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En el colmo de la atrocidad y de la impudicia, el 20 de abril de 2005 se puso a disposición de quienes gustan de los ciberjuegos un nuevo «entretenimiento»: el Super Columbine Massacre RPG, que entre esa fecha y mediados de mayo de 2006 había sido adquirido por 40 000 individuos. Está basado en el asesinato múltiple cometido por dos adolescentes de la escuela secundaria de Columbine, en 1999, y con una sordidez total el juego diseñado por el joven de 24 años Danny Ledonne, restaba importancia a la masacre que sacudió a Estados Unidos y al mundo, cuando Dyland Klebold y Eric Harris mataron a 12 de sus condiscípulos y a un maestro antes de suicidarse ambos en la escuela de Colorado.
Como es de suponer, este trivializar los asesinatos indignó a las familias que habían perdido allí a sus hijos y a sus amigos. También preocupó a muchos de quienes saben que viven en una sociedad que tiene en la violencia uno de sus basamentos culturales. Pero Ledonne ha defendido su creación diciendo que estaba en Columbine cuando ocurrieron los hechos, que él era un muchacho intimidado, rodeado de una cultura de elitismo, y que en aquel momento consideró a los asesinos «jóvenes muy serios, sensitivos e inteligentes».
Son muchas las afirmaciones de que estos juegos con la violencia contribuyen e influyen en no pocos asesinatos múltiples o seriados en Estados Unidos. Los dos de Columbine, Klebold y Harris, eran adictos a esos «esparcimientos» y ahora sirven a su vez de modelos quién sabe a cuántos asesinos en potencia.
Se sabe que las fuerzas armadas estadounidenses utilizan los ciberjuegos para entrenar a sus soldados y también para embullar a la muchachada a enrolarse en sus filas, estimulando en ellos el convertir en realidad las «hazañas» y la puntería que despliegan como «recreación».
El tema lo saco a relucir porque también hay otras formas y procedimientos para capacitar a los individuos en las artes de matar. El San Francisco Chronicle traía este lunes un reportaje de su periodista Vicki Haddock bajo un terrible y sugerente titular: La ciencia de crear asesinos, donde afirma que el método se conoce como «killology», algo así como asesinología.
Como es de suponer tomó como referencia al soldado texano de 21 años Steven Green que una vez contó al periódico militar Stars & Stripes su experiencia cuando le disparó a un iraquí que no se detuvo en un punto de control: «Fue como si nada. Aquí, matar a gente es como aplastar una hormiga. Quiero decir, usted mata a alguien, y es como si dijera “Está bien, vamos a comernos una pizza”». Green y otros cuatro soldados luego violaron a una muchachita iraquí de 14 años y asesinaron a sangre fría a su familia.
¿Psicópatas o entrenados para matar? Realmente los juegos al estilo Columbine y el adiestramiento militar donde se marcha al ritmo de «kill, kill, kill» (Mata, mata, mata) son prácticas efectivas para suprimir la repulsión humana a tomar la vida de otros. Y dice la periodista del rotativo californiano que «estas están entre cientos de técnicas que los expertos dicen que pueden reacondicionar el cerebro humano» y esa es la «asesinología», el término que acuñó el teniente coronel (retirado) Dave Grossman, antiguo ranger y profesor de ciencias militares en la famosa academia de West Point, para definir que sus soldados dejen de pensar como humanos y utilicen la porción primitiva del cerebro para que, simplemente, puedan matar...
Si alguien duda de la efectividad de esa «ciencia» los estudios sugieren que el 55 por ciento de los soldados de EE.UU. dispararon sobre el adversario durante la Guerra de Corea y el índice se elevó al 90 por ciento durante la Guerra de Vietnam. Con cursos agresivos de autodefensa en las escuelas y entrenamientos militares y juegos como Columbine ¿en cuánto estará la tasa en esta guerra de Iraq?