Foto: Roberto Morejón / AIN El canciller cubano Felipe Pérez Roque calificó de «rotunda, indiscutible e histórica» la victoria diplomática de Cuba en el quinto período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de Ginebra, donde por consenso de sus 47 Estados miembros se adoptó la decisión de descontinuar el mandato de la representante personal de la Alta Comisionada de los Derechos Humanos para Cuba.
«Tras 20 años de resistencia, haber puesto fin y haber derrotado las manipulaciones del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, constituyen una espléndida victoria», enfatizó este miércoles el Ministro de Relaciones Exteriores ante la prensa nacional y la extranjera acreditada en La Habana, y la consideró un homenaje a la vida y la obra de la compañera Vilma Espín Guillois, dirigente de las mujeres cubanas, fallecida la víspera.
Pérez Roque, visiblemente satisfecho, dedicó ese triunfo a Fidel «por su magisterio de liderazgo», del que dijo «nos enseñó a resistir sobre la base de la verdad, de los principios, sin ponernos de rodillas, sin ceder»; y al pueblo cubano «sin cuyo sacrificio y resistencia en estos más de 15 años de período especial no hubiera sido posible la victoria».
Pérez Roque destacó el valor adicional de que ese resultado favorable a Cuba ha tenido lugar «en medio de brutales presiones del gobierno de EE.UU., que estuvo hasta el último momento tratando de que no se adoptara el documento» que sacaba a Cuba de la lista especial de países bajo observación de la anterior Comisión de Derechos Humanos.
Al explicar pormenores de lo acontecido, dijo que esas presiones no solo incluían la actividad de la delegación estadounidense en Ginebra —que intervino para dar a conocer su «decepción y dar rienda suelta a su frustración»—, sino también llamadas personales del mandatario George W. Bush y otras gestiones de alto nivel.
Puntualizó el Canciller que la decisión, adoptada por consenso, se sobrepuso también a un intento de último momento del gobierno de Canadá por lograr una decisión procesal que la revertiría, pero que fue derrotada 46 votos a uno.
Ni los países de la Unión Europea se atrevieron a romper ese consenso, cuando comprendieron que Cuba contaba con suficientes votos a su favor para suprimir la observancia ilegítima sobre la Isla, así que ahora queda establecido que no hay situación de derechos humanos que justifique esa observación.
«Esperamos nuevos pasos de rectificación de la Unión Europea» para hacer coherente su discurso y decisiones con la posición asumida en el CDH, señaló el titular de Exteriores cubano en alusión a la llamada «posición común», mediante la cual los países del Viejo Continente se sumaron y copiaron el Plan Bush que recrudecía el bloqueo de casi cinco décadas contra la Isla.
«Ellos han aceptado que no hay ninguna razón para mantener a Cuba bajo observación», acotó, así que Cuba espera que la Unión Europea elimine también las sanciones en su contra.
Hizo referencia a los antecedentes de esta victoria, puntualizando en la resistencia cubana «al uso discriminatorio y selectivo de ese tema para castigar a los que no se rinden, para doblegar a los que defienden su derecho a la independencia», lo que ha sido manipulado también contra los países del Tercer Mundo.
Agregó que durante años Washington pudo imponer su política, mucho más cuando dejó de existir el campo socialista y en los años duros hasta los amigos dudaban de la capacidad de resistir y vencer del pueblo cubano.
A ese contexto, que condujo al actual triunfo cubano, añadió el descrédito en que fue cayendo el organismo de la CDH por la manipuladora y chantajista política de Estados Unidos y el doble rasero aplicado, a lo que dio un puntillazo la desaprobación de la resolución cubana solicitando el envío de una comisión observadora al campo de reclusión que Estados Unidos mantiene en el territorio que ocupa ilegalmente en Guantánamo.
Cuba, además, obtuvo 135 votos para ser miembro del actual Consejo de Derechos Humanos, mientras que EE.UU. no se atrevió a poner en consideración su candidatura por temor a no ser elegido en la votación secreta.
Ante la conclusión ahora del mandato para observar a Cuba, lo calificó de acto imprescindible de justicia que el mundo le debía al pueblo cubano, un reconocimiento a la práctica solidaria de un país que tiene a más de 40 000 de sus hijos prestando servicio en más de 100 países y a más de 30 000 jóvenes tercermundistas estudiando en Cuba, y un reconocimiento también a su autoridad creciente como presidente del Movimiento No Alineado.
Esperamos que el gobierno de Estados Unidos no insista en el disparate de volver a reabrir el tema, puntualizó.
El titular cubano ya había aseverado que entendía la frustración de Bush, porque ya no cuenta con el único pretexto que les quedaba para su bloqueo, y con su habitual jocosidad Felipe Pérez Roque aseveró: «El presidente de la Casa Blanca se quedó colgado de la brocha y nosotros nos llevamos la escalera».