Foto: Franklin Reyes «Fidel me expresó la confianza y la certidumbre de que todos nosotros vamos a ser capaces de cumplir las tareas que el momento nos exige y las que nos va a exigir el futuro», aseveró Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, al mediodía de este martes en La Habana, en un acto organizado por los trabajadores de las oficinas central y auxiliares del Parlamento cubano.
Alarcón dialogó con el líder de la Revolución minutos antes de que se hiciera pública su Proclama por parte de Carlos Valenciaga, miembro del Consejo de Estado y jefe de Despacho de Fidel, a las 9:15 p.m. de este lunes.
«Yo tuve el privilegio de encontrarlo más o menos a esa hora. A las seis y tanto de la tarde fue que él me llamó aquí(a la sede de la Asamblea Nacional), y es un hombre que sigue siendo y seguirá siendo el Fidel Castro de siempre. Está peleando hasta el último minuto, aunque este no es el último. Como él mismo dijo alguna vez: ‘Los revolucionarios no se retiran’.
«El apoyo más firme que se le puede dar a la Proclama del Comandante en Jefe al Pueblo de Cuba es el de cumplir con todas las tareas y responsabilidades que demanda el momento actual, todos juntos, todos unidos, de manera que mientras él repose la Revolución continúe.
«Seamos capaces de empinarnos para estar a la altura de un joven de 80 años que todavía, después de pasar una operación delicada, que está necesariamente sometido a un régimen de reposo, se toma el empeño de vigilar hasta el último detalle, tomar todas las medidas que sean necesarias para asegurar que podamos continuar trabajando en las actividades prioritarias del país y enfrentarnos a una agresión.
«Seamos capaces también, todos juntos, todos unidos, de mostrar algo que se parezca a la dedicación, a la excelencia, al empeño que simboliza en este país el hombre que es Fidel Castro, en todas las labores de la vida, en todas las actividades, en el cumplimiento de todas las responsabilidades», añadió.
El líder de la Revolución, lo dice la Proclama, está consciente de que nuestro país vive en una situación muy específica, acotó el Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
«Cuba es el único del país mundo respecto al cual un gobierno extranjero —que sucede que es el más poderoso del planeta y el que ha hecho la guerra cada vez que le ha dado la gana—, ha dicho que no va a permitir que en la Isla se aplique nuestra Constitución, se apliquen nuestros Estatutos y se apliquen nuestra leyes; un gobierno extranjero que ha dicho también que va a impedir que eso ocurra y, además, que lo hará abiertamente».
Para Alarcón, en la práctica eso significa que «si un día Fidel no estuviera, sería la guerra. Eso es lo que quieren decir las palabras que ellos han convertido en documentos oficiales», dijo refiriéndose a las recientes declaraciones de la administración Bush.
Pero Fidel Castro va a pelear esa guerra. Y lo está probando, manifestó el Presidente del Parlamento cubano. «Se ha tomado el trabajo de prever, de adoptar las determinaciones que consideró necesarias para asegurar que continúe el funcionamiento, no sólo normal de la República, del país, del Gobierno —que eso es algo que está previsto claramente—, sino, además, de las tareas priorizadas de la Revolución».
Al ser interrogado sobre la repercusión internacional de la Proclama, Alarcón respondió que «ha habido la repercusión que se podía prever, y Fidel la preveía así; estaba consciente de que iba a ocurrir eso. Por una parte, constantemente, estamos recibiendo mensajes de mucha gente del mundo entero que está dolida, triste, preocupada; de mucha gente noble.
«Y, por la otra, ha habido manifestaciones que producirían vómitos. Mercenarios y terroristas que salieron a las calles de Miami la noche del lunes. Eran cuatro gatos, porque en esa ciudad hay mucha más población; cuatro gatos que salieron a celebrar, a festejar la supuesta muerte del compañero Fidel, como si eso significara volver a hacer las maletas que tantas veces han hecho para venir para acá».
Del imperialismo expresó que lo ha visto bastante atónito. «No saben cómo reaccionar, porque lo que nadie puede imaginar es la magnitud de Fidel Castro».
Se refirió a otras de las ideas expresadas por el mandatario cubano. «Lo que dice la Proclama es literalmente, exactamente, la verdad. Todos somos testigos, todos los cubanos, del esfuerzo extraordinario que lleva a cabo el Comandante en Jefe, y que ha sido así toda la vida. Y eso, desgraciadamente, tiene su costo, en términos de que puede llegar un momento en que el organismo se resiente y tenga dificultades como éstas que él ha afrontado. Pero es un hombre que está en condiciones de tomar todas las decisiones pertinentes antes de su reposo y plasmarlas en la Proclama», apuntó.
Al referirse a la decisión de delegar sus funciones con carácter provisional, Alarcón señaló que «es lógico que se aplique lo que la Constitución de la República y los Estatutos del Partido establecen. Estas medidas resultan necesarias por la situación en que él se encuentra, que lo obligará a estar varias semanas reponiéndose.
«Como es un hombre —agregó— que no solamente es el Presidente de la República, sino el que también ha tenido sobre sus hombros toda una serie de actividades prioritarias, se ha tomado el trabajo de distribuir las tareas y encargar las responsabilidades específicas a los compañeros que a partir del lunes último las tienen ahora sobre sus hombros.
«El líder de la Revolución trabaja de verdad; es un Presidente que se ocupa de la educación, de la salud, del programa energético, de tantas cosas —comentó Alarcón— y ante esta situación excepcional se ha tomado el trabajo de encargar específicamente a cada cual la responsabilidad que en ellos ha delegado».
En opinión del Presidente del Parlamento cubano, esa preocupación y ocupación del líder de la Revolución no es la que caracteriza a un gobernante burgués ni mucho menos, y eso al imperialismo y sus secuaces en Miami los ha sacado de paso, los ha sorprendido.
«No es lo que ellos se imaginaban, pero es lo que tienen que esperar, porque Fidel siempre estará luchando junto a los cubanos».
Alarcón aseguró que «toda la gente decente de este mundo ha recibido una prueba adicional, si hacía falta, de las virtudes, de los méritos, del altruismo de Fidel Castro».
Sobre los miles de mensajes y llamadas telefónicas recibidas de diferentes partes del planeta deseando la más pronta recuperación del mandatario cubano, afirmó que en todas «hay un sentimiento de tributo y de homenaje hacia ese luchador perenne, que está peleando, que redactó una Proclama, que la hizo él de su puño y letra, que la firmó él, y que precisó hasta el último detalle».
Al proponerle al colectivo de la Asamblea Nacional expresar su unánime respaldo a esa Proclama, no verbalmente, sino haciendo lo que les corresponde, Alarcón enfatizó: «Nosotros tenemos que ser capaces ahora de levantarnos, de empinarnos, de tratar de aproximarnos a su altura, para que mientras él repose, la Revolución continúe, y va a continuar».