Foto: Franklin Reyes El Ministerio de Comercio Interior (MINCIN) dejó de ingresar el pasado año más de 185 millones de pesos por concepto de pérdidas y faltantes, cifra que se agrega a los 416,9 millones que por esta misma causa arrastra esa entidad de años anteriores.
El descontrol económico y el relajamiento de la moral y la disciplina de algunos directivos y trabajadores fueron evaluadas como causas principales que conducen a estas pérdidas, según trascendió la víspera en una reunión realizada en la capital, donde se pasó balance a la gestión empresarial del MINCIN durante 2006.
«La impunidad debe acabar hoy mismo. Esa es la mejor manera de frenar estos hechos. Es imprescindible que cada dirigente vele celosamente por los recursos que el país pone en sus manos para el disfrute del pueblo», manifestó Marino Murillo Jorge, ministro de Comercio Interior.
«Hay que acabar con el robo y las irregularidades en el sector; en ocasiones un administrador se pasa hasta diez días sin depositar dinero y parece que nadie se da cuenta, con tantas personas que tenemos para controlarlo», agregó el ejecutivo.
En 2006 se realizaron en el citado Ministerio 33 843 inspecciones, las cuales detectaron casi 125 000 deficiencias. Se descubrieron anormalidades en más del 90 por ciento de las unidades investigadas y se aplicaron 5 742 medidas disciplinarias de distinto tipo.
En cuanto a la venta de mercancías se dijo que por problemas productivos hubo inestabilidad en algunos productos destinados a la canasta básica, como crema dental, jabón líquido, fósforo y envases para la sal y leche evaporada.
También se informó de irregularidades en la venta de productos industriales normados, y que la situación más crítica se presentó con cunas y colchones de canastilla, biberones y juguetes, que no llegaron durante el año analizado.
En el balance, el cual tuvo un marcado carácter crítico, se analizaron además incumplimientos en los servicios de tintorería y calzado, y se aludió a la falta de aseguramientos para la prestación de otros como los de relojería, peluquería y barbería, sastrería, alquiler de trajes y reparación de bicicletas.
En relación con la gastronomía se precisó que las deficiencias en la prestación de los servicios, la falta de preparación y profesionalidad de algunos trabajadores y de exigencia de sus directivos, así como la escasez de recursos para mantener el buen funcionamiento de las unidades reparadas, demuestran la ausencia de una política coherente para elevar la calidad en ese sector.
En la conclusión del encuentro, Marino Murillo reconoció que se han acumulado muchos problemas en el sector, pero que todos son solucionables. «Lo que debemos hacer es identificarlos bien, organizarnos mejor y trabajar con más seriedad y entrega».