La tecla del duende
Me cuentan de inicios que han sido finales, de cierres hechos principios. De viajes virtuales, disfrutados tanto como los reales. Y cuando me cuentan, cuento. Porque a cada vivencia de los otros experimento las mías; contrasto, aprendo, asciendo.
Me cuentan de amigos reconciliados por un texto, y sé de textos que unen amigos. Me dicen de la magia de un encuentro; sé de encuentros que generan magia. Y si me dicen de rutas que transforman al caminante, narro del caminante en permanente ruta.
Todo lo que me cuentan es posible, es probable, no obstante forjo mi criterio. Cada vez que me cuentan voy construyendo mi cuento, para incrementar argumentos, sumar historias, soñar desde lo real.
Acepta siempre que te cuenten, pero verifica. Escucha una vivencia o un relato, presto al filtro de lo útil, lo cierto y lo positivo. Es lo que me cuentan, fue lo que me contaron. Lo comprobé; ahora lo cuento.
En el consejo popular España Republicana, del municipio de Perico, en Matanzas, se ha constituido oficialmente una nueva tertulia de nuestra columna. Reporta Idadenia, coordinadora de los encuentros, que se habló de esta sección desde nuestros orígenes, como Tecla Ocurrente. Para ello tuvieron el apoyo de la entusiasta Lily, quien colecciona recortes con la obra de esta cofradía joven y rebelde, ya con 55 años de historia. Los amigos de otras provincias podrán comunicarse pronto con estos tecleros a través del correo electrónico, fundamentalmente los yumurinos.
De momento, ellos planean reunirse este viernes, para seguir sumando amigos. Ya le sorprenderá una visita ocurrente en sus encuentros.
Precisamente una matancera que reside en La Habana, Greter Abreu, nos escribe y se confiesa seguidora de esta columna. Ella llegó a la ciudad capital desde Colón. ¿Será la ciudad con nombre de Almirante la sede de una nueva tertulia?
Alba: No te me ocultes, necesito de tu luz, real y metafórica. Tomasito
La experiencia no consiste en el número de cosas que se han visto, sino en el número de cosas que se han reflexionado. José María de Pereda