La tecla del duende
En la Tecla aplicamos aquello de que quien da primero, da dos besos, por eso este sábado, a las 2:00 p.m., en la sede del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), en calle 17, número 301, esquina a I, Vedado, Plaza de la Revolución, nos encontraremos tecleros, tecladictos y hasta desteclados de toda Cuba y un poquito más allá para festejar el aniversario 13 de la columna, el 9no. de las peñas de JR con su familia de lectores y el Día de los Enamorados.
Como ocurre cuando se juntan ocurrentes, habrá sorpresas por burujón. Solo les recuerdo algunas: Presentación de Regalo de jueves (Guillermo Cabrera) e Historias con lupa (Luis Hernández Serrano), mesa dulcera cubana con las dulzuras que cada quien pueda aportar, concurso de narración oral para los que se atrevan a contar una pequeña historia en no más de tres minutos, rifas diversas, trova…
La entrada es totalmente libre, lo único que producirá ganas de quedarse. Allí nos vemos.
Sucede que un amigo de Rafael, activo ciberforista, le envió desde Sancti Spíritus letras ingeniosas. Aquí les van...
... Elijo a mis amigos no por la piel u otra característica cualquiera, sino por la pupila: ha de tener brillo inquisidor y tonalidad inquietante. No me interesan los buenos de espíritu ni los malos de hábito. Me quedo con aquellos que hacen de mí un loco y un santo. De ellos no quiero respuestas, quiero que me traigan dudas y angustias y aguanten lo peor que hay en mí. Para eso, únicamente siendo loco quiero los santos, para que no duden de las diferencias, y pidan perdón por las injusticias. Elijo a mis amigos por la cara lavada y el alma expuesta. No quiero solamente un hombro o un regazo, quiero también su mayor alegría. Amigo que no ríe conmigo, no sabe sufrir a mi lado. Mis amigos son todos así: mitad tontería, mitad inteligencia. No quiero risas previsibles ni llantos piadosos. Quiero amigos confiables, de aquellos que hacen de la realidad su fuente de aprendizaje, pero luchan para que la fantasía no desaparezca. No quiero amigos adultos ni aburridos, los quiero mitad infancia y mitad vejez; niños para que no olviden el valor del viento sobre el rostro, y viejos para que nunca tengan prisa. Tengo amigos para saber quién soy, pues viéndolos locos y santos, tontos y serios, niños y viejos, nunca me olvidaré de que «normalidad» es una ilusión estéril.
Papá: Toda la felicidad del mundo sería pequeña para nuestro regalo. Un beso. H y J
Yumary: Oftalmóloga mía, ¿cuándo vas a aplicarme tu operación Milagro? Te amo. Onel
Si nosotros inventáramos un nombre para un personaje de leyenda, le podríamos poner el nombre de Camilo Cienfuegos. Vilma Espín