Foto: Franklin Reyes
VERTIENTES, Camagüey.— Cuentan los habitantes más longevos de aquí que es una tradición muy singular y atractiva. Sus rostros, de gente de pueblo, nacieron de la imaginación popular y de la espontaneidad y creación cederista.
Sus vestuarios, bien cuidados en armarios y roperos hogareños, se desempolvan para engalanar la ocasión, y los artistas del barrio dan vida, con cuerpos rellenos de recortes de telas, algodón y paja, al muñecón.
A todo lo ancho y largo de la arteria principal de esta tierra sureña, como eternos guardianes, los ya legendarios protagonistas, vestidos de verde olivo y de trajes multicolores, reciben al visitante, que no aguanta la curiosidad.
Y es que los casi personajes son típicos y exclusivos de la comarca, pues una y otra vez, de generación en generación, permanecen al lado de su gente, cómo diciéndole al entrometido, a quien no quiere entender nuestra Revolución: «¡Cuidado, que aquí en Vertientes sí estamos alerta, compay!».