Acuse de recibo
«No estoy pidiendo un favor, estoy pidiendo lo que por derecho me corresponde», sentencia Leoncio Galano Gaínza desde calle Bayamo, sin número, entre Leyte Vidal y Martí, Mayarí, en la provincia de Holguín.
Cuenta Leoncio que él es técnico en Fiscalización y Control de Normas y Reglamentaciones en la empresa de Comercio de Mayarí, un trabajo que califica de «netamente operativo» en el más extenso municipio de esa provincia, en el cual más del 60 por ciento de sus funciones las realiza recorriendo la base.
Y a la hora de cobrar los gastos de dieta, por realizar labores fuera de la localidad, casi nunca en la caja de la entidad cuentan con el dinero disponible para resarcir esos gastos.
«Pero sí hay muchas justificaciones y peloteos, dice, para no pagar: que si el dinero que tienen no alcanza, que si le falta una firma al cheque o no lo han hecho, que no se han hecho los rembolsos, que si el dinero se utilizó en pagos menores o alguien se lo llevó todo…
«Sabemos la situación que tenemos con el transporte, y los elevados precios de los pasajes, pues siempre hay que ir a morir con los particulares. En mi empresa se agotaron las posibilidades, pues esta situación es de conocimiento del Director, al cual me subordino. La conoce el Sindicato, el núcleo del Partido y todo el personal de las áreas Contable y Económica. Todos te dan una respuesta diferente».
«Cuando saco los gastos en que incurro al finalizar el mes, me doy cuenta de que estoy trabajando solo por cumplir con mi deber social. No hay economía que aguante, mucho menos la del bolsillo. ¿Qué se hace con el dinero que se asigna para las dietas?», concluye Leoncio. Y espera una respuesta.
Joana Lima González quien reside en Calzada de 10 de Octubre, No. 1269, apto. 7, entre Carmen y Vista Alegre, Víbora, municipio capitalino de 10 de Octubre, cuenta que con el método antiguo de Lucha contra Coleros para adquirir alimentos y objetos de aseo controlados, nunca logró comprar nada.
Y ahora, con el cambio de numeración mediante la libreta de abastecimiento, ella, que es consumidora de la bodega que está frente al paradero de La Víbora y le corresponde comprar los cinco productos en el Cupet de 10 de Octubre y Lagueruela, se alegró con la nueva medida.
Pero, y vuelven los peros, Joana está más o menos en la misma situación, pues en dicho Cupet situaron a comprar los consumidores de 12 bodegas, pero no surten los productos.
«En la segunda semana de diciembre empezó el método, manifiesta, y teniendo el ticket 394 solo pude adquirir un kilogramo de detergente y dos “pepinos” de refresco. Mi esposo lleva tres semanas yendo todos los días dos veces al día, y no entra nada.
«Solo han traído pollo, aceite y picadillo dos veces, pero todo parece indicar que muy poco, porque desde hace tres semanas se quedó en el 323. Y las salchichas nunca han entrado.
«Supe que en otros Cupet del municipio sí entran los productos. Entonces, ¿qué sucede en el que yo compro? Me cansé de llamar a los teléfonos del Centro de Control que atiende los Cupet y no cogen el teléfono.