Los que soñamos por la oreja
Inti Santana convoca a su espacio La Tanda en el Centro Cultural ICAIC. Foto: Iván Soca Aunque por el título del presente trabajo, alguien pudiese pensar que voy a hablar de la telenovela que por estos días se prepara, nada de eso. Es solo una expresión a la que echo mano como habanero amante de su ciudad y que se siente en extremo feliz por la intensa vida cultural, y en particular musical, que la capital ha vivido en recientes semanas. La etapa de julio y agosto dejó cierto sabor acre, pues no hubo durante el verano la cantidad de conciertos que en otros años.
Con dicha limitación arrancó septiembre y durante ese mes y parte de octubre, no fueron amplias las propuestas para concurrir a recitales en teatros o funciones al aire libre. Incluso, hubo uno que otro sábado en que la única alternativa con la que contamos los interesados en cierto tipo de propuesta sonora era dirigirse a un lugar como El Tocororo, sitio turístico en el que Frank Delgado presentó su espectáculo Canciones decadentes para borrachos sensibles. De manera lamentable, el ambiente bohemio que propicie el encuentro entre amigos en una descarga, hoy se ha perdido de la vida habanera y como sucediese en espacios como el Sol sostenido del Barbarán o La hora violeta del Panorama, el que se dio en El Tocororo con Frank y sus invitados también se fue del aire.
Pero lo bueno es que, como dice el refrán, siempre que llueve escampa y hace unos fines de semana, Ciudad Habana vive una programación de conciertos que lo ponen a uno en tres y dos (al decir del lenguaje beisbolero) a la hora de decidir a dónde asistir. Todo comenzó hace ya veintitantos días, cuando en La Puntilla, el domingo 5 de noviembre, David Torrens se presentó como parte de una campaña del Parque Metropolitano en defensa del ambiente. En el hermoso escenario natural de 1ra. y Cero, que invita a que allí se organicen con asiduidad otros conciertos, además de David y su grupo, actuaron Polito Ibáñez y William Vivanco.
En esa propia tarde en la Tropical, una de las más importantes bandas cubanas de rock del momento celebraba con una función especial su décimo aniversario. Combat Noise, la tropa de metralleros que encabeza el vocalista Juan Carlos y que en el presente cuenta en nuestro país con una fiel fanaticada de amantes al metal radical propugnado por la agrupación, se merece una sentida felicitación porque durante un tiempo no despreciable, ellos han sabido defender contra viento y marea su sueño y tal admirable proceder, por encima de cualquier otra diferencia de origen estético, hay que respetarlo.
Sería bueno aclarar que como parte de la reanimación en lo concerniente a presentaciones que en música vive Ciudad Habana, hay que incluir la realización de lo que se conoce como La tanda, espacio que desde hace meses organiza Inti Santana cada viernes entre seis y ocho de la tarde en el Centro Cultural ICAIC y que resulta una oportunidad para conocer de primera mano lo que acontece con disímiles representantes de la Canción Cubana Contemporánea. En ese mismo lugar y en idéntico horario, los domingos se produce la actuación del grupo Gala Mayor, que nos brinda la posibilidad de contactar con lo que andan haciendo muchos de los ganadores del Jojazz, evento que entre los días 22 y 25 de este mes tiene su nueva emisión.
Así las cosas, el sábado once fue de esos que como ya les decía antes, nos colocaba en la encrucijada de tener que escoger a dónde ir y con ello, saber que algo bueno uno se iba a perder. En horas de la tarde, el teatro Amadeo Roldán abría sus puertas para que los interesados disfrutasen de un soberbio concierto de Aldo López-Gavilán, su grupo y la orquesta del conservatorio Roldán. Apenas unas horas después, en distintos escenarios actuaban Carlos Varela (con nueva banda), Inti Santana (también respaldado por varios músicos) y la agrupación mexicana de rock Jaguares.
La semana pasada no fue menos intensa y por ello, se programaron funciones a cargo de Aceituna sin Hueso, Equis Alfonso, Lien y Rey, Alain Garrido y Leonardo García, Escape y Zeus, y hasta un mano a mano entre los Kents y Dimensión Vertical, como los que se realizaban hace más de 30 años en la escena habanera de rock. En fin, sobran razones para decir ¡oh La Habana!