En un mundo en el cual nadie premia a quienes se entregan a fondo por los demás y por su país, cuatro cubanos descomunales en el culto a la laboriosidad fueron condecorados como Héroes del Trabajo de la República de Cuba.
En ceremonia solemne, a la cual esos humildes no están acostumbrados, fueron galardonados con esa distinción por José Ramón Machado Ventura, miembro del Buró Político y primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros.
Los homenajeados, quienes debían aparecer en cualquier set de televisión o espacio de la prensa, son Migdalia Rodríguez, cocinera de una escogida de tabaco en Villa Clara; Eugenia Iveris Olivares, enfermera del hospital Doctor Agostinho Neto, de Guantánamo; Alfredo Cruz, soldador de la Empresa Azucarera Ramón Balboa, de Cienfuegos; y Benerando Rufino Ortiz, operario de máquina de conformar metales de la Empresa Conformadora 30 de Noviembre, de Santiago de Cuba.
En la ceremonia también se otorgó la Orden Lázaro Peña de primero, segundo y tercer grado a 27 trabajadores, y se impuso la medalla Jesús Menéndez a seis. También fueron condecorados con la Orden Lázaro Peña de primero y segundo Grado, respectivamente, la Base de TRANSCUPET de Matanzas, y la Empresa de Perforación y Extracción de Petróleo del Centro en esa provincia. Y el Plan especial del MININT de La Lisa, en Ciudad de La Habana, recibió la Medalla Jesús Menéndez.
También se encontraban los miembros del Buró Político Salvador Valdés Mesa, Esteban Lazo Hernández, José Ramón Balaguer Cabrera, Yadira García Vera, Pedro Sáez Montejo y Ulises Rosales del Toro.
En los homenajeados iba la reivindicación al trabajo de cientos de miles de cubanos que —por encima de coyunturas desestimulantes— no han dejado de aportar a este país.