Foto: Roberto Morejón Cientos de economistas y contadores cubanos se dieron cita anoche en el Monte de las Banderas, sitio ubicado frente a la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en La Habana, para protestar por el doble rasero con que ese gobierno aplica su política contra el terrorismo, al dejar en libertad a un criminal como Luis Posada Carriles y mantener injustamente bajo prisión a Cinco jóvenes cubanos.
«La liberación de Posada es una humillación a la justicia internacional y en particular a la norteamericana. La Casa Blanca ha dejado en libertad a un criminal que ahora representa un peligro internacional, y especialmente para el pueblo de los Estados Unidos, donde reside el peor terrorista de toda América Latina», dijo Martha Mariela Hernández, economista de la unión de servicios al polo científico y a la investigación farmacéutica.
Otra que denunció la hipocresía del gobierno de George W. Bush fue María Victoria Bernabé, premio nacional de auditoría y vicepresidenta del consejo ejecutivo nacional de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores.
«Aunque lo traten de disimular ante el mundo, todos sabemos que la decisión de liberar a Posada Carriles no fue de la jueza Kathleen Cardone, sino de los principales gobernantes norteamericanos, a quienes les conviene mucho que ese terrorista confeso mantenga su boca cerrada».
«Si no existiera la criminal Ley de Ajuste cubano mi hermano no hubiera muerto a manos de dos jóvenes que, ilusionados por vivir en una sociedad consumista y conociendo la impunidad con que el gobierno de los Estados Unidos trata a los terroristas, lo ejecutaron para tratar de secuestrar un avión que los llevara hacia esa nación.
«Responsabilizo al gobierno norteamericano con el dolor y las lágrimas que aún derrama mi madre por la pérdida de uno de sus hijos», aseguró Isidro Rolando Acuña, profesor de la Universidad de Pinar del Río, y hermano del teniente coronel Víctor Ibo Acuña, quien recientemente murió como un héroe, tratando de impedir que dos secuestradores robaran un avión en el aeropuerto capitalino.
«Son los Estados Unidos, los mismos que se autoproclaman luchadores contra el terrorismo, los que estimulan a que se cometan estos actos, y los únicos en el mundo que liberan a criminales confesos», declaró Isidro Rolando Acuña.