Luego de tantos años de incertidumbre para proyectar a corto plazo la economía cubana, los trabajadores vuelven ahora a discutir el Plan, con vistas al 2007, en democráticas asambleas ajenas a todo formalismo, y con criterios realistas que maximicen las potencialidades internas para cerrarles el paso a los déficits que nos van lacerando.
En una reunión presidida por José Ramón Machado Ventura, miembro del Buró Político del Partido, y con la presencia de ministros y dirigentes sindicales, se reflexionó en la trascendencia de que el proceso de discusión del Plan 2007, que se efectúa en todos los colectivos laborales del país desde el primero de noviembre y hasta el 15 de diciembre, se asiente en la urgente necesidad de elevar los niveles de productividad, reducir los gastos y potenciar los ingresos de nuestra economía. Igualmente, se destacó que nada se haría si después ese Plan no es seguido y controlado sistemáticamente por el colectivo.
También se precisó que, con rigor, no se admitirá la planificación de pérdidas, salvo las que autorizadamente protejan renglones estratégicos. Y la envergadura del vuelco solicitado la evidencian ciertas cifras: un levantamiento hecho por el Ministerio de Economía y Planificación (MEP) en el primer trimestre de 2006, reveló que el 36 por ciento de las empresas reflejaban pérdidas.
También se alertó de la importancia que reviste el proceso asambleario en todo el país para debatir las resoluciones 187 y 188 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, recién aprobadas para poner orden y rigor en dos asuntos muy resquebrajados, que tienen alta incidencia en el avance económico del país: los reglamentos sobre jornada y horario de trabajo y sobre la disciplina laboral.
Se enfatizó que en tal vuelco a las administraciones se les exigirá un papel principal, pero el proceso de revitalización y adecuación no podrá ser de arbitrario, sino que deberá estar precedido por un democrático debate en cada colectivo, con alto contenido político.
Alfredo Morales Cartaya, ministro de Trabajo y Seguridad Social, señaló que se revisarán horarios, jornadas y el aprovechamiento del tiempo, sin tremendismos; y también se adecuarán los horarios de los servicios para que no coincidan con los de la mayoría de los trabajadores. De todo ello dependerá que, a partir de enero del próximo año, las nuevas regulaciones en cada centro laboral sean lo más racionales posible, y sobre bases objetivas.
Salvador Mesa, secretario general de la CTC, insistió en que no pueden aplicarse medidas improvisadas, sin apego al espíritu de la Ley, y enfatizó en que nunca deberán situarse los trabajadores y los colectivos por encima de los intereses de toda la sociedad.
Se alertó que ambos procesos, de tanta influencia para la vida del país y la democracia socialista, no pueden asumirse con el viejo estilo de las consignas y formalidades. En tal sentido, Machado Ventura manifestó que tal saludable implicación de las masas requiere preparación, esfuerzos y dominio de los trabajadores.