Los que soñamos por la oreja
Si hasta hace apenas unos días alguien interesado en averiguar algo sobre un trovador denominado Alianny Abad Bonet, se me hubiese acercado para preguntarme por dicha figura, juro que habría tenido que responder que no conozco a nadie en el mundillo trovadoresco cubano con semejante nombre. No fue hasta el instante en que al recibir de Fidelito Díaz Castro la información acerca de la nueva emisión del espacio Verdadero complot, que me enteré de que así se llama mi ya viejo conocido Alito.
Guantanamero por nacimiento, pero holguinero por haberse desarrollado como persona y artista en la ciudad de los parques, él suele contar que descubrió la trova a la edad de 17 años mientras estaba en las Fuerzas Armadas en cumplimiento del Servicio Militar. Por entonces, varios de sus más cercanos amigos eran fanáticos de figuras como Frank Delgado y Carlos Varela, aspecto que lo motivó a componer sus primeras canciones.
Al salir de las FAR, de inmediato se acercó al quehacer de los cantautores agrupados en la Asociación Hermanos Saíz y así empezó a vincularse a la red de eventos que de la manifestación se desarrollan por todo el país. Por dicho camino, recuerdo que la primera vez que le escuché interpretar sus temas fue allá por el 2003, en una de las jornadas del festival Trova Viva, organizado en Moa por el también trovador Fernando Cabreja. En aquella ocasión y pese a su juventud, Alito llamó mi atención por su peculiar modo de asumir la canción, con una propuesta en la que el discurso de índole social se revestía con melodías y ritmos de aire contagioso, signado por un perfil sonoro donde el componente que invita a la diversión sirve a la vez para transmitirnos determinados mensajes.
Años después nos volvimos a encontrar en una de las ediciones de las Romerías de Mayo. Para entonces, él había crecido en su condición de hacedor de canciones y tenía a su cargo la peña Un, dos, tres, trovando, en la Casa de la Trova El Guayabero, situada en la capital holguinera. Dicho espacio, celebrado desde el 2005 todos los miércoles a partir de las cuatro de la tarde, ha contribuido de manera sobresaliente al renacimiento del mejor espíritu de la trova en la ciudad de Holguín, un lugar que —hay que admitir, durante un período de tiempo no muy lejano—, apenas contó con exponentes de esta corriente ideoestética.
Hoy, por fortuna, la provincia de Holguín da señales que apuntan a la reanimación de la canción de autor, y en esa movida, en la que se incluyen entre otros nombres los de Fernando Cabreja, Edelis Loyola, Carlos Pérez, Ivette Rodríguez, Manuel Leandro Sánchez, Rubén Darío Pérez, Yasser Tarafa y Oscar Eduardo Sánchez (recientemente radicado en Ciudad de La Habana), Alito resulta una de las figuras punteras, como lo demuestra con su intervención en la antología de jóvenes cantautores denominada Raspadura con ajonjolí, grabada por la EGREM y a la que él aporta su composición titulada Ariadna, donde en uno de sus versos define, en pocas palabras, lo que estima indispensable para el florecer de uno de los sentimientos humanos por excelencia: «es que el amor para triunfar no necesita más que fe».
Aunque la obra de este guantanamero devenido holguinero —con excepción de la aludida pieza Ariadna—, no aparece registrada de forma oficial en ninguna grabación, algunas de sus canciones están recogidas en un demo titulado No son lágrimas, que si bien técnicamente deja bastante que desear en cuanto a su calidad sonora, al menos le permite al oyente poseer una somera idea de las inquietudes que a la hora de componer motivan al juglar, galardonado en 2009 con la Beca de Creación Sindo Garay, concedida por el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau.
Ahora, quienes este sábado 19, a las 5:00 p.m., asistan al Centro Hispanoamericano de Cultura (Malecón 17, entre Prado y Capdevila) y sean testigos del concierto denominado Trovesando, que tendrá como protagonista a Alito Abad, podrán disfrutar de los decires de un auténtico representante de un estilo de canción que ayer, hoy, y confío que también mañana, al margen de vaivenes veleidosos de toda índole, es una de las genuinas maravillas de nuestra Isla.