Foto: Heriberto González Brito Un curiosísimo mamey con cinco semillas, unidas en forma de capullo, como los pétalos de una flor, fue traído al diario por la joven Yesenia Larrondo Castellanos, de 21 años, residente en Alturas de la Lisa, barriada enclavada en el municipio capitalino de igual nombre.
«Mi abuelo lo compró en un agro, en diez pesos y lo puso en el refrigerador, donde lo encontré al llegar de mi trabajo. Era grande, pero no tenía la forma típica del mamey, sino redondeado, en verdad extraño, y mi abuelita quiso que hiciera con él un batido. Al picarlo, descubrí cinco semillas como sujetas en un abrazo».
Enseguida la muchacha se lo mostró a su abuela, pero de todas formas tuvo que hacer con la fruta el solicitado batido.
Este interesante capricho de la naturaleza no se da todos los días. Normalmente el mamey posee una sola semilla, y a veces se ha visto con dos y hasta con tres, pero no es habitual que tenga cinco.