Acuse de recibo
El pasado 1ro. de abril, desde la ciudad de Bayamo, Rigoberto Guerra Martínez contó aquí que, como profesor auxiliar de la Facultad de Cultura Física de la Universidad de Granma, le aplicaron el 14 de diciembre de 2021 la medida de traslado temporal por seis meses a una plaza de menor remuneración, con derecho a reintegrarse a la suya.
Entregó su reclamación al presidente del Órgano de Justicia Laboral (OJL) el 21 de diciembre, dentro del plazo estipulado. El OJL hizo las entrevistas e investigaciones pertinentes, y su presidente convocó la vista el 18 de febrero de 2022. Esta no se celebró al no asistir ni el presidente ni ningún otro miembro. Se volvió a convocar para el 4 de marzo, y tampoco fue por similar razón.
El 15 de marzo Rigoberto fue al Órgano del Trabajo en Bayamo, y lo atendió el jurídico, quien prometió alertar a la Universidad de Granma, el Sindicato y el OJL, y le dijo que volviera en diez días. Fue el 24, y el jurídico, al no tener respuesta del Sindicato ni del OJL, le sugirió ir a Fiscalía Municipal. Fue, quien le atendió le tomó los datos y le informó
que el proceso demoraba entre 30 y 60 días para darle una respuesta.
«A los 60 días, añadió Rigoberto, ya he cumplido con la sanción de seis meses. La Ley se cumple para sancionarme, mas no para darme respuesta de la decisión que corresponde dar a las partes por parte del OJL de la Universidad de Granma», concluía.
Al respecto, responde Dixán Fuentes Guzmán, fiscal jefe de la Dirección de Atención a Ciudadanos de la Fiscalía General de la República, que el 24 de marzo Rigoberto fue atendido en la Fiscalía Municipal de Bayamo por la fiscal Marisol Carricarte Ochoa.
«Teniendo en cuenta que la fiscal durante la atención advirtió un posible quebrantamiento de lo dispuesto en el artículo 173 de la Ley 116, en la que se establece que a partir del día siguiente de recibir la reclamación del trabajador, el Órgano cuenta con un término de hasta 24 días hábiles para emitir la decisión procesal correspondiente, procedió a recepcionar sus planteamientos mediante acta de entrevista, e informarle que la Fiscalía cuenta con un término de hasta 60 días para su tramitación, conforme a lo establecido en el artículo 24 de la Ley 83, Ley de la Fiscalía General de la República», refiere.
Y agrega que durante la investigación de la reclamación «se constató la dilación alegada por el promovente, accionando el fiscal, lo que permitió que en fecha 6 de mayo se celebrara la comparecencia del Órgano de Justicia Laboral, y se procedió a la notificación del acuerdo resultante el 11 del propio mes, declarando sin lugar la reclamación».
Sin embargo, concluye, el reclamante no estableció demanda al órgano jurisdiccional.
Agradezco la respuesta y la intercesión de la Fiscalía en el asunto. Pero lamento que por falta de respuesta de la administración de ese centro de Educación Superior, y de su Órgano de Justicia Laboral —tan accidentado en cumplir con la legalidad—, no se pueda esclarecer del todo esta historia.
Freddy Aníbal Fernández Sosa (calle Santos s/n, entre Vigía y Reinaldo Pérez, San Francisco de Paula, San Miguel del Padrón, La Habana) considera que son un asunto de vieja data las cada vez más frecuentes inundaciones en la capital con motivo de torrenciales aguaceros propios de esta época de lluvia, y también reforzadas por tormentas tropicales y huracanes.
Precisa que lo visto y sufrido en estos días con respecto a las grandes inundaciones «es un problema multifactorial, al cual no se le ha dado el tratamiento adecuado y las soluciones que requiere».
El abecé, según Freddy Aníbal, es en este orden: destupir con rigor y calidad todas las redes del sistema de alcantarillado; acometer el dragado de ríos, arroyos y zanjas donde tributa el alcantarillado y llevar todas las calles mal asfaltadas a su nivel original, quitando las sobrecapas de asfalto que en la mayoría de los casos sepultan el badén y roban su capacidad de evacuar y conducir las aguas a los tragantes diseñados para ello.
E insiste en «eliminar todos los errores y chapucerías en la pavimentación cometidos durante muchos años en la ciudad, que han descontrolado, obstruido y desviado el normal cauce y curso de las aguas pluviales que no encuentran por donde salir», concluye.