de los cuales fungirán como cuadros y el resto como operarios, serán capaces de llevar esos conocimientos adquiridos en el trabajo a sus barrios y comunidades; de manera que vemos esta fuerza también como una inversión para ganar además en la concientización de la población».

Buscando sembrar de manera definitiva esa responsabilidad ciudadana con la salud, se intensifican igualmente las labores de capacitación a organismos y a la población a través de los CDR y otras organizaciones comunitarias, acciones que son reforzadas con actividades de promoción realizadas los fines de semana por estudiantes de Medicina.

Evitar, mejor que descubrir y destruir

Descubrir, destruir y evitar. Esa es la tríada de vida, de las casi 3 000 personas vinculadas aquí al ejército de la lucha antivectorial. Dentro de estas tres tareas, la directora de la UPVLA prefiere la tercera. «Si nosotros no le proporcionamos al mosquito depósitos que puedan convertirse en criaderos, no hay necesidad de descubrir ni de destruir».

Materializar esa aspiración solo es posible con el control unido y responsable de la colectividad, lo mismo en viviendas y centros de trabajo, que con un accionar más efectivo y enérgico de las fuerzas especializadas.

Evitar la proliferación del vector implica desterrar del entorno santiaguero situaciones como que se vierta el abate puesto en los depósitos por los operarios de la Campaña, que por descuido no se tapen herméticamente los tanques, o se abran puertas y ventanas antes de los 30 minutos después de la fumigación…

Lograr éxito en el enfrentamiento al mosquito, estar en consonancia con el esfuerzo del que hoy forman parte miles de santiagueros y con los cuantiosos recursos que pone aquí el Estado, implica mayor vigilancia de las administraciones de los centros de trabajo y también elevar el rigor y la calidad en el trabajo de los campañistas, muchas veces desmotivados e insuficientemente atendidos.

Solo de la mano del actuar eficiente de las fuerzas especializadas, la actitud consciente y responsable de la población y la colaboración de todos, Santiago logrará apartar definitivamente de su entorno a ese enemigo peligroso, reincidente y camaleónico que es el Aedes aegypti.

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